La vida veraniega no sería igual sin las metamorfosis estéticas de Billie Eilish, faro y diva pop que guía nuestras gargantas para cantar sus temazos en pleno verano (y con la que, por suerte, siempre es fácil declararse al crush; solo hace falta utilizar alguna de sus míticas canciones).
Es cierto que los cambios de look y peinados de la cantante se suceden mucho más rápido que su vida amorosa, una faceta en la que, al igual que la música, Eilish ha encontrado prosperidad y felicidad junto a Mathew Vorne, su última conquista, diez años mayor que ella.
Si alguna vez la madre de Eilish le advirtió sobre no juntarse con actores de peinado fabuloso, cantautores con guitarrita o, peor, poetas, parece que Eilish no hizo caso. La dulce parejita no se separa ni para pelearse, y aunque Eilish es una diosa del pop que ya forma parte de la historia de la música, a su novio actor no le va del todo mal.
Su nombre completo es Mathew Tyler Vorce. De momento, no cuenta con el éxito de su chica, ni mucho menos, pero ya ha dado sus primeros pasos para ser más conocido en el faranduleo estadounidense.
Vorce es un actor nacido en Los Ángeles con una escueta lista de películas en su currículum actoral, casi todas producciones discretas en la inmensa maquinaria de Hollywood y las grandes productoras de televisión estadounidenses.
El actor ha aparecido en cintas como ‘Little Monsters’ o ‘Dark Hours: typee’, y no es la única faceta profesional en la que dice sentirse cómodo delante de sus 40.000 seguidores en su cuenta de Instagram. Es el presentador del podcast ‘Searching For Putty Man. Por lo que él mismo ha contado, también se considera escritor, pero de momento no hay ningún libro que pueda dar prueba de su talento.
Las redes sociales son una hidra de varios cientos de miles de cabezas que necesitan alimento constante para seguir vivas, y por eso no es de extrañar que el novio de Eilish y sus cuentas de Twitter hayan sido objeto de escrutinio desde que los pillaron acaramelados en la primera foto juntos, hace ya varios meses. Salían de una cafetería con la sonrisa bobalicona y adorable de los enamorados cuando un paparazzi los capturó. La fuente que lanzó la noticia fue Page Six.
A los fans de la cantante no les gustó nada la diferencia de edad de la pareja (Vorce tiene 29, le saca más de diez años a Billie Eilish), y aprovecharon este cebo para seguir rastreando de arriba abajo su cuenta de Twitter.
Ha quedado ya muchas veces demostrado que tu yo de hace diez años puede traerte la desgracia a tu yo actual, tan solo basta con que hayas publicado un tuit desafortunado que se viralice en el presente, y eso fue lo que le pasó al bueno de Vorne. Varios tuits de su pasado eran abiertamente homófobos y racistas según algunos usuarios, y eso bastó para que el maremoto de Internet se le echara encima.
El actor tuvo que salir a defenderse y disculparse delante de la turba internetera de Twitter, que buscaba llenarse las fauces con su sangre digital y chuparse los deditos. Es cierto que muchos usuarios sensatos disculparon al Mathew del pasado. Al fin y al cabo, la red es también un diario íntimo que refleja nuestras distintas personalidades a lo largo del tiempo. ¿Quién cuenta con un pasado limpio en redes y puede asegurar que jamás ha dicho algo hiriente y desafortunado?
Claro que, en este caso, cuesta pensar que el contenido de esos tuits pudiera malinterpretarse. Vorne era claro, directo (y homófobo, racista, machista también). Por ejemplo, a Adele, otra de las divas del pop británico, Vorne le dedicó un dulce apelativo en uno de sus famosos tuits: “La Miss Piggy británica”. De las mujeres que se definen a sí mismas como espíritus libres dijo que eran “simplemente unas zorras”, y la palabra “faggot” (un apelativo despectivo para las personas gays) aparecía un buen número de veces.
"Quiero pedir perdón por las cosas que escribí en las redes sociales en el pasado”, explicó el actor. “El lenguaje que usé fue hiriente e irresponsable y entiendo lo ofensivas que son esas palabras. Si fue una letra, una cita o simplemente yo siendo tonto, no importa. No debería haber usado este lenguaje en primer lugar y no lo volveré a usar. Lamento mucho el daño que he causado", añadió.