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Qué le pasa a tu cuerpo cuando te enganchas a una serie

Esther L. Calderón /Darío Álvarez 29/11/2018 10:13

Es mejor asumirlo. Los mejores guionistas del mundo saben qué resortes activar para que la intriga, el misterio y las tramas románticas entren hasta tu cocina. La de tu cerebro, más bien. De hecho, si te fijas, el formato en sí, dividido en dosis, funciona como un sistema de recompensa complejo, en el que se plantean preguntas y se resuelven otras, en un baile de 'te doy' y 'te quito' sin desperdicio. Vamos, lo que se llama refuerzo discontinuo, como un amor tóxico gigante de manual. Una adicción como otra cualquiera.

Además, todos los episodios acaban en alto, con una pregunta sin resolver a gritos, para que te sea más complicado darle al 'stop' en vez de esperar los segunditos que te separan de un nuevo chute. Solo hay que esperar y ¡yasss!. Ni siquiera hacer algo, solo esperar. Es decir, la promesa de respuestas está ahí cerquita, en la punta de tus dedos, en menos de diez segundos los guapos acabarán juntos, sabrás quién se sentará en el trono de hierro y el bueno arrestará al malo.

Y no. Como comprenderás, está todo medido. Si no te has dado cuenta es que no vives en este planeta. Por lo menos hasta el final de la temporada no tendrás las soluciones a los grandes enigmas de las principales tramas. Y espérate un poco, porque si te descuidas y hay varias temporadas previstas, igual ni eso. Verás a los personajes por las calles, en sueños y sentados a la mesa durante varias semanas más.

Las tramas se sucederán y tu cerebro hervirá en un magma de protagonistas, secundarios y misterios sin revolver. Y ahí entran en juego complejos mecanismos cerebrales. Los primeros solo para que consigas entender los que vez (recuerda que la imagen llega al revés al cerebro desde tus ojos) y luego varios chutes de hormonas y síndromes de abstinencia. El endocrino Raúl Rodríguez Escobedo nos ha ayudado mucho para poder explicarte todo esto mucho mejor en el vídeo de arriba. Y es muy interesante. No porque lo digamos nosotros, no. Sino por lo que puedes fardar en las cenas de Navidad sabiendo todo esto. Por no hablar de lo que vas a ligar en Tinder si lo cuentas bien. Pues eso. De nada.

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