Ester Expósito es actualmente una de las actrices más exitosas del panorama nacional y es la española más seguida en Instagram con casi treinta millones de seguidores. La intérprete de "Élite" debutó haciendo anuncios para televisión, pero su gran momento llegó con el personaje de Carla Rosón en el famoso colegio de Las Encinas. Sin embargo, desde muy jovencita Ester ya destacaba por su fuerza y talento.
El mundo de la interpretación llamó su atención desde que era niña. A los seis años, comenzó en el teatro y a los trece inició sus estudios actorales en "Primera Toma Coach", donde pasó cuatro años formándose en la profesión. En 2016, dio el salto a la televisión con pequeños papeles en la serie "Vis a Vis" y "Centro médico". Es curioso ver una instantánea de Ester en la cama del hospital haciendo de paciente, su primera vez en una televisión. Más tarde, en 2017, se uniría al reparto principal de la primera temporada de "Estoy vivo".
A Ester le gusta mucho también subir fotos de su niñez en Instagram para que sus treinta millones de seguidores vean cómo era de pequeña. El día de su 21 cumpleaños, la actriz compartió una fotografía de niña en la que escribió: “Gracias infinitas a la vida y a vosotrxs por tanto amor”. La imagen triunfó con numerosos comentarios y 'me gustas', todos ellos muy bonitos.
En 2020, subió una instantánea de niña, donde aparentemente estaba durmiendo. Como cualquier adolescente, Ester también salía con sus amigas y disfrutaba de su tiempo libre posando y hasta poniendo morritos frente a la cámara. Y eso que Ester confesó en el pasado que lo pasó especialmente mal durante su etapa en el instituto, ya que no le gustaba nada estudiar y prefería fantasear con iniciar una carrera como actriz y comenzar a trabajar. De hecho, sus primeros papeles en televisión los consiguió cuando tenía 16 años e iba a 4º de la ESO.
Terminar sus estudios en el instituto se convirtió en un infierno para Ester, que "no encontraba motivación para estudiar" y que describe esa época como uno de las más duras y tristes ("de tocar fondo") de su vida. "Lo pasaba fatal porque me aburría [...] Era incapaz de concentrarme [...] Tenía tantas ganas de trabajar, de hacer lo que a mí me gustaba...".
Lo peor para ella eran los períodos en los que le tocaba sentarse a estudiar porque llegaban los exámenes: "Convivía con ansiedad y no podía concentrarme, era imposible". No obstante, Ester no repitió ningún curso, pese a lo mal que lo estaba pasando: "Al final conseguí aprobar, pero fueron unos años muy complicados". Además, está muy agradecida con sus padres por animarla a seguir hacia delante y resalta que siempre le acompañó su "determinación para salir de las dificultades": "Yo siempre he tenido claro que no iba a parar hasta conseguir dedicarme a esto".
Ester también define esta etapa como una de las peores de su vida porque "no tenía amistades genuinas, verdaderas": "Me encontraba un poco perdida". Pese a todo, la actriz ha explicado que también hubo momentos buenos en su infancia y adolescencia, especialmente cuando viajaba con sus padres, a los que adora, pues siempre han sido un gran pilar para ella.