Según La Organización Mundial del Turismo (OMT) estos fueron los países más visitados del mundo durante el año 2017:
Desde hace unos pocos años para acá nos encanta viajar. Desde que los billetes de avión han popularizado sus precios y hemos descubierto que un hotelazo de cinco estrellas en Turquía sale por cuatro duros, en cuanto juntamos unos ahorrillos nos pegamos un viajazo. Hace un par de generaciones la gente se daba tres viajazos a lo largo de toda su vida. Ahora, hay algunos que se meten los tres en un año. ¿Qué consecuencias está teniendo este cambio?
A este conjunto de problemas surgidos a raíz del turismo masivo se le ha puesto el nombre de overtourism en inglés y "sobreturismo" en español. Antes de continuar déjanos decirte que no hay nada de malo en viajar y que es una experiencia vital estupenda. El problema está en la industria del turismo, que nos pone la miel en los labios y explota ciertas zonas del planeta hasta destruirlas. Si a ti te apetece ir a pasar un finde al Monasterio de Piedra, pues ole, pero... ¿no te has dado cuenta que en los últimos años parece que todo el mundo viaja a los mismos sitios? ¿Nunca has abierto tu Instagram y te ha parecido que estabas en un catálogo de Asia porque TODOS tus amigos habían ido allí de vacaciones? Por ahí empieza la cosa.
Todas las ciudades del mundo están mejor o peor preparadas para albergar a sus ciudadanos. Ninguna ciudad del mundo está preparada para duplicar su capacidad en tan solo un año. Cuando empezamos a ver que cierto país está más barato o que todos nuestros colegas han viajado a Bali (uno de los destinos que más está sufriendo el sobreturismo) y que esas playas son preciosas y que los hoteles son lujo asiático real, a nosotros también nos entran las ganas. Y al final nos vamos para allí todos a colapsar los hoteles y a destruir las zonas naturales.
Sin embargo, el sobreturismo también afecta a zonas "turísticas de siempre". Tenemos un gran ejemplo aquí al ladito. Italia es el típico país al que hay que ir una vez en la vida porque tiene unas ciudades maravillosas, con bien de historia y bien de arte y encima comes pizza. ¿Qué más se puede pedir? Pues estaría guay pedir que alguien controlase a las agencias de viajes que permiten que cada vez más y más gente viaje a este país mediterráneo y que ciudades como Venecia empiecen a tener problemas para contenerlos (literalmente, que se hunde aqulello) a todos.
En España también se han empezado a notar los efectos del sobreturismo. El año pasado hubo alguna manifestación que denunciaba este problema, y este año, sobretodo, se está hablando del aumento descontrolado de los apartamentos turísticos, que están provocando la subida de los precios de los alquileres para los residentes habituales.
Los primeros estudios sobre overtourism concluyen que las consecuencias de nuestros viajecitos de ensueño son la degradación ambiental, el empobrecimiento cultural y el aumento de los costes de la vida para los residentes. Sin embargo, las autoridades no parecen darle demasiada importancia a la cara B del turismo, ya que, al fin y al cabo, los millones de visitantes generan también muchos beneficios económicos.
Por lo tanto, lo único que queda es concienciar a la gente para que todos seamos conscientes de que viajar mola, claro que mola, pero de que también se puede viajar de manera sostenible. No necesitamos estar todos apelotonados a las puertas del Vaticano. Porque, queridos lectores, esta vez nosotros somos el problema. Así que solo nosotros podremos solucionarlo.
Igual que comprendimos que generábamos demasiada basura y aprendimos a reciclar, tenemos que entender que no podemos estar todos a la vez en el mismo sitio. Estos son algunos consejos de la Organización Mundial del Turismo para viajar de manera responsable:
Está en tu mano hacer que las cosas cambien. Y el cambio empieza por darse cuenta de algo muy simple: hay miles y miles de lugares maravillosos en el mundo. Algunos están a pocos kilómetros de tu casa. ¿Por qué tendríamos que ir todos al mismo?