Hola, me llamo Perra de Satán y hace dos meses que eliminé mi cuenta de Tinder y me desinstalé la aplicación. Tinder y yo hemos tenido una relación... complicada. Han sido dos años de uso, a pesar de que durante los últimos seis meses lo dejamos y volvimos varias veces. Pero al final me planté y dije: ¡esta va a ser la definitiva! Y hasta hoy. Es verdad que desde entonces no he conocido a nadie interesante pero he ganado en salud mental.
A toro pasado, mi experiencia en Tinder, en general, ha sido mala. He conocido a chicos, he quedado con algunos y uno hasta llegó a gustarme locamente, pero, vamos, que haciendo un balance general: todo mal. Y si solo me hubiera pasado a mí, pues mira, qué mala suerte. Pero creo que esta es la tónica general. Cuando Tinder se popularizó la gente todavía entraba buscando el amor y sé de varias parejas de mi entorno que se conocieron gracias a Tinder y ahí siguen, pero la cosa enseguida degeneró y llegó a ser... yo qué sé qué, es que no le puedo ni poner un nombre. Se convirtió en un reducto de gente mal, teniendo experiencias mal y comportándose y tratando a otra gente mal.
Así que, llegados a este punto, no queda sino reírnos. Una vez superada la etapa Tinder y habiendo roto todas las expectativas que puse en esta aplicación, habiendo admitido por fin que lo que yo quiero para mí tiene muy pocas posibilidades de aparecérseme a través de una aplicación como esta, ya solo quedan las risas.
Podría empezar por los humani-Tinder-tarios, pero ya les han dedicado un tema en exclusiva para ellos. Sin embargo, creo que es necesario recalcar la cantidad de gente que utiliza "fotos con negritos" para ligar. En general, el tema de las fotos que escogemos para mostrar cómo somos da para estudio sociológico.
Fotos con negritos, fotos con animalitos (cuanto más exóticos, más puntos), fotos en lugares del mundo (cuanto más cerca de Asía, más puntos), fotos con el cochazo o la motaza, fotos ¿¿con un pez muerto?? (en serio, a mí me salían MUCHOS aficionados a la pesca), fotos rodeados de tías buenas para que veas que yo no me conformo con cualquiera, fotos haciendo deporte (cuanto más raro sea el deporte, o más peligroso, más puntos), ¡hasta fotos desenfocadas en las que ni siquiera se ve bien a la persona que estás likeando o nopeando!
Es fácil reírse de estas pequeñas cosas que nos ha dado Tinder, lo difícil es reírse cuando te engañan, que es lo más normal que te puede pasar en Tinder. Yo no he tenido ningún caso de catfish, pero sí de croaching (si no sabes lo que significa esto, estás de suerte, tenemos diccionario de términos tinderescos). Lo peor que me ha pasado en Tinder ha sido quedar con un tío varias veces, notar el feeling, e ir descubriendo que estaba quedando a la vez no con una ni con dos ni con tres... ¡¡hasta siete personas!! Y luego vendrá quien diga que si usas Tinder te arriesgas a estas cosas... ¡pues por eso dejé de usarlo!
Otra de las cosas que me pasó y que no me gustó nada fue cuando me tocó la cita con el tío-complejos. Encontré a un chico que me hacía gracia, hablamos unos días y me seguía haciendo gracia, y me dije "pues habrá que quedar". Y quedamos, y vino a mi casa, y muy majo hasta que... me dijo que la tenía pequeña. Bueno, pues ya que estamos aquí... palante, qué vas a hacer. La cosa es que el chico ya no paró de hablar de su pene, haciendo chistes o comentarios que quizás le salían porque intentaba quitarle hierro al asunto pero lo que consiguió fue que no parase de pensar en su pene y lo pequeño que era durante todo el rato que estuvimos juntos, ¡y eso que su pene, luego, no era tan pequeño! ¿Y lo mejor de todo? Que cuando se fue, como dos o tres horas después, nos estuvimos mandando unos whatsapps y... ¡seguía hablando de su pene! Venga, chico, pues block.
Pero también pasan cosas divertidas, como cuando te encuentras a famosos. Probablemente no pueda decirlo porque es meterse en la intimidad de la gente pero... ¡me encontré a un componente de Café Quijano! (No diré cual, así no quedo tan mal). Y también me encontré al mismísimo Ignatius. Aprovechando su paso por Yasss, quise contárselo (porque al final no hubo match).
Aunque el sentimiento que más se me ha repetido en mis citas-Tinder ha sido: "oh Dios mío, sácame de aquí". Aún recuerdo una de mis primeras citas a través de esta app, que quedé con un chico muy friki que me parecía majísimo e interesantísimo y quedamos para tomar unas cervezas. Pues cuando llegué allí, resulta que estaban todos sus amigos. O sea, no había quedado con él, había quedado con cinco personas muy apasionadas de los cómics que hablaban de cosas que yo ni entendía ni me importaban un pepino.
Mi conclusión personal es que en Tinder es "tan fácil" acceder a la gente y conseguir citas que al final no se valora a las personas, se las trata como si fueran embutido en el supermercado: este sí, este no, este lo devuelvo y este lo compré pero ya no me apetece. Tinder llegó a afectar muchísimo a mi autoestima y a la manera en que me relacionaba con los hombres, así que le tuve que decir: ¡Hasta luego Maricarmen!