A la hora de ponerte a dieta o mejorar los hábitos alimenticios es importante saber qué es lo que tienes que cambiar. Para ello, debes tomar conciencia tanto de lo que ingieres como de cómo te comportas frente a un plato repleto de espagueti. La clave del cambio está en el autoconocimiento. Este es el momento de mirar hacia dentro y, con ello, mejorar tu físico y tu estado de bienestar.
Obsérvate cuando comes, puntúa tu respuesta de 1 a 10 y suma el resultado:
Resultado: Si la suma es de 25 a 50 probablemente comas de manera emocional. Compruébalo contestando a las siguientes preguntas:
¿Comes de manera emocional? Puntúa tus respuestas del 1 a 10 y suma el resultado:
Resultado: Si tu resultado es de 40 a 80 puntos, sin duda, comes de un modo emocional.
Diferencias importantes que debes conocer entre el hambre emocional y el hambre fisiológica:
Las claves básicas para dejar de comer de un modo emocional
Una vez que ya sabes que, evidentemente, comes de manera emocional, te daré las claves para modificar poco a poco esos comportamientos:
1. Cambia tus elecciones y actitud frente a la comida. Lo primero de todo, tienes que pregúntarte dos cosas. ¿Tengo hambre de verdad? Para ello, escucha a tu cuerpo, observa qué te dice. Y la segunda, ¿Cómo me siento hoy? Analiza si estás triste o cabreado por algo y te apetece algún alimento concreto que te da placer. Por un lado, cuestiona sí merece la pena o no ahogar tus penas en chocolate o sí realmente tienes hambre elige un alimento más saludable qué te sacie y además te produzca placer, por ejemplo, un plátano.
2. Come despacio. Una vez estés frente al plato, observa si comes muy deprisa y si realmente estás degustando los alimentos. Si te das cuenta que te has lanzado a comer cual león con su presa, suelta el tenedor respira y sigue cuando estés en calma.
3. Saborea. Aprende a comer usando tus 5 sentidos. Pon atención a los colores, a las texturas y a los cambios de sabor. Además de ayudarte con la velocidad, aprenderás a disfrutar mucho más de la comida.
4. Aprende a componer tu plato. Cuando tenemos una alimentación completa estamos más tranquilos y tendemos mucho menos a pegarnos el atracón. Compón tu plato con verduras diferentes, una ración de hidratos (cereales integrales, arroz, patata, quinoa…) y una ración de proteína (pescado, huevos, carne, tofu…) ¡Verás como se reducen tu ansias en un alto porcentaje!
5. Deja de contar calorías. Cuando estamos obsesionados con la comida tendemos más a usar los alimentos de un modo emocional. Deja de contar calorías y céntrate en los nutrientes de tu comida: vitaminas y minerales. Poco a poco observarás el cambio que esto genera en ti.
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