Hace ya seis años que se divorciaron Brad Pitt y Angelina Jolie, pero las aguas todavía no se han calmado entre los dos que en 2014 decidieran pasar por el altar. Su guerra en los tribunales no cesa, no solo por la custodia de sus hijos (ya que no consiguen ponerse de acuerdo), sino también por los bienes materiales que tienen en común.
En cuanto a la custodia de sus hijos, el actor quiere que esta sea compartida, mientras que su exmujer no quiere concedérsela. Uno de los bienes por los que más han tenido disputas en los últimos meses ha sido el Cháteau Miraval, la residencia donde se casaron en agosto de 2014.
Pues bien, Brad Pitt denunció este verano a Angelina Jolie por haber vendido su parte del castillo a una persona desconocida, un movimiento que según el actor hizo ella sin avisar a su exmarido, algo que ahora ha desmentido Jolie con su demanda.
No obstante, según ‘Page Six’, ahora ha sido Angelina Jolie la que habría denunciado a Brad Pitt. Habría sido la empresa Nouvel, fundada por Jolie, la que habría presentado una demanda de 252 millones de euros contra Pitt por llevar a cabo una astuta campaña para "tomar el control" de la bodega francesa que compraron de manera conjunta cuando eran marido y mujer "en represalia por los procedimientos de divorcio y custodia” y para "garantizar que Jolie nunca vería ni un centavo".
Ahora, Angelina Jolie ha asegurado que ella, antes de venderle su parte a un desconocido, intentó hacer lo propio con el actor, pero no consiguieron llegar a un acuerdo: "Aunque Jolie no estaba obligada a vendérsela a Pitt, se ofreció a venderle su participación y negoció con él durante meses. Casi llegando a un acuerdo", puede leerse en la demanda.
No obstante, todo se torció cuando él le interpuso "una demanda de última hora con condiciones onerosas e irrelevantes".
Al final, Angelina terminó vendiendo en octubre de 2021 la casa a Tenute del Mondo, "después de que Pitt ignorara la oferta final de Jolie de vender su participación en la bodega en los mismos términos que había propuesto Pitt pero sin la cláusula de silencio", que le impediría hablar sobre las circunstancias que le llevaron a pedir el divorcio.
La pareja compró el viñedo Chateau Miraval en el año 2008 por la cantidad de 45 millones de euros, situado en la Provenza al sureste de Francia.