La mente es poderosa y nos permite disfrutar de experiencias que no siempre podrían tener lugar en el mundo real. En el caso de las fantasías sexuales, se las considera una manera privada de excitación sexual y conviene tener claro que no siempre se busca hacerlas realidad. 

Las fantasías están solo en nuestra mente (aunque en algunos casos se pueden llegar a hacer realidad), esto hace que quien las tiene tenga el control absoluto de lo que sucede, por lo que siempre será de su agrado, mejora la autoestima e influye en la libido y el deseo. 

La meta de las fantasías sexuales es conseguir un placer que solo está en nuestra mente, pero la manera de alcanzarla entre hombres y mujeres suele ser diferente. 

En el caso de las fantasías masculinas, están más relacionadas con la dominación y tienden a ser más explícitas y visuales, con una mayor variedad de actividades sexuales. En el caso de las femeninas, suelen estar pensadas hasta el más mínimo detalle, incluso guionizadas. También incluyen más detalles románticos. 

Merece la pena destacar que no existen fantasías correctas o incorrectas, son el resultado de la expresión de los deseos de cada uno. En ellas se puede ser protagonista o un mero espectador, pueden incorporar prácticas habituales, nuevas personas, elementos nuevos o incluso recrear una situación ya vivida. 

Entre los hombres hay ciertas fantasías que se repiten y una de las más frecuentes es la de hacer un trío, habitualmente con dos mujeres, que a su vez juegan entre ellas. Esta fantasía incluye el cambio de pareja, además de estar con una persona nueva. Otra de las más habituales es ver a su pareja teniendo sexo con otra persona o ‘cuckolding’, una suerte de infidelidad, que no es tal porque todo es consulado y consentido. 

El sexo en lugares públicos se convierte también en una fantasía habitual para muchos hombres, con la emoción añadida de poder ser ‘pillados’ en cualquier momento, una fantasía que no complicada de realizar, siempre que no se tenga demasiado pudor. El ‘roleplay’ también ocupa un lugar destacado entre las fantasías más habituales, en los que ambos miembros de la pareja asumen un papel diferente.  

Entre los hombres son habituales las fantasías con juegos de dominación, tanto en el papel del dominante, haciendo cumplir sus deseos, como en el del sumiso. De hecho, esta es una de las fantasías que también es frecuente entre las mujeres. 

También entre las mujeres es habitual la fantasía de hacer un trío, claro que en este caso lo más frecuente es que se imagine junto a otras dos personas con pene y ninguna de ellas sea su pareja. De hecho, el intercambio de pareja es otra de las fantasías habituales entre las mujeres. 

Destaca también la fantasía de tener sexo con un desconocido, un encuentro misterioso cargado de morbo, pasión y emoción con alguien a quien nunca más volverán a ver. Sexo sin juicios ni ataduras. Para muchas mujeres también resulta muy excitante fantasear con ser observadas, dejando salir su lado más exhibicionista.