Cualquiera diría que las relaciones sexuales son un camino de rosas, y las más de las veces, con consentimiento y cariño, es así. Otras, debido a la mala suerte y a otros eventos que escapan a nuestro control, se dan situaciones incómodas que nos asustan.
Por ejemplo, si el condón se queda dentro de la vagina durante la penetración, o si –qué mala suerte– se rompe. Normal que utilicéis preservativo, y que confiéis en él: es uno de los métodos anticonceptivos más seguros que existen. Evidentemente, no cuenta con un 100% de fiabilidad, y puede ocurrir que muy de vez en cuando tengáis uno de estos accidentes. Recuerda que eligiendo bien la talla, puedes evitar problemas.
Tranquilos, los dos. No es el fin del mundo.
Te contamos qué puedes hacer en cada una de estas situaciones
Lo primero es mantener la calma. La tensión puede provocar que los músculos vaginales se contraigan. Entonces será más difícil sacarlo.
El hecho de que un preservativo se quede dentro puede generar mucha preocupación, por temor a un embarazo no deseado o a una infección de transmisión sexual. En ningún caso es una situación en la que haya que alarmarse y perder los nervios.
De hecho, existen muchos motivos por los que el preservativo puede quedarse atrapado dentro de la vagina durante el acto sexual. El principal se debe a que, al terminar la eyaculación, el pene reduce sensiblemente su tamaño y entra en el periodo de retracción después del orgasmo. Por tanto, como consejo, es mucho mejor retirar el preservativo cuando todavía está erecto, cogiéndolo de la base para que no haya ningún derrame y salga con facilidad. Puede deberse también a un tamaño o tipo inadecuado, a una mala colocación antes de la penetración o a un accidente (puede pasar)
Si no has conseguido pescarlo después de varios intentos, no te desesperes. Recuerda que no debes utilizar ningún instrumento extraño (pinzas, etc) para capturarlo. Podrías provocarte un desgarro o una infección. Tampoco deberías esperar a que saliera solo si está demasiado encajonado dentro, cosa harto improbable. La vagina no tiene la capacidad mágica de hacerlo salir.
En este caso, lo mejor será llamar a tu ginecólogo, concertar una cita y ponerte en sus manos.
Por supuesto, hay riesgo de embarazo si se ha quedado dentro, así que el último paso será acudir a la farmacia y solicitar la píldora del día después.
Por desgracia, este es otro de los accidentes más habituales durante el acto sexual. El pan de cada día de muchísimas parejas que entran en pánico cuando se dan cuenta de que el preservativo se ha roto durante sus festines de la carne.
Si no estás segur_ de si se ha roto, lo primero es llenarlo de agua y comprobar si hay algún agujero o rotura por la que el líquido escape (una sola gota bastaría para saber que hay una microrrotura en el látex).
En caso de que se confirme la rotura, no hay que alarmarse. Para evitar una ITS, lo más recomendable es lavar la zona con agua tibia para prevenir infecciones. Lo segundo que debéis hacer es acudir a un centro de salud y solicitar un tratamiento acorde a vuestro caso y vuestras circunstancias (si era una práctica de riesgo, sobre todo)
Lógicamente, para evitar un embarazo no deseado, lo mejor es realizar una consulta ginecológica y, de paso, acudir a una farmacia y comprar una píldora del día después. No es necesaria receta médica. Entre la rotura del condón y la toma de la píldora no pueden pasar más de 72 horas. Se recomienda ingerirla cuanto antes para asegurar la máxima eficacia.
Recuerda que esta píldora es el último recurso. No puede ni debe ser un método anticonceptivo de uso habitual.