El consentimiento es sexy, por lo menos lo es para muchas personas que encuentran que una comunicación fluida y abierta supone un extra en las relaciones, también en las relaciones sexuales. Tener claros los deseos de cada uno y estar dispuestos a satisfacerlos en pareja (o grupos) sin tener que sobrepasar ningún límite propio, supone un valor añadido para muchas personas.
Cada persona es diferente y disfruta de su sexualidad a su manera, por eso resulta tan satisfactorio encontrar a esas almas gemelas que se acompañan en el viaje, personas que entienden esta parte de las relaciones de una manera similar y con las que se puede ser completamente libre, sin miedos y, sobre todo, sin tabúes, algo que puede llegar a ser un lastre a la hora de disfrutar.
Entender que los únicos límites los ponen las personas implicadas es un gran paso para dejar de sentir culpabilidad ante deseos o fantasías, y los partidarios del sexo ‘kink’ hace tiempo que descubrieron esto. Este concepto no es demasiado conocido, pero ahora que Emma Watson lo ha puesto sobre la mesa, nada mejor que descubrir un poco más sobre esta opción que parece haber convencido a la intérprete de Harry Potter.
Aunque está asociado con el mundo BDSM, no es exactamente lo mismo. Quienes practican BDSM, acrónimo de Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo, lo consideran más una forma de vida que una práctica sexual. Las personas que practican el sexo ‘kink’ son aquellas que realizan alguna de estas prácticas sexuales de manera eventual.
Hace referencia a las fantasías sexuales, pero sobre todo a llevarlas a la práctica, todo lo que se aleje de la práctica tradicional puede ser considerado kink, pero sobre todo hace referencia a prácticas como la sumisión o los juegos de roles, disfraces o el uso de diferentes accesorios o juguetes sexuales, o el propio BDSM al que hacíamos referencia antes.
Así, en el sexo kink es clave la imaginación, crear escenarios en la mente que permitan inventar fantasías que se quiere recrear, pero también es esencial la comunicación. Para que ambos disfruten al máximo es esencial aprender a saber lo que desea la pareja, no solo la persona, ponerlo en común y establecer los límites.
Las personas que practican el sexo kink destacan por sus ganas de jugar, de disfrutar, de probar cosas nuevas, no temen experimentar y dejarse llevar, están dispuestos a innovar. Para esto es necesario tener confianza con la pareja o parejas y, sobre todo, no temer expresar lo que se siente en cada momento.
Es necesario estar libre de prejuicios y tener ganas de hacer realidad esas fantasías que se salen de lo convencional, experimentar nuevas sensaciones, en general se trata de un sexo atrevido, con un toque explosivo, para el que hay que mantener la mente abierta y tolerante, sin miedo a prejuicios y tabúes y, sobre todo, con muchas ganas de disfrutar y sentirse libre.