La batalla del amor entre millennials y centennials: las diferencias entre cada generación a la hora de ligar
Tinder sigue siendo la aplicación más utilizada, aunque le han surgido otras competidoras que los millennials están aprovechando.
Los referentes generacionales cambian radicalmente entre millennials y centennials.
El lenguaje es uno de los puntos que marca la diferencia entre generaciones.
Tirar fichas, echar la caña, pescar salmones en el río, hacer la voltereta con otro ser humano y proponerle tener gatitos después de una cita Tinder en la que uno de los dos, por suerte, no acaba huyendo por el ventanuco del baño de la cafetería donde habéis quedado. En suma, ligar.
Hay diferencias entre generaciones como los centennials y los millennials. Con sutiles cambios, unos y otros no buscan sus romances de la misma manera.
¿Cuáles son las diferencias de una generación y otra?
La conversación
Chat. Cafetería, interior, noche. Recital poético de Malasaña con olor a sudor encapsulado de hombre adulto. Bar con cartas donde pone ‘foodie’ para disimular que venden bocadillos de calamares grasientos. En suma: un lugar donde hablar y encontrar el amor.
Los referentes generacionales (gustos audiovisuales, sagas de libros, películas por las que suspirar, canciones que tararear en las noches solitarias) cambian radicalmente entre millennials y centennials. Entre 1985 y 1995, posibles años de comienzo de generación, hay un abismo cultural; y eso marca definitivamente la forma en la que unos y otros ligan.
El/la millennial quizá se acuerde con nostalgia de esos tiempos de club en los que bailaba algún temazo de Love of Lesbian o Vetusta Morla y ponga una cara levemente ridícula. Es una generación que llevó el concepto de ‘indie’ hasta el extremo. Este tema es indie. Este libro es indie. Mi chico es indie, toca en un grupo, por eso está pálido hasta la desnutrición.
En cambio, un/a centennial conectará inmediatamente contigo si le hablas de reggaetón, y como esa generación que ha subido un par de peldaños en su conciencia social (desde el feminismo a la preocupación medioambiental), no tendrá vergüenza de mostrar sus convicciones y defender un mundo más justo.
Los lugares del cortejo
Los millennials conocieron la prehistoria del ligue digital: Grindr, Adopta un tío, Meetic, Badoo en sus estados iniciales (Sodoma y Gomorra, no nos hagáis hablar), y por supuesto, Tinder, que sigue invicta en el trono como la aplicación que más millennials y centennials reúne intentando hacer match.
Sin embargo, son los zetas los que la han conquistado y los que más la usaron durante la pandemia, con un crecimiento importante de usuarios que ya no buscan exactamente relaciones cortadas por el patrón romántico clásico. Si algo puede diferenciar a ambas generaciones, es que los zetas mantienen sus expectativas románticas a raya en las aplicaciones de citas. No se cierran.
Si los rumores son ciertos, puede que buena parte de los millennials se estén pasando a Bumble; en ciertos aspectos, una app mucho menos acelerada que Tinder, donde son las ellas y solo ellas las que pueden iniciar las conversaciones.
¿Emojis? Dame cuatro kilos
Los millennials, esas criaturas mitológicas que siguen utilizando el icono xD sin sentir vergüenza ajena, siempre son cautos con los emojis, los utilizan con discreción, como un arma más en la caja de herramientas de la seducción. Sus proposiciones para quedar tienen siempre ese aire desenfadado; una puerta abierta, sin malos rollos. “¿Te apetece tomar algo estos días?”. Son la generación que todavía conoció el sentimiento de vergüenza al confesar que utilizaban apps de citas (todavía no eran una forma como otra cualquiera de conocer gente).
Para los centennials, nativos digitales de pleno derecho, el emoji es algo así como una segunda piel. Sus conversaciones parecen un campo de minas visuales, entre caritas sonrientes al revés y emoticonos de cuchillos. Los memes les corren por la sangre y su idioma en los chats siempre utilizará la artillería visual como apoyo al texto, mucho más que las conversaciones para ligar de los millennials, más tradicionales. Todo vale: emojis, stickers, gifs.
Van directos al grano. “¿Unas cerves en un rato?” en lugar de ser cautos con la primera proposición de cita, como les pasa a los millennials. Por suerte para estos últimos, el xD ha vuelto con más fuerza que nunca. Los zetas le han cogido el gusto y han comenzado a utilizarlo otra vez.
El lenguaje
Entramos en ese infierno semántico, que también marca la diferencia entre generaciones. Los centennials ganan la partida en molonidad por KO.
Si una frase como “Jorge ha pillado esta noche” o “Elena se lo ha tirado” es claramente idioma millennial para indicar que ha habido sexo, algunos centennials utilizan la expresión: “Hacer el delicioso”. Son la generación que ha incorporado a su enciclopedia de frases para ligar la que probablemente sea la absoluta reina, porque combina al mismo tiempo desparpajo, ambigüedad, ironía y un sanísimo sentido de la existencia. Ganan la partida por KO.