Logo de yasss
Tecnología y apps

yasss

Viajar en modo avión: ¿por qué es necesario desconectar las conexiones inalámbricas del móvil cuando volamos?

Cuando estás a punto de subirte a un avión, lo normal es que tu cerebro active una serie de costumbres y protocolos que tiene totalmente interiorizados, si has seguido nuestros consejos. Desde el momento en el que rebasas la puerta de embarque, extraes de la maleta todos los líquidos y pasar el arco detector, casi parece que tus manos se mueven solas hacia los siguientes pasos: desbloquear la pantalla de tu teléfono móvil y revisar las aplicaciones de mensajería y el correo y obedecer a la tripulación, que para ese momento ya le habrá indicado a todo el pasaje que debe poner el teléfono en modo avión y mantenerlo así durante todo el tiempo que dure el viaje hasta el destino.

Pero ¿por qué es importante poner nuestros móviles en este modo durante el vuelo? Te lo contamos.

La importancia del modo avión en un vuelo

Lo primero que tienes que saber es existe una diferencia muy clara entre lo que dice la norma oficial y lo que estipulan las aerolíneas cuando tomamos un vuelo. Tanto la agencia Europea de Seguridad Aérea como la Comisión Europea dictaminaron en 2014 que era perfectamente legal llevar el móvil con las conexiones inalámbricas y bluetooth operativas durante un vuelo; una norma contraria al criterio de las propias aerolíneas y a su férrea política de desconexión durante la travesía en las alturas. Solo algunas se han adaptado a la normativa de una manera sui géneris, ofreciéndonos conexión wifi, previo pago.

En la gran mayoría es obligatorio activar este modo para poder volar, y así lo comprobará la tripulación cuando ya estemos sentados. Realmente, ¿es cierto eso que dicen, que con el móvil en este modo podemos interferir en las comunicaciones del avión y, quizás, acabar estrellados en los andes, entregándonos con placer al canibalismo para sobrevivir?

Bueno, pues primera leyenda urbana que conviene desmentir. No, en realidad, tener el móvil conectado no influye para nada en el buen funcionamiento de las comunicaciones y el sistema eléctrico del avión ni va a provocar accidente alguno. La pregunta entonces es por qué las aerolíneas se empeñan en que sigamos obligando a nuestro móvil a dormir el sueño de los justos, y la respuesta está, de nuevo, en la comunicación.

Lo que dicen los profesionales

Existen varios testimonios en la red de los propios empleados de las compañías aéreas que explican por qué esta norma se nos impone. El principal: conseguir que se mantenga una comunicación clara con la torre de control, sin ningún elemento externo que pueda interferir. En TikTok, una asistente de vuelo llamada Sierra Mist explicaba hace tiempo:

“Desde el momento en que se cierra la puerta de embarque hasta el momento del aterrizaje, los pilotos están siguiendo instrucciones específicas que les da un grupo de personas en tierra llamado Air Traffic Control, o ATC, cuyo trabajo es asegurarse de que los aviones despeguen y aterricen de forma segura sin chocar entre sí”.

Si tuviéramos nuestro teléfono conectado durante el vuelo, las señales podrían enmarañar con ruido innecesario las transmisiones a la torre de control. Imagina un zumbido irritante que se cuela en la transmisión de un piloto y le distrae mientras manda instrucciones y datos imprescindibles para la posición del vuelo. Ahora multiplica ese sonido grimoso por todos los pasajeros de un avión y entenderás por qué te obligan a mutear tu móvil durante el viaje.

No obstante, se sabe que los propios miembros de la tripulación se saltan cuando quieren sus propios protocolos, como puede comprobarse en hilos de la web Quora dedicados a responder todo tipo de cuestiones y dudas relacionadas con la seguridad aérea. De hecho, varios fabricantes de móviles ya han aclarado públicamente muchas veces que esta norma se ha quedado obsoleta, y que sus terminales, con las conexiones inalámbricas conectadas, son seguros. Prueba de ello es que, a partir de cierta altitud, la señal wifi y la conexión de datos queda inutilizada, por lo que sería muy raro que pudiéramos provocar un accidente.