Brad Pitt cambia de look cada vez que cambia de novia: las fotos que lo demuestran

Brad Pitt ha estado bueno desde que tenemos constancia de que existe Brad Pitt. Es el típico tío guapo que, además, ha ganado con la edad. Pero no nos dejemos engañar. Ser "guapo" no solo es genética, también es estética. O sea, además de la materia prima tiene que llevar un poco de ornamento. ¿Sería sexy Johnny Depp sin esa pinta de loco desaliñado? Quién sabe.

Lo que no sabíamos es que la estética de Brad Pitt ha cambiado a lo largo de los años al ritmo que cambiaban sus novias, y que eran sus novias las que inspiraban (a él o a sus estilistas) desde el corte de pelo hasta las gafas de sol que ha lucido públicamente este famoso actor a lo largo de su carrera. Vamos, que "la culpa" (qué culpa, ni que fuera un pecado) de que Brad Pitt sea uno de los buenorros por excelencia ha sido de las mujeres que han pasado por su vida. El único mérito que ha tenido él ha sido saber adaptarse a los gustos de ellas.

Mola porque mucha gente considera a las novias-de "mujeres florero" y mira tú por donde ahora resulta que la tortilla se da la vuelta. El florero era el buenorrismo de Brad.

La base de este artículo y de la obsesión de @sarahmcgbeauty es ALUCINAR con la evolución de Brad Pitt, una evolución que nos habría pasado totalmente desapercibida si no fuera porque nos han puesto todas las evidencias juntas. A ese tuit (que lleva más de 100.000 RTs) le siguieron muchísimas más fotos enviadas por otros usuarios que demuestran que Brad Pitt nunca ha tenido un estilo propio, sino que su mérito era mimetizarse con el de sus parejas.

Cuando le empezaron a molar los abrigos largos

Su etapa cándida

¿Cuál es Brad Pitt y cuál es Gwyneth Paltrow? Solo preguntando por Talavera de la Reina podremos averiguarlo.

Su momento cowboy

Cuando le gustaron los tonos tierra y los cuellos Scarface

Al enamorarse de Angelina se le pegó un poco el puntito darks

¿Se habrá liado Brad con este perro?

De todas formas, Brad Pitt no ha sido el único que ha caído en la tentación de combinarse con su pareja. De hecho, fue una moda muy de finales de los 90 y otras parejas famosas se subieron al mismo carro:

Por suerte, conjuntarte con tu pareja, en 2018, se considera un poco cutre... a no ser que seas Kim Kardashian, claro.