Disfrutar de las relaciones esporádicas a partir de los 30 es más difícil: preferimos la intimidad a la aventura
El sexo causal es más complicado conforme vas cumpliendo años o cuando llevas mucho tiempo soltero
No se puede definir lo que es una relación de calidad, ya que es algo muy personal que depende de cada individuo
Al igual que la amistad y el amor, el sexo casual es más complejo cuando llega cierta edad o cuando llevamos mucho tiempo solteros. No tiene la misma magia para todos, ni la tiene para siempre. La pérdida de la novedad, la necesidad de seguridad y confianza y el hecho de saber qué queremos y qué no puede complicarnos el disfrutar del sexo cuando no hay intimidad entre los implicados.
Es injusto. Según maduramos, nos vamos conociendo mejor a nosotros mismos, descubrimos en qué cosas somos buenos y en cuáles no tanto. Con suerte, aprendemos a querernos con nuestros defectillos, lo que no es fácil, y también, con trabajo, a gestionar lo que nos duele, lo que nos angustia, lo que tememos. Pero es cierto que según crecemos nuestras relaciones se vuelven más complejas. Diciéndolo con otras palabras, encontrar amigos, el amor, incluso buen sexo casual, es más difícil cuando superamos la barrera de los 30 años, o cuando llevamos mucho tiempo solteros.
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A esta conclusión han llegado algunos psicólogos. Pero, ¿a qué se debe? Lo que antes nos resultaba novedoso ahora nos parece conocido y no nos genera la misma emoción. Además de alegrías, nos hemos llevado algunas decepciones en la vida. Sabemos qué queremos y qué no, y por eso no nos abrimos con tanta facilidad…
Todo tiene que ver con nuestras emociones, que, por supuesto, están presentes también en las relaciones sexuales. Y es que es una pena que ahora que el sexo casual ya está totalmente instalado en nuestra cultura, sin las culpas que arrastraba antes, a algunas personas les cueste tanto tenerlo de manera satisfactoria. ¿Tenemos que estar enamorados para disfrutarlo, cuando precisamente la batalla contraria es la ganada en la sociedad moderna?
Hablamos de todo esto, para entenderlo y encontrar consejos para mejorar, con la sexóloga y asesora de parejas Elena Requena: "Conforme avanzamos en edad y según las experiencias previas, solemos volvernos más exigentes a la hora de buscar pareja. Malas experiencias, miedo a fracasar, a pasarlo mal, a hacer daño, son constantes que se repiten a partir de cierto momento. También nos volvemos más celosos de nuestro espacio personal, de nuestra intimidad, y eso nos hace menos accesibles". Con el sexo ocurre algo muy parecido.
El eterno debate entre el sexo casual y el sexo con amor
"Como decimos, nos volvemos más exigentes. Y si bien en una época de nuestra vida, este tipo de dinámica podría ser atrayente o excitante, al cabo de un tiempo se puede volver una experiencia vacía y que no nos aporta mucho. Normalmente, suele ser más estimulante el flirteo previo", opina Requena. Piénsalo así: en la década de los 20, el sexo, y el sexo casual, son lugares de emoción y descubrimiento, y según los conocemos, pierden cierta magia. Además, en función de lo vivido, podemos llegar a necesitar intimidad y confianza para sentirnos seguros en este plano.
Entonces, ¿es menos satisfactorio, o de menor calidad, el sexo casual o sin compromiso que el sexo con amor? "En este escenario pueden darse las dos variantes. Y siempre hay que entender que haya gente a quien le resulte más estimulante el sexo esporádico que otro con mayor implicación emocional. Hay encuentros ocasionales que pueden ofrecer mayor grado de intimidad o conexión que otros ubicados en una relación duradera", cuestiona. "Ahora bien, creo que el conocimiento es un grado, y el sexo con una persona a la que conocemos, cuyo cuerpo conocemos, con la que nos sentimos cómodos y tenemos un mayor nivel de intimidad, suele ser más rico".
La respuesta de Elena nos deja las cosas claras pero también nos permite un margen personal de interpretación y preferencias. Algunas personas necesitan un plus de confianza para tener sexo seguro y satisfactorio, y a otras les excita el sexo con desconocidos sin necesidad de contacto previo. Cuando le preguntamos qué es o qué debe tener una relación sexual de calidad, explica lo siguiente: "Podría decirte lo que es para mí y sería no decir nada. Eso solo puede ser definido por cada individuo. No podemos generalizar. Partiendo de la base del consentimiento, el resto solo podrá ser explicado por las personas que entran en juego en ese encuentro".
El sexo con empatía y otros consejos
No obstante, seamos de la escuela que seamos, siempre podemos mejorar teniendo en cuenta lo anterior. Si necesitas un espacio de gran intimidad, tal vez el "aquí te pillo, aquí te mato" te resulte incómodo o inseguro. Si te sucede al contrario, no olvides que el anonimato no está reñido con la empatía ni con el calor. "Nuestro erotismo es algo muy complejo y que debemos cultivar", comenta Elena cuando le planteamos qué debe tener en cuenta alguien antes del sexo casual. "Le diría que explore, que se interese por el placer que puede experimentar y proporcionar. El contacto previo para percibir lo que nos transmite la otra persona puede ser positivo, pero no es una garantía".
Manda narices que tengamos que hacer hincapié en poner humanidad al sexo...
Donde sí nos debemos detener es en el sexo con empatía, un debate promovido sobre todo desde círculos feministas, y que, a pesar de su lógica, ha sido contestado con voces que creen que las relaciones son unidireccionales y egoístas. "Es una cuestión tan simple como escuchar y escucharnos. Tanto lo que se dice como lo que no se dice. Poner en común los deseos de ambas personas. Sentir nuestra vulnerabilidad y la del otro. Partir de una visión humanizadora de los encuentros. Manda narices que tengamos que hacer hincapié en poner humanidad al sexo...".
Terminamos con una interesante recomendación de Elena: subvertir las típicas expectativas del sexo casual, quitarle hierro a cuestiones como la penetración y el orgasmo. "Es un mantra que deberíamos repetir todos cuando nos despertamos y antes de dormir. Todos ganaríamos. Atribuir diferente valor a unas prácticas erótica u otras es perder mucho por el camino", concluye. "La penetración como culmen de la relación entre dos personas y la consecución del orgasmo como meta final han hecho más mal que bien, despojando al sexo de toda su riqueza, evitando otras ideas igual o más satisfactorias e impidiendo, en definitiva, la exploración de nuestros propios deseos".