No todas las parejas acaban de la misma manera y por eso, para nuestra desgracia, no hay un consenso sobre cómo proceder con los regalos que quedan en casa después de que una relación se haya roto. Lo mismo habéis acabado como íntimos y te apetece guardar esos recuerdos compartidos, o quizás tu ex te regalase por tu cumpleaños un móvil o una Play, en cuyo caso nos da casi igual cómo haya acabado la relación, ¿no?
No, no hablamos de esos objetos caros para los que tendríamos que trabajar muchas horas si quisiéramos reponerlos por nuestra cuenta. El melón está con los detalles pequeñitos, esos que, cuando llegaron, te ablandaron muchísimo y se convirtieron en la personificación de tu pareja cuando estabais lejos, pero que ahora no puedes mirar sin echarte a llorar. Así que los metes en una caja que guardas debajo de la cama, para poder recurrir a ella cada vez que tengas un ataque de nostalgia. ¿De verdad eso es lo mejor para nuestra salud mental?
No todas las rupturas son iguales, pero eso ya lo sabemos. Igual habéis acabado bien y podéis ser amigos (hay estudios que relacionan esto con la psicopatía, por otra parte), pero tal vez no podáis ni veros, por mil razones: porque solo se ha acabado la fascinación y el cariño por una de las partes, porque alguno se siente solo y tiene miedo de reincidir y jugar con la otra persona, porque ha habido una traición al pacto que compartíais… Cada uno tiene sus historias, pero una cosa es cierta: a veces, cruzarte con un ex te rompe la semana en dos.
Lo ves por la calle y te cambias de acera, haces todo lo posible por no intercambiar impresiones sobre vuestras vidas. Pero llegas a casa, con el pulso aceleradísimo, metes la mano debajo del somier y sacas la cajita de las narices. La tarde ya está echada.
Dramatizaciones a un lado, hazte estas preguntas: ¿Te hace daño pensar en tu ex? ¿A lo largo del día piensas en esa persona o solamente cuando ves esos detalles? ¿Recurres a esos regalos, que lo personifican, recurrentemente? ¿Sientes que tu ex es un fantasma que ronda a tu alrededor todo el rato, que no te deja avanzar? ¿Crees que no has conseguido superar la relación y aún crees que podéis arreglar lo vuestro, aunque es más bien imposible?
Si has respondido afirmativamente a varias de esas preguntas, quizás no estés superando la ruptura de una forma limpia. Para hacerlo, debes pasar por las cinco fases del duelo, como recuerdan los psicólogos: el shock, la rabia, el dolor, la aceptación y el renacer. Quizás los regalos, como recordatorio de los mejores momentos de vuestra relación, no te estén dejando avanzar.
No te vamos a decir qué debes hacer con los regalos de tu ex, porque eso ya lo sabes. La decisión es tuya, aunque seguro que tus amigas ya te han dado su opinión y se han mosqueado porque has pasado de sus recomendaciones. Pero, si te arrastran a una nostalgia que condiciona tu vida, igual no es mala idea sacarlos de casa.
¿Qué puedes hacer con ellos? La opción más socorrida sería devolvérselos, en persona o por intermediarios. Pero, si no, puedes donar la ropa que comprasteis en común o que te regaló o dársela a un conocido, que siempre es mejor que tirarlo. Otra alternativa, cada vez más extendida, es venderlo y sacar dinero de la ruptura. Si hablamos de joyas, también puedes averiguar lo que te darían en una casa de empeños.
Lo más fácil es tirar de apps móviles. Wallapop está lleno de regalos de exparejas, porque es muy fácil de usar y bastante popular. Basta con subir el objeto que no quieres y, si hay alguien a tu alrededor interesado, concertar un punto de encuentro para el intercambio. Vibbo funciona casi igual, y Letgo también hace uso de la geolocalización para ubicar todas esas cosas de las que te quieres deshacer.
Si hablamos de ropa, Chicfy y Benebene son dos opciones a tener en cuenta. La primera funciona como Wallapop, pero está especializada en la compraventa de textil y accesorios de segunda mano. Por el contrario, en Benebene se encargan de localizar ONGs y usuarios que puedan necesitar aquello de lo que tú estás intentando deshacerte, para poder darles una segunda vida en manos de quien lo necesita.
Por probar no pierdes nada. Y, si al final no te convence ninguna de estas opciones, siempre puedes guardarlos de nuevo en la caja y esconderlos debajo de la cama.