En el sexo el límite lo pone la imaginación, el deseo y el consentimiento y nada mejor que probar nuevos elementos que puedan ayudar a hacer que la experiencia sea diferente para evitar que sea la rutina la que se instale en nuestras relaciones, tanto en soledad como en compañía. 

Mientras que parece que introducir determinados juguetes o prácticas, sumar elementos tan sencillos de conseguir en cualquier casa como los espejos parece todavía estar rodeado de cierto tabú. Nada mejor que dejarse llevar por las ganas de probar cosas nuevas, sobre todo porque un espejo puede hacer que nuestras experiencias sean completamente diferentes. 

Un espejo o varios no tienen por qué cambiar la actividad en sí misma, no nos ayudará a ser más flexibles o hará que mágicamente encontremos todos los puntos de placer del cuerpo (aunque en este caso puede que ayude). Sin embargo, un espejo puede añadir intensidad a la experiencia. 

Por ejemplo, nos convierte en actores y espectadores al mismo tiempo, lo que hace que aumente el morbo de la situación. Permite ver lo que está sucediendo desde un ángulo diferente, lo que hace que tengamos una nueva perspectiva. Es más sencillo ver los movimientos que hacemos o las caras que ponemos. Esto puede ayudarnos a sentirnos más atractivos y sensuales. 

También es un elemento que puede ayudarnos a cumplir algunas fantasías, se convierte en un elemento externo que aumenta la excitación y permite que la imaginación tome nuevos derroteros, ayudando a introducir elementos novedosos en una rutina que no conviene que llegue a ser aburrida. Salirse de lo habitual puede ayudar a mantener la chispa encendida y los espejos son una estupenda forma de innovar. 

Un espejo es una gran forma de potenciar el autoconocimiento, No solo nos permite ver zonas de nuestro cuerpo a las que habitualmente no tenemos acceso, de este modo, sobre todo durante la masturbación (donde podemos prestarnos más atención a nosotros mismos) podemos descubrir mejor nuestro cuerpo. Conocerse a uno mismo es esencial para descubrir el propio placer, también en pareja.  

Así, un espejo colocado en el lugar adecuado, reflejando lo que nos interesa, puede ser un elemento esencial para potenciar el placer, para visualizarnos y ser conscientes de nuestros movimientos, para disfrutar de la otra persona desde un punto de vista diferente. Es ideal para cumplir fantasías, salir de la rutina y abrir las puertas a un mundo lleno de sensualidad y posibilidades. 

Puede potenciar la intimidad con la pareja y mejorar la comunicación, gracias a sumar un espejo en tus experiencias sexuales puedes aumentar la confianza en ti mismo, la confianza en tu cuerpo. Todos los sentidos son importantes y de esta manera se potencia la vista, pero recuerda que es cosa de dos (o de más) por lo que antes de introducir un espejo en la ecuación, todas las partes tienen que estar de acuerdo en que es una buena idea y algo que desean probar.