A veces TikTok es un vergel de entretenimiento que nos da algunas de las mejores píldoras visuales del día; con sus animales influencers, sobre todo. Otras solo es un pozo de inmundicia, playbacks extraños y gente que no le presentarías a tus padres. ¿Cortarse las venas? ¿Darse un atracón de chocolate para aguantar los videos de parejas imitando a María Valverde y Mario Casas en 'A tres metros sobre el cielo?? Siempre hay una solución mejor, los TikToks de gatos virales que bailan. Recuerda: nunca hay suficiente TikToks de gatos, NUNCA, y más si son como Kurt, una de las últimas rutilantes estrellas mininas de la plataforma que ya lleva más de un millón de reproducciones y likes.

¿Gato viral? ¿El primer gato-marioneta del mundo que se deja manejar por su dueño para llenar la pista de baile de nuestro corazón? Quizás. De momento, ya estamos moviendo el culo al ritmo de los temazos que nos propone el minino.

Reconozcámoslo: es difícil obligar a tu gato a que se ponga a posar para la cámara sin que acabes con los ojos arrancados o con la bestia encima de tu hombro dándote órdenes. ¡Aliméntame, humano! ¡Haz de poni! ¡Monta esa estantería de Ikea! Los gatos, gatunean. Así es su naturaleza, esquizofrénica y deliciosa: mirarte como si fueras una insignificante lata de atún o ronronearte en las piernas para que estalles de amor y le compres un rascador de cuatro pisos con jacuzzi.

El caso del gato Kurt es especial. Su dueño, Adam Engle, ha captado a la perfección la magia de lo viral, ese placer culpable de los usuarios de TikTok, siempre a la búsqueda de alimento para hacer swipe y pasar al siguiente video. No le ha hecho falta más que escoger temazos con un poco de swag, y su arma secreta, un gato majísimo, un gato que sí le presentarías a tus padres, no como esos tardoadolescentes con degradado que imitan a Mario Casas con una erección debajo del chándal. A poco que te descuides, esta gente te embaraza o te pide dinero, ¡no importa que seas hombre o mujer!

Los videos de Engle y el gato Kurt están arrasando en la plataforma desde hace semanas. Engle es un adolescente del Reino Unido que ha conseguido ya cuatro millones de seguidores, y su éxito se lo debe, en parte, a la magia de su gato Kurt. Gatos hay muchos, pero no todos tienen ese savoir faire frente a la cámara para posar y dejarse hacer. Kurt se deja coger. Sabe que es encantador y que tiene a toda la plataforma en vilo esperando saber con qué nueva canción se marcará un baile gatuno, y con sus patitas de animal inteligente sigue paso por paso los bailes que Engle le propone hacer, como un maestro de marionetas. Frente a la cámara, Kurt nos ha bailado temas como What`s Up Friend, de Lil Deal; o 3 Musketeers, de Ppcocaine.

¿Lo próximo? Que Kurt aprenda a manejar el smartphone, haga las maletas para emprender su propio camino hacia la fama y abandone la casa de su dueño, que gritará: Yo te creé, si mí no habrías llegado adonde estás ahora mismo. ¿Así es como me lo pagas?

Más gatos influencers

El que lo probó, lo sabe. Hay ciertas cosas que siempre funcionan en redes como Instagram y Tiktok: la foto de un aguacate, la paleta orange teal y un gato, el arma definitiva para multiplicar exponencialmente la cantidad de likes.

Esta verdad universal ha plagado la plataforma de gatos virales y famosos. ¿Que los usuarios quieren que mi gato maúlle como un perro y nos echemos unas risas? Hecho. ¿Qué cambie de canal en la tele? Sujétame el cubata.

Gatos y TikTok: combo ganador. Sus dueños saben cómo alimentar ese bucle infinito del me gustas y el comentario, y cada día inventan estrategias para que aparecer en un video eleve la apuesta de los gustos del público. Puede ser un video con un montaje de mosaico, como hizo la usuaria Jade Taylor-Ryan con su gato Ed (por Ed Sheeran), una pieza de menos de doce segundos con el tema Mr. Sandman que se llevó unos cuantos millones de likes (hay que reconocerlo, el video es muy gracioso y funciona como una pieza perfecta para alegrarnos el día). Ed, como Kurt, tiene magia.

Peor fue cuando se puso de moda entre los TikTokers el filtro ‘caragato’, que les transformaba la cara para que fuera… sí, la de un gato. Qué original. Habría que preguntarles a todos esos mininos que aparecieron espantados en los videos qué les parecía que su dueñ_ se hubiera convertido en una especie de madre de gatos con barriga o vestido.