Según el DSM 5 o, en otras palabras, la biblia de los psiquiatras y los psicólogos, para poder hacer un diagnóstico de trastorno eréctil se deben cumplir una serie de requisitos:
Por otro lado, es importante averiguar si es un problema generalizado o situacional. En el caso de que sea generalizado, le ocurrirá todas las veces que mantiene relaciones sexuales, independientemente de la pareja o del tipo de estimulación. Si se trata de trastorno eréctil situacional, los problemas de erección se producirán solamente con determinados tipos de estimulación (masturbación, sexo oral o penetración), con determinadas parejas o en determinadas situaciones. Obviamente será más difícil de tratar un trastorno generalizado.
Otro aspecto importante es si se trata de un trastorno de por vida (le ha pasado desde que alcanzó la madurez sexual) o adquirido (comenzó tras un periodo de actividad sexual relativamente normal).
El caso de Juanma fue especialmente difícil: tenía un trastorno eréctil situacional, pero de por vida. Tras descartar causas biológicas (enfermedades cardiacas, diabetes, problemas metabólicos, etc.) los médicos le remitieron a una psicóloga especializado en terapia sexual. Hoy nos cuenta su experiencia:
"Este tema es un poco delicado para mí, pero cuando yo viví esto busqué en internet y no encontré a casi nadie que me ayudase o que me entendiese. Por eso quiero hablarlo, para que otros se sientan comprendidos.
Yo me di cuenta de que tenía un problema desde que empecé a salir con chicas e ir más allá. Aunque llevaba desde los 12 años más o menos masturbándome con normalidad, a los 17 cuando fui a acostarme por primera vez con una chica, fui incapaz. Tuve un gatillazo y no hubo manera de seguir. Lo volví a intentar un par de veces más y me pasó lo mismo.
Ahí ya me rayé y lo hablé con mi padre, porque con mi madre me daba palo. Él me dijo que intentase no darle vueltas, que era normal, sobre todo si nunca había estado con más chicas y estaba nervioso. Eso me tranquilizó, pero sus consejos no me sirvieron de mucho porque lo intenté una y otra vez con la que era mi novia por aquel entonces, y siempre me pasaba lo mismo. Al principio todo iba bien, pero antes de empezar se me bajaba. Con el tiempo incluso dejé de excitarme, a no ser que estuviese a solas. Pasaron los meses y yo cada vez me rayaba más.
Busqué en internet y fue lo peor. Empecé a leer que podía ser por un tumor, por problemas de corazón, por esclerosis múltiple, o incluso por una cosa rarísima llamada Enfermedad de De la Peyronie en la que se cicatriza el interior del pene. Tenía miedo y le pedí a mi padre que por favor me llevase al médico.
El médico me hizo mil pruebas porque me puse muy pesado, y resultó que no tenía nada físico, así que me derivo al psicólogo. Estudió un poco mi caso y me recomendó hacer terapia sexual. Empecé a ir a un centro con una psicóloga a la que ahora mismo le debo la vida. Igual parece un poco exagerado, pero en 8 meses fue capaz de poner en orden todas mis movidas y enseñarme a gestionar mis problemas en el sexo.
En terapia aprendí técnicas, pero sobre todo a ver el sexo de otra forma:
Ahora tengo 20 años y disfruto plenamente del sexo, aunque no tenga novia seria. A veces me rayo como todo el mundo".
*Si sufres algún problema relacionado con el sexo, recuerda que un psicólogo especializado en terapia sexual puede serte de gran ayuda.