Las cuatro de la mañana, y tus ojos de castor, de búho o de zombi apuntan al techo. Acabas de despertarte sin motivo y sabes que vas a comer techo un buen rato. Llevas un tiempo así, desvelándote como un reloj suizo a la misma hora, y no sabes por qué. Hasta has practicado el 4-7-8 para entrar en el sueño profundo, pero nada.
Si piensas que esto es algo anormal, tienes que saber que los problemas de insomnio y el mal dormir son una especie de epidemia en esta vida nuestra de pantallas, parpadeos y móviles constantemente encendidos. En uno de sus últimos informes, la Sociedad Española del Sueño ha concluido que siete de cada diez personas sufren alguna alteración en sus ritmos de sueño en algún momento de su vida. Ni las buenas costumbres (cenar ligero, acostarse temprano y hacerle la señal de la cruz a la pantalla de tu móvil a partir de cierta hora) libran a los insomnes de esta piedra en su zapato.
Pero, ¿por qué nos ocurre esto? ¿Qué motivos puede haber para desvelarse siempre a la misma hora?
Te lo contamos en Yassss.
Encontrarás muchas respuestas magufas y teorías burbujeantes a esta pregunta en el safari loco que es internet. ¿Te despiertas siempre a la misma hora? Eso es el cáncer. Pronto te visitará el fantasma de las navidades pasadas. Verás, en otra vida fuiste una chinchilla, y las chinchillas se despiertan a cierta hora para mirar las estrellas.
Otra teoría, esta de la medicina china, afirma que este desvelamiento nocturno obedece al bloqueo de un órgano interno y el desequilibrio del Ki. Otra, que son tus chakras mal ajustados, en un conciliábulo secreto, los que te avisan de un inminente cambio en tu vida (¿No podrían mis chakras ponerse de acuerdo para deliberar a las nueve de la mañana, con el sol en lo alto del cielo?).
Más allá de ese pensamiento mágico al que a veces nos entregamos, es mejor escuchar lo que dice la ciencia a este respecto. ¿El cuerpo puede programarse para estar activo en cierto momento de la noche? En parte, sí. Es lógico que tengamos una especie de reloj interno que se ajusta a las circunstancias en función de nuestros mecanismos biológicos. La explicación más plausible para estos despertares súbitos se esconde en los ritmos circadianos, un cronómetro o reloj invisible que se ajusta para activar el cuerpo con la liberación de ciertas hormonas (serotonina y melatonina, por ejemplo).
En el proceso de la activación, la principal es la melatonina. La explicación científica es algo complicada, así que lo explicaremos de forma sencilla. El grado de melatonina de nuestro cuerpo se libera en función de la luz a la que estamos expuestos, no importa si es la del sol o la de ese flexo de luz carcelaria de tu cuarto que te hace parecer una persona que ha vivido catorce años en cautividad. La melatonina es un enlace o un puente entre la luz del sol y el reloj invisible que tienes dentro del cuerpo. Es decir: que muchas veces se regula en función del descenso de la luz, justo cuando el cuerpo, de forma natural, se prepara para la oscuridad (y roncar como si fuera delito).
El asunto es que, en la teoría, el reloj interno del cuerpo siempre debería funcionar bien y estar ajustado a la luz, pero en muchos casos no es así. Puede verse alterado, desajustarse, sufrir un desfase (el jetlag, por ejemplo), que es claramente el caso de las personas que se despiertan siempre en mitad de la noche y a la misma hora. Es lo que se conoce como sueño bifásico.
Por suerte, la ciencia no se pronuncia en sentido negativo. Despertarse en mitad de la noche, partir el sueño involuntariamente, por más engorroso que sea, no es ningún trastorno grave. La mayoría de los que sufren esta pausa lúcida en su sueño pueden volver a dormirse. El idioma de Shakespeare, sin embargo, tiene una expresión más gravosa y solemne para este desvelamiento que persiste, así uno se atiborre a pastillas para combatirlo: ‘Middle of the night insomnia’.
¿Qué se puede hacer si tenemos los ritmos circadianos de un soldado de Vietnam con estrés postraumático? (Ojalá no llegues a eso)
Si la cosa se pone fea, te despiertas en mitad de la noche varias veces por semana y no consigues llevar unos hábitos de sueño saludables, es recomendable que te pongas en manos de un profesional médico que pueda derivarte, a su vez, a una clínica. Puede que el problema no se deba a tus malos ritmos circadianos sino a una situación de estrés y ansiedad latente que mantiene al organismo en un estado de activación superior al deseado, o una apnea del sueño, que solo puede tratar un especialista. Podrían incidir también el reflujo gastroesofágico, ciertas alteraciones hormonales o unos niveles de glucosa que fluctúan.