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Sacando los pechos fuera al estilo Delacroix: la vida sin complejos de Fátima tras una doble mastectomía

  • Fátima Pareja fue diagnosticada con cáncer a los 22 años y le recomendaron extirparse los dos senos

  • A través de su cuenta de Instagram, ha ido contando a sus 40.000 seguidores el día a día de su enfermedad y su recuperación

  • La joven luce ahora orgullosa en la playa sus pechos tras la reconstrucción, sin importar lo que otros piensen: "Da mucho miedo una persona segura"

La vida golpeó a Fátima donde más puede doler cuando tenía sólo 22 años. Aquel bulto de nada que se descubrió en uno de sus pechos, ese que no le molestaba y que minusvaloró, era el aviso de que padecía cáncer de mama. "Yo me lo había notado desde hacía dos o tres años, pero no le eché cuentas", recuerda. Ese fue el inicio de un duro camino que Fátima ha emprendido con fuerza, amor y resistencia. Resistencia a no dejarse arrastrar por los malos pensamientos o a no sentirse la 'pobre enfermita' a ojos de los demás. Y también resistencia a no esconder su enfermedad, sino más bien lo contrario: a contarla a través de las redes sociales de una manera abierta, pedagógica y optimista. Su frase favorita es: ‘No tengas miedo a vivir, sino a no sentirte vivo’.

Fátima luce ahora orgullosa en la playa sus pechos. Baila, ríe, disfruta. Sin importar lo que otros puedan pensar. "La gente mira, por supuesto. Pero a mí me la suda porque no le tengo que guardar la cara a nadie. Lo importante es que yo esté a gusto conmigo misma. Da mucho miedo una persona segura", señala en una entrevista en Yasss. A través de su cuenta de Instagram, donde suma casi 40.000 seguidores, la joven andaluza ha ido contando su día a día durante todo el proceso de la enfermedad y también la recuperación. Sin tapujos y sin censura. Y sin miedo.

Sus hermanos pequeños la raparon por primera vez

"Yo llegué a salir de fiesta cuando estaba calva. Mi abuela me decía que no saliera así que me iba a mirar todo el mundo. Pero yo lo hice igualmente. Algunos me dicen que soy una valiente por hacer eso, pero no lo soy. Simplemente me he dedicado a vivir la vida", explica.

Fátima reconoce que ha habido momentos muy duros durante su enfermedad. De hecho, la primera pregunta que formuló su madre al médico tras el diagnóstico era si se iba a morir. "Yo normalicé la situación. Mi madre no quería que se lo contara a mis hermanos, que por entonces tenían nueve años. Pero yo le dije: '¡Me voy a quedar sin un puto pelo y se van a dar cuenta!' Así que decidimos que fueran precisamente ellos quienes me raparan por primera vez", explica. El tono alegre y distendido de Fátima puede en algún momento confundir a su interlocutor. ¿Cómo es posible que la joven hable con tanta fuerza de un capítulo tan difícil en su vida? La clave la da ella misma: nunca puedes sentirte como una persona enferma.

Por este motivo, decidió hablar en redes sociales de forma libre sobre la enfermedad mientras su familia se esforzaba para no transmitirle su preocupación. Incluido su novio. "Mi pareja lo ha pasado peor que yo, pero nunca se ha mostrado bajo de ánimos delante de mí. Sólo el día del diagnóstico", cuenta. Por eso mismo, ella también hace autocrítica. "Yo me centré en mí misma durante la enfermedad y creo que debería haberle preguntado más veces cómo se encontraba. A mí me han contado que hay maridos que han dejado a sus mujeres por estar enfermas", relata.

Fátima ha encarado el cáncer con entereza. La misma que le llevó a quitarse el otro pecho para evitar otro posible calvario. "Me avisaron de que tenía una mutación genética y que lo mejor era quitarme los dos. Mi madre me dijo que me lo pensara, pero yo no quería que esto me entorpeciera más la vida. Si me volviera a salir un bulto o células cancerígenas, yo no me lo perdonaría. Sería un golpe más duro todavía. Y dos años después de tomar esa decisión, no me arrepiento en absoluto", cuenta.

Menopáusica a los 23 años

La mastectomía y la reconstrucción de los pechos la convirtieron en una mujer menopáusica a los 23 años. Pero la felicidad se la da ahora poder ponerse camisetas de tirantes, con escote y con la espalda al aire. En sus redes sociales, Fátima responde a preguntas que muchas mujeres próximas a su situación se hacen. "Hay muchas chicas que se encuentran bultos, pero no van al médico por miedo. Muchas veces decimos ‘cáncer’ y sólo nos viene el ‘me voy a morir’ a la cabeza porque es la enfermedad por excelencia. En las películas, ningún personaje sobrevive a la enfermedad. Ese mensaje nos acaba llegando, porque yo también pensé que me iba a morir. Pero si te tocas las tetas y tienes un bulto, acude a un médico aunque tengas miedo. Porque yo tendría más miedo de no saber qué tengo dentro", cuenta.

Para Fátima, el cáncer se ha acabado convirtiendo en un negocio. Cremas especiales que cuestan "una pasta y no sirven para nada" o pelucas "por las que te dejas un riñón". Ella lo tiene claro: "Tener cáncer sale caro. Yo al final decidí no comprar ningún producto o peluca. Iba con mis pañuelos y se acabó". Precisamente, con ellas acabó haciéndose un cuadro para colgarlo en su casa como recuerdo de lo bueno y lo malo que ha vivido en todo este tiempo.

No cabe duda de que Fátima es un ejemplo de coraje. Pero, sobre todo, de vida. Esa que no debemos desperdiciar por el mero hecho de tener miedo. "Al final, podemos sacarle el lado positivo a todo, aunque cueste mucho trabajo. Incluso al cáncer", concluye.