Vivimos en una sociedad que promueve un culto irracional a ciertos físicos y cánones de belleza. Por desgracia, la gordofobia es el pan nuestro de cada día en nuestros paseos por la red; el territorio donde se dirimen los peores ejemplos de acoso y crítica a las personas con cuerpos que no son normativos. Nos queda mucho por avanzar.
El veneno puede venir en un comentario en apariencia sutil del que emana un juicio no solicitado sobre esos ‘kilos de más’ de alguien que conocemos, o pasar a ser una dentellada pública, una guerra de odio en torno al cuerpo de un famoso. Ellxs tampoco escapan de la hipervigilancia a su físico, ni mucho menos. Hay muchos casos recientes de personalidades que han recibido la lengua viperina de sus haters en forma de gordofobia desmedida.
La nueva Velada del Año puso sobre la mesa una verdad que pocos se atreven a discutir: todo lo que toca Ibai llanos es oro, y las cifras que acompañaron al evento lo confirmaron. Record absoluto de espectadores simultáneos en Twitch, con varios millones de personas pendientes de los guantazos que se daban lxs contendientes.
Unos días antes del evento, el streamer aprovechó para sincerarse con su audiencia sobre un tema que le preocupaba. Habló de lo cansina y repetitiva que le resulta la actitud de ciertos seguidores, empeñados en recordarle día sí día también que debe bajar de peso.
"Estoy un poco preocupado con el tema del outfit [para la velada]. Es una cosa que me genera inseguridad y estoy cansado de tener que aguantar comentarios constantemente alrededor de mi físico o cómo voy vestido. Es muy cansino". No es la primera vez que el streamer habla abiertamente, con un tono más serio de lo habitual, de la gordofobia constante que sufre en redes.
Cada vez que Cabello se enseñorea en una playa y aparecen algunas fotos de ella viviendo la vida sin meterse con nadie, la sangre mana de la herida fresca del body shaming. No repetiremos por aquí los insultos gordófobos que la cantante recibe cuando decide mostrar su cuerpo en público, ya que no son agradables y no promueven otra cosa que el hate gratuito. Cabello es un buen ejemplo de cómo las famosas tienen que soportar un nivel intolerable de críticas y escrutinio constante a su físico. El body positive y el respeto es una corriente que no ha llegado a ciertos cerebros, apenas evolucionados el mono.
Por su parte, la cantante nunca se queda callada cuando estas críticas vienen. "Mi cuerpo no está hecho de maldita roca ni es todo músculo. La parte más triste es que las jóvenes crecen en un mundo retocado y buscan una perfección que no es real. Constantemente ven imágenes retocadas y editadas y piensan que esa es la realidad".
"Tener una talla diferente" no ha sido nunca sinónimo de "apología de la obesidad", dijo Castro en referencia a unas palabras de Adriana Abenia que incendiaron las redes hace unos meses. Todo vino a cuenta de las críticas de la presentadora a una campaña de la marca Roxy que utilizaba a una modelo de peso no normativo para promocionar su producto.
"Estar obeso no es sano y no debería ser objeto de una campaña publicitaria". Este comentario poco afortunado le valió a Abenia una oleada iracunda de mensajes en redes acusándola de gordófoba. Por su parte, Itziar Castro no perdió ocasión de explicar por qué las palabras de Abella le parecían fuera de lugar. "Decir 'soy la primera en defender la diversidad, pero...' es igual a decir 'no soy racista, pero...' o 'no soy machista, pero...'. Adriana, demasiados peros y muy poca empatía".
No sabemos si irónicamente o no, el protagonista de Guardianes de la Galaxia se refirió a su dieta estricta y sus entrenamientos de infierno a cuenta de la nueva película de la saga Jurassic Park, y explicó que no tenía intención de seguir a dieta después del rodaje.
“Puedo decir que la gente está motivada con mi transformación, y eso está muy bien, pero deberían saber que cuando todo lo relacionado con el la película acabe, podría volver a ser gordo”. Dejando de lado la gordofobia interiorizada (hacia sí mismo) que muestra el cantante en estas declaraciones, en su favor hay que decir lo dispuesto que parece a no dejarse llevar por las opiniones de la masa social, que solo busca cuerpos irreales con los que medirse.
Bastó que la cantante bajara drásticamente de peso y publicara una foto en redes para que recibiera miles de felicitaciones por este cambio de imagen. Hubo también quien la acusó de adelgazar para aumentar sus ventas y ganarse el favor del pública (el troll de Internet, en la cautividad de su cueva moral, siempre encuentra un argumento para perpetuar su estupidez).
La imagen que publicó la cantante no hizo más que confirmar un problema larvado en el enfoque de ciertos medios de comunicación, auténticas máquinas de generar gordofobia y body shaming por el simple hecho de dedicar cientos de artículos a comentar hasta el mínimo cambio físico de las celebridades.