Vivimos tiempos económicamente convulsos. Paro juvenil, perspectivas laborales más áridas que el desierto de Atacama y un regusto a incertidumbre que ya lo quisiera cualquier héroe para su viaje a Ítaca. Casi dan ganas de coger un billete de avión, dar un portazo y no mirar atrás. Es eso, o la debacle. Para empeorar un poco la bola de cristal escondida debajo de cada mesa de cada joven español, Eurostat acaba de sacar las cifras de paro juvenil post-pandemia. ¿Adivinas quién se lleva casi el primer puesto? Lo has adivinado: España, con un 41%.
Con todo, si tienes entre 18 y 31 años puedes considerarte afortunado en esta selva. Todavía se pueden encontrar vellocinos de oro ocultos en la discretísima oferta de becas, prácticas remuneradas en el extranjero y, en casos contados, opciones interesantes para coger el petate y salir por piernas: el visado Work And Holiday te pone las cosas un poco más fáciles para lanzar la maleta sobre la cama y empezar a llenarla de diccionarios de inglés y psicofármacos contra el jet lag. No es la panacea: hay una montaña de trámites hasta llegar a la tierra de las oportunidades y los canguros.
Te contamos qué es y cómo puede solicitar tu viaje a la tierra de los marsupiales.
El Work and Holiday es un tipo de visado (462) que lleva en activo desde 2015 para países como Australia o Canadá, cada uno con sus requisitos específicos y sus convenios bilaterales con el nuestro. Cinco países de habla hispana cuentan con estos acuerdos: España, Perú, Chile, Argentina y Uruguay.
La WH se oferta cada año para atraer un perfil concreto de población: jóvenes de todo el mundo de entre 18 y 30 años que quieran darle un girito a su futuro y pegarse un baño de trabajo y estudios en el continente durante un número máximo de meses (16). En el caso del WH australiano el número de visados se ha limitado a 3400 plazas, pero se mantiene constante cada temporada (en julio suele abrirse el plazo). Canadá cuenta con su acuerdo específico.
Lógicamente, el principal propósito de este tipo de visado es darle un empujón al intercambio cultural entre los países implicados, atraer el talento joven, crear lazos de convivencia y cooperación y, más ahora que nunca, dar un respiro a esta realidad repletita de virus. Los jóvenes lo tienen muy difícil, y se agradece un poquito de cemento sólido bajo los pies. Eso sí: no es para todo el mundo, y hay que contar con unos ingresos mínimos para que alguien tenga a bien valorar nuestra solicitud.
La estancia más habitual en Australia es de doce meses, con posibilidad de ampliarse a tres años para trabajar a jornada completa y un número ilimitado de viajes al extranjero. Una vez te conceden el visado, tienes hasta un año para hacer la maleta y entrar en el país, momento en el que empieza a correr el tiempo de descuento (te querrás quedar más, eso seguro). La WH te permite trabajar a jornada completa y estudiar un máximo de cuatro meses; el visado lo podrás ampliar a más de un año si consigues trabajo por más de tres meses en sectores muy concretos relacionados con la hostelería, la pesca y la agricultura.
Otra de las formas alternativas que tienes para estudiar y trabajar en Australia o Canadá es solicitar una visa de estudiante, muy diferente a la WH. Una vez allí, tras acreditar tu nivel de inglés, puedes iniciar los trámites de la WH. Es una opción elegida por mucha gente.
La buena noticia es que desde hace tiempo ya no es necesaria la carta de apoyo del Gobierno español, ‘tramitillo’ que volvía locos a todos los que pedían este visado. Te pedirán una carta de compromiso donde expliques tus motivaciones (estudios y vacaciones) y tu voluntad de regreso cuando acabe tu estancia.
En lo que se refiere a la parte económica, más peliaguda para el alma manirrota, es un visado bastante exigente: el gobierno australiano te exigirá un certificado bancario que dé fe de fondos mínimos en tu cuenta bancaria superiores a 5000 dólares australianos (3600 euros al cambio). También necesitarás un billete de vuelta, o dinero suficiente para comprar uno (2500 dólares australiano). Y súmale a eso la tasa del visado (500 dólares australianos aproximadamente).
Para países como España o Estados Unidos, los trámites se pueden realizar online mediante el formulario 1028. Te recordamos los documentos necesarios para que los vayas escaneando: copia compulsada de tu pasaporte en regla, dos fotos recientes, certificado de inglés, título de estudios superiores, certificado bancario en el que se demuestren fondos suficientes para pasar tu estancia y una muestra de que puedes comprar el billete de avión de ida y vuelta.