Filias y ASMR: Los inocentes vídeos con los que se masturba la gente en Youtube
Y claro. Por supuesto no sólo vi los vídeos. Ahí descubrí una manada de animales nocturnos que, como yo, llegaban a estos vídeos buscando sensaciones, emociones y orgasmos sensoriales-o-lo-que-surja. Fue leyendo estos comentarios cuando entendí lo que buscaba en realidad la gente que se agolpaba en torno a aquella sensorialidad. Esta gente buscaba, simple y llanamente, masturbarse.
Decidí investigar también más allá del ASMR. Me propuse, guiado sólo por mi curiosidad y los mecanismos de big data del gigante del streaming online, encontrar otros fetichismos aparentemente inocentes con los que la gente llegara a orgasmos, del tipo que fueran, en abierto y en Youtube. Lo que viene a continuación fue lo que encontré.
50 sombras de ASMR
Por si hay alguien que no sabe lo que es el ASMR, es un neologismo que responde a las siglas Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma en inglés. Es decir, son vídeos (y audios, sobre todo audios) que buscan una respuesta del cerebro muy concreta: relajación, calidez y hormigueo en zonas como el cuero cabelludo o la columna vertebral.
Cada vídeo de ASMR es diferente, pero para mí, la simplificación de un vídeo clásico de ASMR es aquel en el que una chica, en primer plano, frota pinceles de pelo por los micrófonos más sofisticados, relatando sus aventuras imaginarias mientras tamborilea con los dedos todo tipo de superficie, hablándote con la voz de Najwa Nimri, como podemos ver aquí.
¿No parece muy sexy, no? Así en principio parece más neuronal. Vale. Y a mí me encanta que la gente sea cósmica y sensorial, de verdad. Me flipa. Pero claro, soy de las personas que piensa que todo lo que tenga éxito, tiene que ver (directa o indirectamente) con el sexo. Y me parecía sospechoso, cuando descubrí estos vídeos hace unos años, que las protagonistas fueran sólo chicas. Vale, pues no. Ahora también hay chicos. Esto significa que el sexo o género es importante en estos vídeos, lo que apoya mi teoría de la corporalidad detrás de todo esta historia. De que la gente que ve estos vídeos no sólo busca calor y vibración en el cuero cabelludo, sino también en otros sitios.
La mayoría de vídeos de ASMR, además, están basados en un roleplay. El ASMR del barbero es especialmente popular. El sonido de la espuma, de la cuchilla, de las tijeras, se posiciona en Youtube como uno de los fenómenos que más respuesta (sensorial, o al menos de visitas) producen. Pero claro, también encontré los vídeos que os pongo a continuación. Y sí, el ingrediente neuronal e incorpóreo está ahí. Lo compro. Pero vamos, que lo que vais a ver aquí es fetichismo clásico, del de toda la vida.
La clásica escena del doctor. Los guantes de látex. Todo lo que ocurre fuera de campo. Y esta pregunta al aire: ¿de verdad alguien puede considerar relajante, en términos neuronales, una visita al doctor? Ok, entonces esto debe de ser otra cosa.
Hungry Lips es un canal con más de 200.000 suscriptores. Y con un montón de modelos haciendo ASMR en lencería. Ah! Y en abierto para todo Youtube.
Éste incluso tiene un disclaimer por si algo te parece demasiado sensual. Y simula un rapto.
Los hashtags típicamente sexuales: la peor de las decepciones
Ya tenía un propósito aquella noche de insomnio. Ya tenía la fiebre de querer saber con qué otros vídeos aparentemente inocentes se pmasturbaba la gente. Y claro, se me presentó un problema: ¿qué hashtags debía poner? Los hashtags en Youtube son privados, el usuario común no tiene acceso a los entresijos de la persona que ha subido el vídeo. ¿Cómo iba a saber, entonces, por donde tirar?
Sobre todo al principio de mi búsqueda, probé introduciendo todos los hashtags relacionados con el sexo que se me ocurrieron: Hot, sex, fetish. Muy lejos de llevarme a lo que yo imaginé sería el mayor acercamiento posible que se puede hacer desde Youtube a la Deep Web, me llevaron a vídeos de música pop. Ariana Grande, The Pussycat Dolls, Manila Luzón. Vale, íbamos mal.
