Han pasado trece añazos desde que Madonna lanzase el hitazo 'Hung up' en el que cantaba: "Time goes by, so slowly". Trece años. ¿Te parecen muchos o pocos? Si no te puedes creer que esa canción que tanto bailaste ya tenga más de una década, probablemente te estés haciendo viejo. Y no lo decimos nosotros, lo dice la Ley de Weber.
La ley psicofísica de Weber-Fechner establece una relación cuantitativa entre la magnitud de un estímulo físico y cómo éste es percibido (Wikipedia). ¿Te has enterado de algo? Bueno, pues vamos a darte una explicación más "terrenal". La ley de Weber viene a decir que te va a costar más percibir cosas cuando hay muchas unidades de esas cosas. Por ejemplo, si te dan dos bolsas y una pesa 100 gramos y la otra 200, seguramente aciertes a la hora de decir cuál de las dos pesa menos. Pero si te dan una que pesa 5.600 gramos y otra 5.700 gramos, lo vas a tener mucho más complicado. Es más difícil percibir diferencias cuando las cantidades van aumentando.
El médico alemán Ernst Heinrich Weber, junto al psicólogo Gustav Theodor Fechner crearon una fórmula que relacionaba la percepción de los cambios con la magnitud del estímulo recibido. ¿Y esto qué tiene que ver con que tú ya hables como tus padres?
Pues verás: aunque un año siempre dure lo mismo, cuantos más años hayas vivido tú, más difícil será para ti notar la diferencia de que están pasando. Cada año que pasa lo percibimos como más corto que el anterior, porque cada año que pasa llevamos más años vividos. ¿Te sigues haciendo un lío? Te lo explicamos con un refrán: "lo mismo me dan ocho que ochenta". Cuando tienes uno, aprecias mucho ese único elemento porque es el único que tienes. Pero en cuanto tienes "muchos", ya te da lo mismo tener 54 que 62. Ya no notas tanto la diferencia.
Esto también se puede aplicar al peso. Cuando pesas cincuenta kilos y adelgazas dos kilos se te va a notar mucho más que si pesas 100 kilos y adelgazas dos kilos. Cuanta más cantidad tengas, menos se apreciará el cambio, o el cambio deberá ser mucho mayor para ser apreciado.
¿Te ha quedado claro? En el mismo instante en el que sientas por primera vez que el último año se te ha pasado en un pis pas... ¡tendrás demasiados años!