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Cómo nace y cómo se desarrolla un troll de Internet

Dimas Pardo 11/05/2018 17:10

Aprovecho mi paso por Yasss para intentar repasar qué es y de dónde sale un trol (término castellanizado, mucho mejor) en Internet. Me voy a dedicar a unir ciertas pistas que he podido conseguir. Quizá, entre todas, podamos averiguar finalmente cómo se crea este monstruo incomprendido y que, en ocasiones, merece tantas collejas a mano abierta.

Para avanzar más rápido en la tarea, he decidido contar con la opinión de algunos expertos que se las tienen que ver una y otra vez con ellos. Es el caso de Ovecangrejo, asiduo a los foros y trap writer, Álvaro Palazón, periodista en el Huffington Post, y Sergio “El Botas”, gamer y pensador.

Según Ovecangrejo, “un trol es, básicamente, una persona que busca que otras se ofusquen y se enfaden. El objetivo es conseguir sacar a alguien de sus casillas y que empiece a dedicarte tiempo. Trolear es conseguir la atención y el odio del troleado, si lo consigues es que has ganado. Si el trol fuera un objeto supongo que sería la escobilla del váter. Está ahí por algo, toca mucha mierda, pero lo mejor es no prestarle demasiada atención.”

Para Álvaro Palazón un trol es “una persona que lo que quiere es llamar la atención y suele hacerlo metiéndose con alguien con más relevancia social que él. Cada respuesta a un trol es una victoria para ellos. Hay que ignorarlos porque realmente lo que buscan es eso: casito. Trols siempre va a haber, porque siempre hay alguien amargado que necesita ser escuchado en algún recóndito lugar de Internet. De hecho, ser trol es fácil, sobre todo ahora que nos sumamos con facilidad a linchamientos contra alguien. Es un comportamiento cobarde. Por ahora, no he sufrido a ninguno. Si fueran un objeto, un trol sería una de esas puntas que sobresalen a veces en algunas sillas de madera o de mimbre, que pinchan y molestan pero los quitas y se acabó el sufrir. Sí, eso es. Vaya metáfora me he marcado, primo.”

El Botas, portento de los videojuegos online, intenta precisar más: “Cuando conocí el término trol, este se refería a una persona que, aprovechando el anonimato de Internet, tomaba un rol para crear una reacción indignante. A mí me suelen hatear o flamear, sobre todo en los juegos competitivos. Por mi parte, troleo constantemente, en cuanto puedo. Considero que cuanto más pequeño sea nuestro cerebro más grande será nuestro trol interior. Con el tiempo (o no), aprendes a tolerar (o no) a las personas con las que compites o te alías, sean anónimas o coleguis.”

Una cosa es cierta, allá donde a alguien se le permita dejar su opinión aparecerá un trol. El cajón de comentarios será el suculento cebo para estos sociópatas de la red, unas veces tan entrañables otras demasiado pesados.

A las definiciones de nuestros compañeros se suma la del departamento de lingüística de la Universidad de Lancaster, que define al trol como “alguien que aparenta un deseo sincero de formar parte de una comunidad, pero cuya intención real es irrumpir en la conversación o conseguir exacerbar un conflicto, con el único propósito de entretenerse”. Es fácil establecer, según este departamento de lingüística, que el troleo se va a pique si el trol no consigue provocar al resto de usuarios o éstos no lo consiguen interpretar como él desea.

Gracias a estas pistas podemos concluir entonces que ese ser malicioso pero atrayente que es el trol se crea a partir del anonimato. Sí, un abusón de incógnito que irrumpe en el medio para llamar la atención y hacerse notar. Esa es su intención. Usará un lenguaje llamativo si llega a ser necesario. Olvidan con facilidad la empatía y quizá por ello no tratan a los demás como iguales, ni piensan que puedan hacer el mayor daño. De hecho, el psicoterapeuta Aaron Balick ha llegado a asociar a los trols más malignos con los tres rasgos más malévolos que podemos encontrar en una personalidad: narcisismo, maquiavelismo y psicopatía.

Resumen de todo lo aprendido

Recuerda que los trols se encuentran allá donde algún pobre usuario haya creado algo de contenido, que atacan al autor y a cualquier usuario que esté al alcance, que lo hacen para buscar una reacción, llamar la atención, provocar o por mera diversión, que se crean a partir del espectro narcisista y sádico de su personalidad y el anonimato que les ofrece Internet, y que nos afectan, claro, porque somos vulnerables, porque dañan nuestro tan estimado ego, y porque siempre se nos queda lo malo, en vez de lo bueno, en la cabeza.