Diez filias que no sabías que existían
Las parafilias son patrones de comportamiento sexual en los que la fuente de placer no es el propio coito ni las relaciones sexuales convencionales, sino otra actividad, objeto o situación. Algunas de las más comunes y que seguro que te suenan de algo son la olfatofilia (excitación al oler ciertas partes del cuerpo de la pareja como el cuello o los genitales), la fonofilia (excitación al escuchar palabras obscenas durante el acto sexual) o la agrexofilia (excitación por el hecho de que otras personas te escuchen durante el acto sexual).
Aun así, hay otras parafilias que, si bien son más comunes de lo que piensas, sufren una gran estigmatización porque se relacionan con actividades, objetos o situaciones fuera de lo común:
1. Coprofilia: la coprofilia o coprolagnia consiste en la excitación sexual producida por las heces, desde su olor, textura e incluso sabor, hasta el simple hecho de ver a una persona defecando. El riesgo asociado es que si la práctica coprofílica implica ingerir las heces, la persona puede contraer diversas enfermedades infecciosas como la hepatitis B o la neumonía.
2. Urofilia: esta parafilia, también llamada “lluvia dorada”, se relaciona con la orina. Al igual que la coprofilia, implica sentir excitación bien por sus propiedades o bien por el hecho de ver a una persona orinando.
3. Eproctofilia: las personas con eproctofilia disfrutan sexualmente con los gases intestinales (en cristiano, los pedos). Y mientras tanto, tú aprietas y aguantas como un campeón porque la cerveza quiere salir en forma de aire en tu primera cita… Piénsalo bien, a lo mejor tu ligue de Tinder tiene esta parafilia.
4. Emetofilia: en la emetofilia, vomerofilia o “ducha romana”, la excitación sexual se relaciona con el vómito, ya sea provocado por uno mismo, viéndolo, escuchándolo o provocándoselo a otra persona. Esta práctica conlleva riesgos importantes para la salud como el ahogamiento por aspirar vómito, la deshidratación o las lesiones en el tubo digestivo.
5. Dacrifilia: en este caso, el placer sexual se relaciona con las lágrimas y el llanto de otra persona. Si has visto la película Kiki, recordarás a Candela Peña interpretando a una mujer con dacrifilia.
6. Formicofilia: es la prima lejana y marginada de la zoofilia. En la formicofilia, el placer sexual se obtiene a partir de pequeños insectos como hormigas, caracoles o moscas, y las sensaciones que éstos provocan en el cuerpo (desde sentir como caminan por la piel hasta introducirlos por orificios corporales para alcanzar el orgasmo).
7. Acrotomofilia: consiste en sentir excitación sexual por personas con miembros amputados, relacionándose el deseo con el muñón o muñones de la pareja. Dentro de las comunidades fetichistas online, destaca la práctica de “Electronic Surgery”, en la cual se digitaliza el cuerpo de una persona para que parezca que tiene una parte amputada.
8. Hierofilia: se trata de una parafilia relacionada con los objetos sagrados o religiosos (crucifijos, Biblias, iglesias, etc.). Como las señoras que van a misa todos los domingos, pero elevado al cuadrado.
9. Maschalagnia: es un tipo parcialismo (atracción por una parte del cuerpo no erógena) relacionado con las axilas, ya sea observándolas, tocándolas u oliéndolas.
10. Espectrofilia: esta parafilia tan llamativa se podría definir como un encuentro sexual entre entidades espirituales y personas vivas. El fenómeno sobrenatural puede ser vivido como placentero o desagradable, pero debe tener un componente sexual. “¿Y esto a quién se le ocurrió?”, te preguntarás. Pues uno de los primeros casos documentados fue el de Carla Moran, una mujer que supuestamente fue víctima de los abusos sexuales de tres entidades paranormales. ¡Hasta hay una película basada en sus testimonios!
Seguro en algún momento has pensado “Joder, ¿a quién le puede poner el vómito?”. Piensa que si estas parafilias tienen nombre es porque bastantes personas las han experimentado y, por lo tanto, se ha hecho necesario encontrar un término que describiese su experiencia. Que sean gustos extraños, desconocidos o relacionados con aspectos que la mayoría no suele encontrar eróticos, no implica que no existan.
Antes de criticar los gustos sexuales de una persona, imagina lo difícil que tiene que ser compartir o confesar que tienes alguna de estas parafilias. No es lo mismo decirle a tu pareja “oye, me gustaría probar esta postura sexual” que “oye, me gustaría que me orinases encima”. Como con todo en esta vida, mientras el sexo se realice de manera consensuada y segura, con una persona adulta que de su consentimiento explícito y sin ningún acto ilegal de por medio, no tiene absolutamente nada de malo. Peor es juzgar las preferencias sexuales de una persona sólo porque no logramos entenderlas.
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