Pocas conversaciones serpentean con tanta agilidad entre el aburrimiento absoluto y el interés abnegado como las que giran alrededor de los sueños. Si la charla va a ser sobre fantasías húmedas o pesadillas terroríficas que te persiguen desde la infancia, ¡adelante! Añade un poco de gracia en tu narración y no te faltarán oyentes. Ahora, si tu intervención es sobre aquella vez que soñaste que se te caían los dientes… quizás lo mejor sea guardárselo para otra ocasión. Con el mundo onírico ocurre lo mismo que con las formas y colores de la caca: solo le interesan a sus dueños y a los médicos.

La mayoría de los sueños pertenecen a esa segunda categoría que rara vez interesa al receptor de tu mensaje, los aburridos. Entre ellos destacan los saltos al vacío, la caída del pelo o el temor al mar; fantasías bastante recurrentes con un significado menos rebuscado del que seguramente esperes. En Yasss te damos las claves para entenderlos.

El miedo irracional al mar existe fuera de lo onírico. Se conoce como talasofobia, y para quien lo sufre, la imagen de un baño en el océano tiene poco de placentero. Ese terror hacia el océano, que provoca ataques de pánico, el pulso acelerado y actitudes evitativas ante todo lo que se relacione con masas de agua, es una patología muy seria que puede condicionar la vida de quien la sufre. La buena noticia es que, con ayuda de un profesional, puede superarse.

Sin embargo, no hay que ser talasofóbico para tener una pesadilla relacionada con el mar. De hecho, algunos profesionales aseguran que se trata de una de las pesadillas más comunes. En un artículo para Vice Canadá, una de las editoras de la revista preguntó a la analista de sueños Layne Dalfen por el significado de una pesadilla recurrente, en la que ve cómo un tsunami se forma en la distancia y se acerca hacia ella, que no puede huir. Dalfen la invitaba a ir más allá del mar y buscar la clave en esa incapacidad para moverse, mientras una amenaza enorme se acerca.

“Buscaría algo en mi vida que sé que está próximo: una montaña de pendientes con una fecha de entrega, que me voy a mudar y la fecha todavía está lejos, pero sé que va a llegar…”, apostaba la analista. Los sueños que involucran al mar, destacaba Dalfen, se refieren a un espacio descontrolado, en el que no puedes tomar las riendas. ¿Hay algún aspecto de tu vida que sientas que se te escapa? Aunque sea en sueños, tu temor al mar puede ser un signo de la inseguridad que te produce.

El estudio de los sueños ha obsesionado a la humanidad desde hace miles de años. En Egipto se han encontrado jeroglíficos que representan sueños premonitorios, y se sabe que en Grecia también se rindió culto a lo onírico. Muchas sociedades consideraban que los sueños representaban el futuro, y consideraban las pesadillas el peor de los anuncios posibles.

Hoy, las pesadillas siguen siendo muy molestas, aunque no es muy frecuente morir a causa de una. Entre el público general, está más o menos extendido que los sueños no son premoniciones de absolutamente nada, pero ¿qué pasa con los anhelos, los deseos más profundos? ¿Escapan de nuestro cerebro mientras dormimos? Sigmund Freud, uno de los primeros psicólogos en estudiar los sueños, aseguró en su texto ‘La interpretación de los sueños’ que estos son expresiones del inconsciente y representaciones de frustraciones y anhelos.

Su discípulo Carl Jung era de otra opinión; para él, los sueños tienen sentido simbólico y son manifestaciones puras del inconsciente. Jung explicó que todos compartimos una serie de símbolos heredados, a los que denominó arquetipos, aunque los significados pueden cambiar según cada persona. Estos símbolos se repiten inconscientemente en todo el mundo desde hace miles de años, según comprobó tras estudiar cuentos, cuadros y, por supuesto, también sueños.

Ahora, sabemos que los sueños y las pesadillas más fuertes se producen durante la quinta de las fases del sueño (que, a su vez, se repiten durante varios ciclos en la misma noche), la REM, conocida así por sus siglas en inglés. En esta fase, se aceleran la respiración y el ritmo cardíaco, y los músculos de las extremidades dejan de moverse.