El ser humano dispone de cinco sentidos: oído, vista, tacto, gusto y olfato. Sobre este último, está claro que todos coincidimos en cuando algo huele mal y nos espanta, pero a la hora de decir qué huele bien, cada uno tenemos nuestro sentido del olfato desarrollado de formas diferentes.

Normalmente cada uno tenemos preferencias por ciertos olores y escogemos nuestra colonia favorita en función de lo que más nos gusta. De hecho, el primer perfume fue creado en 1796 bajo el nombre Agua de Colonia 4711. Sin embargo, no fue hasta 1709 cuando el italiano Juan María Farina elaboró el primer perfume con fines comerciales: Agua de Reina. Y hasta 1950 no aparecieron las primeras fragancias masculinas. Todo hasta llegar a día de hoy a los perfumes de feromonas.

¿Alguna vez te has preguntado por qué nos echamos perfume en el cuello y en las muñecas? Se trata de una práctica centenaria de seducción. Cuando en la edad media las mujeres eran cortejadas por hombres, estas se aplicaban olores en las zonas donde más probable sería que la otra persona captaría el olor. Es justamente un proceso muy parecido al de las feromonas producidas por nuestro cuerpo.

Las feromonas fueron definidas en la década de los 50 por Peter Karlson y Martin Lüscher, dos biólogos que tras comprobar que la emisión en el aire de ciertas sustancias por parte de las abejas condicionaba el comportamiento de toda una colonia. Las feromonas son sustancias químicas secretadas por un organismo dentro de un ambiente, haciendo que a través de ellas surja una respuesta de comportamiento o fisiológica en otro organismo de la misma especie.

Las feromonas actúan como transmisiones de señales volátiles que se dispersan por el ambiente para mandar mensajes sexuales y son usadas por todas las especies de plantas y animales que habitan la tierra. De hecho, el término proviene del griego y significa "transferir excitación". Eso sí, cada individuo tiene un perfil único y particular de segregación de feromonas y cada especie tiene unas restricciones particulares para su especie.

A pesar de todo esto, cuando una persona se fija en otra no solo interviene el olfato, sino también los otros cuatro sentidos. Aún no se ha demostrado que las feromonas en los seres humanos sean un condicionante tan extremo como en otras especies de animales. A la hora de ligar y fijarnos en alguien tenemos que tener en cuenta que nos influyen muchos otros factores como la edad, la cultura, el género, nuestras experiencias, el ambiente en el que nos encontremos, etc.

¿Os acordáis de aquel anuncio de desodorante masculino de Axel con el que con una gota cientos de mujeres se sentían automáticamente atraídas? Pues sentimos deciros que esto no es real. Las recetas milagrosas no existen y los seres humanos somos mucho más complejos cuando queremos entendernos.

Algunos perfumes destacan en su composición el uso de feromonas humanas para publicitarse como una garantía de seducción que no te fallará: te echas unas gotas en la piel y te vuelves irresistible para todo aquel que se cruce contigo. Las personas que acuden a este tipo de productos suelen tener una baja autoestima y buscan un producto que asegure el éxito sexual, aunque también hay gente que afirma haber tenido éxito gracias a estas colonias, aunque no se sabe si se encuentran bajo un efecto placebo.

Mientras que algunos científicos sostienen que la extracción de feromonas es posible, otros afirman que el ser humano dejó de fabricar feromonas en el momento en que estas fueron sustituidas por las colonias y perfumes comerciales, que tapan nuestro olor. Aunque esto último tampoco está claro, ya que cuando entramos a una casa notamos un olor específico que se genera gracias a la combinación de todos los seres vivos que habitan en ella.

Desde Yasss siempre abogamos por el amor propio. Lo primero de todo es que te aceptes a ti mismo y si la colonia que usas te gusta y quieres seguir usándola, ¿por qué dejar de hacerlo? Al igual que una camisa bonita y que te quede bien no va a ser el determinante a la hora de ligar y de que se interesen en ti tampoco lo va a ser la colonia que lleves en ese momento.

La realidad es que las feromonas como sustancias químicas existen, pero aún no se ha llegado a demostrar en la práctica el porcentaje de efectividad que tienen en los perfumes. Y si quieres probar una de estas fragancias, asegúrate de que sea un olor con el que te sientas cómodo. De hecho, no busques el perfume perfecto porque no existe: cada uno olemos y sentimos de formas diferentes. Y si alguna vez surge el perfume perfecto, esperemos que no acabe todo como en la película 'El perfume'.