Suponemos que ver el vídeo 'Look What You Made Me Do' les hizo experimentar un conato de paro cardíaco, y no solo porque la cantante las troleara ante el mundo, sino porque hay tantas Taylor en el vídeo como para crear su propio batallón de Lemmings arios. Pero ahora no solo tienen que temblar cada vez que Taylor estrena vídeo o recoge un premio, sino que su peor pesadilla se ha hecho realidad: Swift tiene dos clones.
Y como suele ocurrir cuando te pareces a alguien atractivo -porque a nadie le hace gracia que le digan que se parece a Danny Devito-, las clones en cuestión potencian su parecido hasta el punto de vestirse y maquillarse como Taylor. Puesto que los exes de la cantante están de muy buen ver, recomiendo a las clones que vayan a la caza de alguno de ellos, aunque tras haber sido vapuleados por la cantante en alguna ocasión con las letras de sus canciones, quizás prefieran salir con alguien radicalmente opuesto… Como yo, por ejemplo. POR FAVOR.
Comenzaré por hablar de la Taylor Swift más emo, la que quizás sea el flashforward cárnico de lo que terminará por ser la cantante, porque con este afán de demostrarle al mundo lo mucho que ha cambiado y lo dura que es ahora, no nos extrañaría que terminara recorriendo las calles neoyorquinas con lipstick púrpura y un mono de látex negro. Vamos, que no sería raro que se convirtiera en Catwoman, que para algo adora tanto los gatitos. Y he dicho GATITOS, con su diminutivo pertinente, a propósito, porque antes de que Taylor fuera más odiada que Adolf Hitler, Swift era un poco… coñazo. Lo que yo llamo “una cesta de gatitos”. Dulce, perfecta y anodina, su perfecta squad compuesta de supermodelos empeñadas en fotografiarse comiendo pizza cada sábado -¿de verdad sois supermodelos capaces que fagocitar superhidratos sin terminar pesando una supertonelada? ¡OS ODIO y maldigo!- y sus constantes mensajes de amor al mundo y a la vida eran ciertamente aburridos.
Desde que modelos, cantantes y Kim Kardashians (no he dado aún con el término que explique su puesto laboral, por lo que creo que su nombre lo resume todo) se volvieran en su contra, ha dejado de posar con su gatito y de subir fotografías con sus amigas haciendo fiestas de pijama -porque no tiene ya amigas y porque se ha dado cuenta de que las fiestas de pijamas en la veintena tienen un regusto Hello Kitty turbador- y se nos ha vuelto guerrera. Y April Gloria, que así se llama uno de sus alter ego, se dedica a -es tan difícil explicar su profesión como la de Kardashian, ahora que lo pienso-, posar con looks de superheroinas y de personajes de videojuego, a diseñar estos trajes y a emular looks de maquillaje acordes a sus roles… y a Taylor, claro. Si me lo permitís, en resumidas cuentas, es una artista nerd.
Ella no se molesta en decir “¿De veras?” cuando alguien le dice que es calcada a Taylor Swift, sino que sigue su trayectoria al dedillo para ganarse fans y es de suponer que cuando le señalan su parecido, grita, enloquecida y feliz, un “LO SÉ”. No dudó en posar con su figura de cera para alentar a sus followers a recodarle lo muuuuuucho que se parece a la Taylor. Cuando fue el aniversario del álbum 1989, felicitó a la cantante.
Ya sabemos que hay mucho follower que no destaca por sus luces y, en esa imagen en concreto, uno de los linces que la siguen escribió un “TE HE PILLADO: SABÍA QUE ERAS TAYLOR”. Sentimos comunicar a este Horacio de las redes sociales que no es Swift, pero que bien podría serlo. Una Taylor que posa rodeada de gatitos y que sube fotografías que parecen fotogramas de los vídeos de su doppelgänger, porque April siempre aparece disfrazada de superheroina en su Instagram, y bien sabemos que cuando Taylor se disfraza de guerrera, lo hace para demostrarlos que lucha contra su yo del pasado y no hace como Paulina Rubio en 'Ni Una Sola Palabra', que se plantaba una capita de los chinos y se iba a luchar contra los malhechores cargados de testosterona con un conjunto que bien podría ser la imagen promocional de Halloween de Aliexpress.Tiene 105.000 seguidores y afirma amar a los gatos en su profile, pero ha de tener cuidado, porque hay una segunda doble de Taylor Swift que también señala su amor por los felinos en su bio.
Se llama Laura Cadman y reconoce haberse hecho multitud de fotos con fans de la cantante, por lo que si alguien tiene una foto con Taylor en casa, ya puede empezar a buscar las siete diferencias, porque quizás NO es Taylor. Y pensábamos que Matrix era enrevesado…
Cadman afirma que las Swifties se le han echado encima en alguna ocasión al darse cuenta por su voz de que no es la Taylor real, y la británica comenta lo triste que le pone que la gente crea que intenta imitar a la cantante, pues ella simplemente se pone lipstick rojo y hace virguerías con el eyeliner porque es el maquillaje que mejor le sienta. Claaaaro que sí cariño, y por eso te plantas looks idénticos a los de Taylor y posas rodeada de gatitos…
La inglesa sube fotografías de la cantante y frames de sus vídeos asegurando ser su fan desde hace diez años, por lo que eso de que el parecido es mera coincidencia, darling, no cuaja. Aunque obviamente su parecido físico es espectacular y este no depende de maquillajes ni de ropa, tampoco pasaría nada si reconocería que la imita para parecerse a ella, puesto que la admira, ¿no? Quiero decir, si yo me pareciera al Tío Fétido de la Familia Addams, quizás no potenciaría mi parecido, pero si me pareciera a Claudia Schiffer, sí que lo haría.
En fin, los dramas de tener una doble atractiva y exitosa.