Aplicaciones como Instagram han aprendido a escuchar a sus usuarios, ellos piden y los desarrolladores implementan los cambios necesarios para que sus peticiones se conviertan en realidad. Sin embargo, los usuarios son caprichosos y lo que desean cuando son el emisor, no tiene por qué ser igual que lo buscan cuando son quienes reciben un mensaje.

Ahora es posible mandar una imagen o un vídeo a un contacto y que este solo esté disponible por unos segundos. Un mensaje que, una vez visto, no podrá volverse a ver (aunque también existe la posibilidad de que pueda verse de nuevo o de que se quede en el chat, pero eso es otra historia) y del que no queda registro en el chat. Una situación perfecta para cuando queremos mandar algo, pero que la otra persona no lo pueda compartir. 

El ser humano es caprichoso y lo cierto es que no son pocas las ocasiones en las que recibimos este tipo de imágenes o vídeos, pero sí queremos reservarlas, compartirlas, guardarlas… Esto abre un nuevo problema ante nosotros porque la imagen (o vídeo) desaparece ante nuestras narices y en ocasiones lo hace demasiado deprisa como para captar todos los detalles. 

Habitualmente, para cada problema existe una solución, pero por supuesto esto quiere decir que las imágenes que mandamos esperando que desaparezcan pueden estar comprometidas. Por otra parte, podremos guardar esas fotografías y vídeos que nos han mandado, tal y como queríamos. Una de cal y otra de arena. 

Así, una vez que recibimos el aviso de que hemos recibido una imagen, hay tres cosas que podemos hacer. La primera de ellas es la más sencilla y la más rápida, siempre podemos confiar en las capturas de pantalla. Esta función sigue siendo una posibilidad, pero conviene señalar que los rumores son ciertos, cuando se captura pantalla, la otra persona recibe un aviso de que ha sido así. No es una leyenda urbana, si planeabas ser discreto, esta no es la forma. 

La segunda de las opciones es eficiente, pero bastante zafia y para poder ponerla en práctica necesitaremos otro dispositivo. Nada más sencillo que, antes de abrir la imagen, pedirle a quien esté con nosotros su teléfono para poder hacer una fotografía de nuestra pantalla cuando veamos la foto (o vídeo) recibido. No es la más elegante, pero sin duda funciona. 

Si ninguna de estas opciones convence, siempre se puede apostar por la tercera forma, relativamente sencilla y bastante resultona. Una vez más tendremos que estar preparados antes de abrir la fotografía, pues se trata de usar la opción de grabadora de pantalla. En muchos dispositivos es una aplicación que viene por defecto, en los que no sea así, será necesario descargarla con anterioridad. 

Antes de abrir la fotografía, acudimos a la aplicación de grabado, comenzamos nuestro vídeo y abrimos la imagen que nos han enviado. Esto no manda aviso a nuestro contacto y la imagen quedará guardada como vídeo en la galería. Resulta ideal para cuando lo que recibimos es un vídeo, porque nos permite guardarlo también. Una solución sencilla y práctica que, no debemos olvidar, todos pueden usar, también aquellos que reciben nuestros mensajes.