Entendí entonces que lo que tenía que hacer era navegar por los vídeos en base a corazonadas, casi con los ojos cerrados, guiado por un hilo del que nunca iba a tener el control absoluto. Ahí fue cuando empezó lo interesante.
Gente que aplasta cualquier cosa —en serio, cualquiera— con los pies
Así que volví al punto de partida, a las (sobre todo) chicas peinando sus cabellos, de ahí pasé a personas comiendo fruta, y de ahí a personas aplastando fruta.
El primer vídeo que encontré de esta práctica era un plano fijo. Un primer plano de unos pies de mujer con las uñas de color petróleo, aplastando unos tomates. De esos tomates salía, salpicando con potencia, todo el jugo, que manchaba un suelo de tarima flotante. Esto ya sí que me parecía sexy.
Y no son sólo tomates lo que esta fetichista del estrujamiento frutal aniquila con sus pies: les siguen melocotones en almíbar, kiwis (con piel) e incluso unas durísimas mandarinas. Nada se resiste a este pie destructor. Paso el vídeo hasta el final y veo, con un poco de pena, que no termina mezclando todos los jugos multicolor con los pies. Considero esto un bajón considerable.
Salto de vídeo en vídeo, y me doy cuenta de que no hay nada que un pie humano —femenino y desnudo— no pueda destruir: cupcakes, todo tipo de frutas (incluso una sandía), tartas, palomitas de maíz, Doritos, incluso juguetes de plástico. Me detengo en uno muy especial. Es un vídeo en el que la portadora de estos destructivos pies dice ser una madre. Una madre que, según la descripción del vídeo, ha decidido romper con los pies (claro, desnudos) la PlayStation del hijo por jugar demasiado. Una madre peligrosa.
Y de ahí, al frote de calcetines
Yo soy muchísimo de frotarme los pies. A veces es que, de hecho, si no me froto los pies durante diez o quince minutos antes de dormir, no puedo conciliar el sueño. A mí el frotamiento de pies me da paz. Por eso veo este vídeo y retengo una carcajada. Después de pasar como de puntillas por el ASMR y por los pies destrozatodo, he encontrado una filia con la que me puedo identificar. Además, desde un punto neurológico.
El vídeo, sin embargo, no me excita nada. Siento placer, sí, pero porque me froto mis pies uno contra otro mientras se los frota el protagonista. Y sí, me gusta, pero eso no es mérito del vídeo. Quizá no excita a nadie, pienso, pero de nuevo en los comentarios me sacan de dudas. La gente está emocionadísima, pero yo no.
Intento buscar otros vídeos de pies, pero no encuentro prácticamente nada de valor. ¿Será que Youtube entiende todos los orgasmos neuronales menos el mío?
Tras una travesía por calcetines navideños DIY, Marie Kondo doblando calcetines y prístinas muñecas de trapo hechas de calcetines viejos, me encuentro con un vídeo de un turista voyeur que se aventura a grabar desde la otra orilla del río, a un grupo de chicos que se han descalzado a causa del calor y de una presumiblemente intensa caminata por la ribera. Y este vídeo sí es digno de atención. Y de hipervínculo. Qué gracioso el voyeur, que ha añadido una tonadilla veraniega a su nervioso zoom que va de unos pies a otros. Qué arte el voyeur, el paparazzo, que ha montado el vídeo al compás de la canción para que uno de los actores mueva el pie (con calcetín claro) al ritmo veraniego. Qué majo.
Cosquillas sin piedad: el horror
Aquí ya la cosa me pareció menos ingenua. Aquí se notaba que el motor de búsqueda empezó a ponerse un poco más darks. Aquí a las etiquetas secretas debía de habérsele unido alguna bastante turbia.
No sé de dónde venía, pero terminé en un canal llamado "Cosquillas en español". Y lo que aparecía en el vídeo eran dos señoras con faldas cinturón amarradas a una estructura que les inmovilizaba los pies, tumbadas la una sobre la otra en una colchoneta. Fuera del (por llamarlo de alguna forma) tatami, hay una chica con un chándal de dos piezas. Ahí empieza un cosquilleo intensísimo que se graba desde varios ángulos, en el que se insertan detalles de los pies desnudos de las chicas, primeros planos de la risa agónica de la única en el vídeo que no hace cosquillas a nadie, a la que todo el mundo cosquillea.
