Todo el mundo sabe lo que es una muñeca hinchable: hay un montón de bromas sobre ella y hasta películas como 'Lars y una chica de verdad'. La industria de los juguetes sexuales ha tardado más en fijarse en el placer para las mujeres (y de los hombres gays), pero los muñecos han llegado también (y muy perfeccionados). En este otro artículo ya te hablamos de Henry, el robot sexual de RealBotix que no solo estaba bueno sino que te recitaba poemas y te contaba chistes (y tenía un pene regulable, btw).
Bien, entusiasmado ante la idea, procedo a comprarme uno. Desgraciadamente, Henry aún no está del todo disponible: saldrá a la venta hasta a lo largo de este año. Sin embargo, sí puedo ir haciendo volar mi imaginación y hacerme una idea de cómo será en lo físico y en lo intelectual (ya hay robots mujeres que hacen, más o menos, lo mismo que Henry). Así que vamos a diseñar a nuestro futuro novio.
Lo primero que me encuentro al entrar en la web oficial de Real Doll son chicas: hay chicas, chicas, chicas por todas partes, lo cual me indica que, por ahora, el robot sexual masculino no es ni de lejos su producto estrella. Tengo que hacer scroll (bastante) para encontrarme un pene, pero no viene pegado a un muñeco: es un vibrador. Debo ir a las opciones de compra y allí, al final, ya muy al final, encuentro "male real doll", o sea, "real doll masculino".
El precio de partida para diseñar al hombre de mis sueños es de 6.000 dólares y, a partir de ahí, todo irá aumentando según pongamos características. Puedo elegir entre tres rostros: los de Michael, Nick o Nate (como dijimos, Henry todavía no se vende). Eso son tres opciones. De mujeres hay treinta y dos. Me decido por Nate. Tiene cara como de intelectual.
Toca después el tipo de cuerpo. Mientras en las mujeres hay 16 opciones, en hombres hay dos: uno, sencillamente, es un poco más grandote que el otro. Ambos son cuerpos típicos de gimnasio: ¿qué pasa si un consumidor tiene querencia por las barrigas? Por ahora, ese muñeco no existe. Yo, ya puestos, elijo el más corpulento y musculado.
Lo siguiente es elegir el tono de su piel, desde blanquecino hasta chocolate. Indeciso, y pensando en que será muy extraño presentar a mi realdoll masculino a mis padres esta Navidad con un intenso bronceado, escojo el punto medio.
Llegan después los ojos. Aquí es donde el precio empieza a subir. El ojo básico no sube la tarifa. El de "realismo alto" la sube cincuenta dólares. Y el hiperrealista, que según informa la empresa está pintado a mano, ¡sube 350 dólares! Una vez seleccionado el ojo hiperrealista, puedo elegir entre catorce colores. Opto por el verde hierba.
Llegamos a un tema clave: ¿vello facial o no? Pues por supuesto que sí. Mi robot sexual masculino, con pinta de intelectual, necesito una basta que lo haga interesante. La tarifa sube 150 dólares. Y como la elijo de color castaño, como su pelo, son 150 dólares más. Por supuesto, también escojo que tenga pelo en la cabeza (puede no tenerlo y me ahorraré 75 dólares, pero los calvos, aún siendo interesantes, no son una filia que tenga por ahora).
Llegamos al asunto: el pene. Lo escojo fijado al cuerpo, claro, que yo quiero un novio, no un Mr. Potato. Momento de escoger el tamaño: elijo entre cinco. Escojo su pene extralargo, ya que estamos. Muy realista, además. Mi pene escogido, el XL, tiene 25,4 centímetros y más de cinco de diámetro.
Lo elijo con vello público, que el depilado tronista no me va. Son 400 dólares más porque se inserta vello a vello a mano. Me llama muchísimo la atención, por cierto, que no se pueda escoger si quiero vello en el resto del cuerpo, por ejemplo en el pecho. Eso sí, me da a elegir si quiero pequitas en la cara. Son 150 euros más. Mejor paso.
El precio total de mi muñeco se ha quedado en 7.135 dólares. Pero Henry, la versión de este muñeco cuyo rostro puede ejecutar emociones, te lee poemas, te cuentas chistes, te recita las letras de tus canciones favoritas y te saluda al llegar a casa cuesta cinco mil euros más. No está a la venta todavía, pero podemos saber un poco de cómo funcionará explorando las posibilidades de su versión femenina, porque las muñecas parlantes con inteligencia artificial sí están a la venta ya. Pero esto no va a ser tan sencillo como lo fue hasta ahora. Para ello tengo que cambiar de página web e ir a RealDollX, la versión avanzada de los muñecos sexuales hiperrealistas.
Aquí las cosas se ponen más privadas: para construir mi RealDollX hay que darse de alta con un e-mail y, superado ese paso, suscribirse por 30 dólares al año para pertenecer al ReallDollX Club y poseer la aplicación, imprescindible para comprar el muñeco y obtener la app con la que lo controlaré.
Aquí se acaba mi aventura de compra, porque yo busco a Henry. Pero algunas de las cosas que me esperan las puedo saber por la información que se da en otros apartados de la web. Por ejemplo, que con esa aplicación puedes elegir cómo quieres que esté cada día tu robot sexual: ¿afectuoso? ¿Hablador? ¿Divertido? ¿Inseguro? Existe una opción, incluso, para que esté celoso. Según la revista especializada en tecnología Wired, Henry tendrá hasta 12 personalidades para elegir.
También la voz (por ahora, solo en inglés) puede elegirse para que tenga acento británico o estadounidense y diferentes tonos, de más agudo a más grave. El software que usan las RealDolls (y que usará Henry) funciona como la inteligencia artificial, de modo que cuantas más le cuentes cosas de ti más información guardará. Es posible que un día un robot sexual nos escuche más que una persona.
Lo más curioso de todo es que (al menos en la versión femenina y muy probablemente también en Henry) tu muñeca puede tener diferentes personalidades, de modo que pueda parecer que tienes varias novias a la vez. Según la web oficial, "puedes crear y cambiar entre diferentes avatares. Cada una de ellas es una persona complemente diferente". O sea, esto plantea algo tan interesante como la infidelidad intelectual: siempre te acuestas con el mismo muñeco, pero un día tiene una identidad y otro día tiene otra.
La web de ReallDollX anuncia planes de futuro que despiertan tanta fascinación como inquietud: la inteligencia artificial de estos muñecos y muñecas seguirá ampliándose para conocer mucho más a su dueño y, en lo que respecta a lo físico, ya están trabajando en modelos que responden al tacto y cuya piel se calienta para parecerse, cada vez más, a la de un humano.