Se rumorea que Rauw Alejandro y Rosalía quieren darle muros robustos a su historia de amor y están pensando en aflojar la billetera y hacerse con una casa modestita, de solo dos millones de euros, como ya te hemos contado aquí. La vida sonríe al cantante de la dentadura engastada en diamantes y lujo, mucho lujo. No solo se ha convertido en uno de los nombres clave del reguetón contemporáneo, sino que cuenta con millones de fans que perrean sus canciones a lo largo y ancho del planeta y, por lo que cuentan en cierta entrevista para Rolling Stone, la lencería vuela por los aires en sus conciertos masivos.
Qué diferencia con aquella época en la que el cantante pasaba penalidades económicas y vivía una vida mucho más apurada, de recursos limitados. En el género urbano hay multitud de historias similares: un ascenso desde las espinas de la pobreza y el barrio hasta un cielo plagado de coches, mansiones y joyas extravagantes. La calle te curte y el destino te da una oportunidad. Rauw Alejandro no la desaprovechó. Aquí ya te contamos su evolución dentro del mundo del reguetón.
Puerto Rico es una de las cunas del reguetón contemporáneo; un territorio con una escena urbana vibrante, repleta de nombres que han llevado al género a una redefinición de sus capacidades. Rauw Alejandro tuvo que poner mucho de su parte para empezar a despuntar entre su tribu.
Incluso antes de subir sus primeras canciones a Sound Cloud (ni siquiera ahí logró más que un número de reproducciones insignificante y un éxito modesto), su vida profesional estuvo llena de baches, uno delante del otro. Penurias económicas en Puerto Rico, pobreza y todo tipo de trabajos encadenados mientras apostaba por el que por entonces prometía ser su futuro: el fútbol profesional. No consiguió que lo seleccionaran para jugar en los Estados Unidos, y tuvo que reemprender el camino pasando de nuevo por multitud de trabajos precarios en el sector comercial.
Su infancia fue precisamente fútbol, esfuerzo y tratar de apuntar alto, a la portería y a la vida. El fútbol llegó a ser su gran pasión en la infancia, después de que Richie Romano, el entrenador de un equipo, lo viera practicando con la pelota y le pidiera permiso a su madre para entrenarlo. Rauw siempre ha tenido ídolos. El suyo, con la pelota bien prieta bajo la bota, era Cristiano Ronaldo. No solo por cómo jugaba, cuenta, sino por cómo había conseguido mantener a su familia y sacarlos de la rueda de la pobreza. "Tenía suficiente dinero para comprarle una casa a su madre, su familia, a todo el mundo. Yo quería ser él", explica en una entrevista para 'Rolling Stone'.
Solo era un chico que miraba su propia vida y anhelaba cierta seguridad para los suyos. Vivían en una casa humilde de solo dos habitaciones en Palma Sola (tenía que compartir cuarto y confesiones con su hermana). No tenían agua caliente. "Mi familia no tenía dinero, así que llegas a casa y todo son peleas: 'No hay dinero, no hay dinero'".
Hubo también noches sin luz, ya que se cortaba casi todo el tiempo, y nuevas habitaciones endebles hechas con una magra pared de pladur para conseguir un poco más de intimidad y tener esa habitación propia, que diría Virginia Woolf. Para el cantante, pese a las dificultades de una niñez sin lujos, ese lugar representa la paz, y mantiene todavía un vínculo muy fuerte con ese paraíso perdido de la infancia. Cuenta que en él vivía la ciudad, el espíritu urbano. Al regresar a casa del colegio, ubicado en la ciudad vecina, la visión de todas esas granjas le producía una melancolía punzante.
"Cuando te esfuerzas tantísimo por algo y no te sale, te frustras. Además, yo tenía problemas económicos, personales, con mi familia, muchísimas cosas", cuenta en la citada entrevista de 'Rolling Stone'.
La familia lo es casi todo para el cantante. Un pilar. Un suelo que le ha permitido encontrar su lugar en el mundo. Para ellos tiene palabras y canciones de amor siempre que le preguntan en cualquiera de las miles de entrevistas que ha dado desde que su nombre se convirtiera en uno de los más importantes del género. En una charla para 'Billboard', el creador de 'Todo de ti' habla de uno de los recuerdos más felices de su vida: los domingos en compañía de su abuela y su familia numerosa, y del esfuerzo ímprobo que tuvo que hacer su madre después de divorciarse para sacarlos adelante.
Esos años, él estaba agotado psicológicamente. Mantenía tres trabajos mientras todavía se esforzaba por despuntar en el fútbol y ascender a las categorías superiores, hasta que llegó a una conclusión que, paradójicamente, le haría ver la luz: no estaba destinado a jugar al fútbol. Debía escoger otro rumbo. La música le salvó la vida.