Con la llegada del 2020 también empiezan a aflorar los propósitos de cada año: dejar de fumar, empezar a comer más sano, apuntarte al gimnasio, no dejar los exámenes para la semana antes y un largo etcétera de buenas intenciones que se quedan en el tintero.
Normalmente todas estas reflexiones navideñas se centran en la apariencia, el peso, la salud física o los estudios. Olvidamos algo tremendamente importante: nuestra salud mental. Por eso hoy os traemos varios propósitos psicológicos que debes (y puedes) cumplir en 2020.
En enero se llenan los gimnasios y cuando vamos a hacer la compra todo son productos sin azúcar, verduras y alimentos sin grasa o dietéticos. Está muy bien cuidar nuestra salud, hacer ejercicio regularmente y comer sano, pero cuando tu autoestima pide ayuda a gritos, pensar en el físico antes que en el estado psicológico es como empezar la casa por el tejado.
El primer paso para verte bien por fuera es aceptarte por dentro. Durante 2020 intenta cuidar tanto tu autoestima como tu físico. Aprende a mirarte en el espejo y valorar lo que ves, deja de castigarte por no cumplir los cánones de belleza establecidos y no te martirices si de vez en cuando pides una pizza o te quedas tirado en el sofá viendo Netflix. En el equilibrio está la virtud, y demasiada autoexigencia pasa factura.
"¿Quieres quedar a tomar algo?", y respondes sí, aunque no te apetece lo más mínimo. "¿Me puedes hacer un favor?", y asientes con la cabeza, aunque sabes que no tienes tiempo. "¿Me podrías dejar dinero y mañana te lo devuelvo?", y por no hacerle un feo acabas sin un duro, aunque nunca te lo va a devolver porque ya te ha pedido dinero más veces.
Una cosa es ser buena persona, y otra muy distinta es dejar que los demás se aprovechen de ti. Aprender a poner límites y ser asertivo es una tarea importantísima. Algunas personas son educadas en la asertividad desde pequeñas y saben decir que no fácilmente, pero otras necesitan tiempo y esfuerzo para adquirir el hábito. ¡Empieza a practicar desde ya!
En 2020 piensa en todas tus amistades y relaciones. ¿Recuerdas ese amigo con el que quedas por compromiso pero que siempre te trata fatal? ¿Y ese compañero de curro que es tan irrespetuoso? ¿Y tu primo que siempre te está pidiendo favores pero que luego te hace decenas de feos? Corta por lo sano.
¿Llevas años con tu pareja y ya no estás enamorado, pero no rompes por miedo a hacerle daño? Piensa que es mejor, para ti y para él, poner punto y final y que ambos podáis ser felices o bien solteros o bien con una persona que de verdad os ame (y a la que améis).
Si cuando tienes que tomar una decisión lo que más te importa es el qué dirán, 2020 es el momento de reevaluar tus prioridades. Todos queremos causar buena impresión y complacer a la gente, sobre todo a las personas que nos importan, pero no podemos vivir una vida impostada que nos hace infelices para contentar a los demás.
Elige la carrera universitaria que a ti te gusta, no la que te les gusta a tus padres. Trabaja de aquello que de verdad te hace feliz, aunque los demás piensen que “no es suficiente” o que “es mejor trabajar de lo que has estudiado”. Haz los planes que llevas queriendo hacer meses, aunque tus amigos no los entiendan. Si no haces daño a nadie, sigue tu instinto.
El último y más importante propósito es pedir ayuda psicológica. Todos sabemos que cuando necesitamos graduar nuestras gafas, hay que ir al óptico. Si tienes sensibilidad dental, pides cita con el dentista (aunque sea bastante caro). Cuando un catarro se complica, vamos al médico de cabecera. ¿Por qué no hacemos lo mismo con nuestra salud mental?
Los problemas psicológicos no dejan moratones y tampoco se notan a simple vista, pero pueden ser tan dolorosos como la peor enfermedad física. Si últimamente te sientes desbordado y no puedes gestionar la situación por tu cuenta, pide ayuda psicológica profesional.