Esto ya me pareció mal. Y, evidentemente, sádico. Me imaginé en el papel de esa pobre chica y no me gustó. Yo últimamente tiendo a pensar que en la vida todo es machista y denigrante para la mujer, y en realidad no es que yo lo piense, es que básicamente todo en la vida lo es. Es por eso que este tipo de vídeos de inocentes cosquillas a mujeres me parecían, simplemente, una agresión. No quise ver más, pero tenía que seguir investigando.
Por primera vez en este experimento me encontré (por fin) con vídeos con restricción de edad. Pensé en alguien como yo, con sentido común, que había decidido que eso no era aconsejable para la infancia. Bajo el amparo de “sólo para adultos”, encontré vídeos de cosquillas por etnias, un señor cosquilleador hipermasculinizado llamado Mr. Tickler, e incluso vídeos que se llamaban “Tickle abuse”. La turbiedad.
Sirenas marihuaneras
Estaba con un bajón después del abuso cosquillero. No quería seguir. Y entonces pensé en algo que a mí sí me daría morbo ver en Youtube. A mí, personalmente. Y esto era gente fumando. Y encontré gente fumando marihuana.
Busqué solo “smoking+weed”. Al principio vi muchos vídeos de chicos, y pensé que con esos chicos en concreto (mi atracción sexual predominante es hacia personas de mi mismo sexo) no me masturbaría. Pero, ¿y con otros? Nada, ningún vídeo me despertaba nada sexual. Di mi fantasía fumadora casi por perdida... y entonces se me ocurrió añadir a la fórmula de búsqueda la palabra “girl”. Al escribir “girl + smoking + weed” la cosa cambió. Me apareció una sirena marihuanera: MjMermaid.
Ahora podréis decir… a ver, no entiendo eso de que se masturbe la gente con este vídeo. Ese vídeo es un vídeo súper normal de una blogger de marihuana que a ver, se llama Sirena como se podría llamar, yo que sé, Bogabante. Muchos opinaréis que estos vídeos son muy normales y me diréis que a ver, que no me flipe. Pues a ver, yo os contesto que OK. Y os pregunto qué os parece que estarán haciendo los usuarios —con o— que comentan cosas como “Soy de Alemania y no lo entiendo todo, pero me da igual, estás muy buena”, "sexy ass girl".
La satisfacción de ver a alguien comerse su propio peso en pollo frito
Y ya cuando pensaba que mi búsqueda no podría darme ninguna satisfacción, me acordé de la gente a la que le pone cachonda ver comer a alguien en las páginas de porno por webcam. Y de los fillers. Y del muk-bang. Y llegué a Trysha Paytas y sus eating challenges. Me hizo especialmente feliz este que os enlazo en el que clama en el título que va a comerse su propio peso en pollo frito. Me encantó. Además, que se preparase el estómago con un aperitivo de nada, unas cupcakes de chocolate industriales, me conquistó completamente. Decidí guardar el enlace, y más adelante, mientras escribía esto, la busqué en la Wikipedia. Llevo escribiendo todo este relato con vídeos de Trysha de fondo, contándome su vida y comiendo y bebiendo todo lo que le cabe en el cuerpo. Sí, me he enganchado a verla comer. Y a verla hacer cualquier cosa que decida hacer en abierto. Así que por primera vez desde que empecé este experimento y justo antes de dormir, encontré placer neuronal, por fin.
Ya medio zombie, después de Trysha, fui saltando de manera un poco random a otros vídeos de personas comiendo de manera muy expresiva. Tenía bastante sueño. Y aunque no conseguía orgasmos con estos vídeos, sí que me llenaron de un intenso placer.
Y así, mientras veía a esta señora comiendo intensa y sexualmente pepinillos, se hizo de día. Decidí meterme en la cama y mientras me dormía, pensaba en que después de este experimento mi Youtube ya nunca será el mismo. Sé que entre los vídeos de Nikki Tutorials y los de Ter, van a empezar a colarse ahora amazonas vestidas de látex haciéndose cosquillas, alguna MILF rompiendo Playstations, calcetines de materiales preciados, comida basura, y Najwa Nimri.