Zendaya tiene motivos para estar contenta. Ha llovido mucho, y para mejor, desde que fuera el ídolo juvenil al que Disney explotaba en series como ‘K.C. agente especial.’, o su primera aparición, a los 14 años, en `Shake it Up`. ¿Hay vida más allá de la trituradora de Disney Channel? Parece que sí.

Recientemente la hemos visto en el que se prevé que sea uno de los hits del cine indie de Netflix, ‘Malcom & Marie’, junto al actor John David Washington. Viene de grandes éxitos comerciales. Su papel en el reboot de Spiderman protagonizado por Tom Holland ha servido para que nunca nos olvidemos de ella, y aún retorcemos las manos de impaciencia a la espera de que llegue la segunda temporada de la serie ‘Euphoria’, donde interpretó a Rue, el personaje de la chica más perdida en la vida que un pulpo en un garaje que le dio un Emmy. Nos encanta.

La actriz no tiene ni un gramo de esos juguetes rotos tan típicos de la maquinaria hollywoodiense, y ella misma lleva muchos años manifestando su intención de alejarse públicamente del cliché juvenil, esa típica estrella de Hollywood cuya fama muere joven, deshecha entre fiestas, exceso, y drogas. Si para su vida privada es extremadamente celosa, para las causas justas, el activismo feminista y las luchas raciales mantiene siempre encendido el altavoz.

Hoy te hablamos de algunas de estas causas.

Son muchas las luchas que compiten por visibilizarse en este mundo, que desafortunadamente sigue girando sobre los mismos engranajes tóxicos en cuestiones raciales. Zendaya se ha mojado muchas veces eligiendo papeles que promuevan los derechos de los afroamericanos y la defensa del colectivo LGTBI, o hace poco, el fenómeno de Black Lives Matter.

Son gestos sutiles los que pueden hacer mucho para calar en la conciencia colectiva. En la gala de los Oscar de 2015, salió luciendo rastas hasta los hombros para reivindicar a los afrodescendientes de Estados Unidos. Pocas horas más tarde, corrigió en Instagram a la presentadora que hacía entrevistas en la gala, Giuliana Radic, quien había dicho que con ese look debía de oler, por lo menos, a marihuana. “Es un estereotipo ofensivo. La comunidad afroamericana ya recibe bastantes críticas de su pelo por parte de la sociedad. No necesitamos a ignorantes que nos juzguen”.

Su activismo se ha cimentado sobre su imagen pública y las ideas que defiende sin que nadie le chiste, aprovechando el poder de influencia de una carrera que va por los cincuenta millones de seguidores. Incluso con las reivindicaciones más modestas y de sentido común que, a pesar de las voces de alerta, pasan desapercibidas, la actriz no tiene problemas en alzar la voz.

Por ejemplo, la lucha contra el Photoshop y el falseamiento del cuerpo femenino que suele hacerse en la prensa cuando una actriz es convocada para una sesión de fotos. Le pasó en 2019, cuando descubrió que un medio había estilizado su cadera y su torso en una imagen promocional. Otra vez, Zendaya aprovechó su Instagram para llamar la atención sobre esa maquinaria visual que sexualiza el cuerpo femenino y promueve una estetización absurda que roza lo irreal.

“Estas son las cosas que crean en nosotras, las mujeres, una autoconsciencia falsa, ideas sobre la belleza que no deberían existir. Creo en el verdadero amor, así que aquí está la imagen real de mí”.

Cuando no le tocó a ella, sino a Bella Thorne, una vieja amiga de correrías en los rodajes, Zendaya también salió públicamente a defenderla cuando un hacker publicó fotos de Thorne sin su consentimiento. “Eres preciosa y bella. Estoy orgullosa de ti”.

La primera en la frente, para todos esos directores que buscan sacar partido de la que creen que es solo una cara bonita que mueve a millones de seguidores en Instagram, red en la que, por cierto, la actriz es celosísima de su vida privada y solo comparte informaciones relacionadas con su vida profesional y con las causas en las que se moja públicamente. Hace poco hemos sabido que no coge papeles en los que los personajes femeninos actúen como instrumentos al servicio de los masculinos. Así lo explicó en una entrevista reciente, al respecto de ‘Malcom & Marie’.

“Sentí que muchos de los papeles que estaba leyendo, específicamente para mujeres, podrían ser interpretados por la misma persona y no habrían importado. La mejor forma de describirlo es que, por lo general, ellas están al servicio del personaje masculino para llegar donde debe”.