Kanye West otra vez protagoniza el epicentro del escándalo. Esta vez fue demandado por la empresa de eventos, Phanton Labs, por el impago de numerosos trabajos realizados por siete millones de dólares, entre ellos, la organización y montaje del concierto en Coachella que nunca sucedió porque decidió retirarse del cartel unos pocos días antes.
El rapero, rebautizado como 'Ye' contactó en otoño de 2021 a la compañía especialista en realización de eventos para que convirtieran una nave industrial en un estudio de música. Aquél primer trabajo se realizó pero nunca se pagó. Luego al poco tiempo, el músico también siguió contratando sus servicios para los conciertos de su series "Sunday Service" que consistían en un gospel religioso a modo de promoción de su disco 'Jesus is King'.
En este plano, la compañía también produjo otras series de conciertos de promoción de su disco 'Donda 2', que le brindaron numerosas nominaciones a los Grammy, bajo un contrato de 2,2 millones de dólares que la compañía aún nunca vio.
"De los aproximadamente 7,1 millones de dólares adeudados, los demandados no han pagado a Phantom ni un centavo, a pesar de las repetidas solicitudes de pago", dictan los documentos que la compañía entregó al juzgado de Los Ángeles y que también publicó la revista Variety.
Pero lo peor ocurrió en Coachella. A muy pocos días de que el autor de 'One Dance' actuara en los escenarios del festival decidió retirarse mientras que Phanton Labs había sido el encargado de toda la organización y poner todo el dinero de su bolsillo. Para este servicio, los representantes del músico y la compañía habían pactado 5,5 millones de dólares y luego a raíz de la cancelación la compañía tuvo que pagar un millón de dólares por los daños y tras la cancelación, el pago de ese monto quedó en la nada misma.
Dentro de la lista de causas legales que West tendrá que afrontar, se suma una demanda por 400 mil dólares de una firma de alquiler de trajes de lujo a la que el rapero encargó 13 "exclusivas y de gran valor" y nunca devolvió.