Seguro que te ha pasado alguna vez. Estás en modo motivación a tope, con la excitación por las nubes y disfrutando al máximo con la persona que te mola y de repente... ¡PRRFFFF! Pero, ¿qué ha sido eso? ¡Pues un pedo vaginal?
AY MADRE. ¿Cómo ha sido eso?
Pues no le des tanta importancia, es un pedo vaginal de toda la vida, cari. Y ya está. "Te juro que yo no he sido. Bueno sí, he sido yo. Creo. Pero no ha sido ESO. Ha sido otra cosa".
Ya guapa, pero, ¿qué cosa?
En fin, sea como fuere, decides seguir y hacer como si nada porque algo oíste una vez de los pedos vaginales, pero no es cuestión de impartir una masterclass en esa tesitura, así que tu crush continúa dándole a tu cuerpo alegría macarena, cuando de repente OTRA VEZ.
Sí, pero en esta ocasión el "sonidito" del pedo se oye sin parar cada vez que aquello entra y sale de la cueva. Total que os corta el rollo porque eso se parece más a un chiste de Jaimito Borromeo que a la cita ideal con tu ligue o pareja del momento. ¡Qué bajón!
Quizás estoy dramatizando un poco, pero estoy segura de que algo parecido te ha pasado alguna vez. Porque, todo sea dicho, a nadie le gusta estar pasando la noche de tu vida y tener que escuchar una BSO de estas características.
Al final, el único secreto es tomárselo con humor, pero amigui, para que te puedas reír de tus pedos y no te lleves un susto ni se te estropee una faena, la clave está en el conocimiento. Así que vamos a ver punto por punto algunas verdades y mitos de los pedos vaginales.
No son pedos
Aunque suenan igual, los gases que salen de la vagina no tienen nada que ver con el sistema digestivo. Por esto mismo, tampoco son síntoma de una enfermedad ni tienen que ver con la alimentación.
No huelen
Simplemente se trata de aire que ha entrado en la vagina y que, al salir, roza con las paredes del canal vaginal y suena por la propia fricción.
Suelen aparecer durante la penetración
Aunque también hay testimonios de personas que han pasado por esto haciendo pilates o yoga. El aire puede entrar por la vagina dada la postura (porque el canal vaginal se abre debido a la apertura de las piernas) o, durante el sexo, porque el pene lo introduce hacia el interior de la vagina. Si la penetración se realiza con dildos, también puede ocurrir.
No se pueden controlar
No aparecen a voluntad, no se pueden evitar y no se pueden aguantar. Todo lo que entra, sale. Así es la vida. A veces incluso puede que estés haciendo una postura en la que no abres mucho las piernas ni el canal vaginal y aún así aparecen por la propia dilatación de la vagina durante la excitación. A veces funciona el cambiar de postura, pero eso no te asegura nada.
No se nota nada hasta que hacen ruido
Hasta que no suenan, no sabes que están ahí. No se puede notar que tienes gases en la vagina.
A todes nos ha pasado alguna vez
Porque, o bien es a ti a quien se la metido el aire, o bien a tu pareja. ¡Y no pasa nada!
Los ejercicios Kegel no los solucionan
Los ejercicios Kegel sirven para poner a tono el suelo pélvico (conjunto de músculos que rodean los genitales y van desde el pubis hasta el coxis), evitar problemas de salud y mejorar la respuesta sexual. Tener un suelo pélvico en perfectas condiciones no te exime de los pedos vaginales.
Existe el fetiche por los pedos vaginales
Así es, querido lector. Hay personas que se excitan muchísimo cuando aparecen. ¡Para gustos...!
Ahora ya sabes que es un proceso muy normal y muy común. Puede resultar incluso gracioso y oye, unas risas con complicidad con la persona que te mola te aseguro que vale oro. ¡Que un pedo vaginal no te corte el rollo! Tampoco tienes por qué amarlos, o convertirlos en un fetiche, ¿eh? Simplemente entiende que es algo que puede pasar... ¡y no pasa nada!