Muchas chicas hemos vivido esta situación: entras en una tienda buscando cualquier prenda, ves algo que te gusta, encuentras tu talla y te vas al probador. Una vez allí dentro te quitas tu ropa e intentas meterte en la que has escogido. Sin éxito, porque, a pesar de ser tu talla, no te vale. Y sales de allí frustradísima, como mínimo, preguntándote: ¿por qué las marcas hacen las tallas tan pequeñas?

Y digo como mínimo porque he leído mil veces en redes sociales los testimonios de chicas que cuentan cómo les hace sentir enfrentarse al probador. Sé que hay muchas personas que se sienten culpables por no entrar en una determinada prenda de ropa, y lo sé porque yo he sido una de ellas. Teniendo en cuenta que, según la Asociación de empresas de confección y moda de la Comunidad de Madrid, las tallas más vendidas en España son la 42 y la 44, ¿no sería lo más lógico que todas las tiendas tuvieran muchísima cantidad de prendas de esta talla?

Si el mundo fuera un lugar que se rigiese por el sentido común, sería absurdo pensar que hay marcas de ropa que no fabrican la talla 44. ¡Si las empresas quieren vender y la talla más vendida es la 44! ¡Cuánto más ropa hagas de esa talla más venderás! Pero todas sabemos que esto no funciona así. ¿Por qué? La tiktoker @una_morgana_salvaje ha respondido a la gran pregunta.

De vez en cuando suele aparecer en las redes sociales una publicación sobre una persona quejándose de las tallas desiguales o del tallaje demasiado pequeño de algunas marcas.

A raíz de este vídeo de Marta Camin, una modelo curvy que tiene más de 200.000 seguidores en TikTok, @una_morgana_salvaje respondió a la gran pregunta: ¿Por qué las marcas de ropa no hacen tallas más grandes?

"Nuestra profesora de historia de la moda nos explicó que, básicamente, es un sesgo", cuenta Morgana. "Es una manera no verbal que tiene la marca en cuestión de decirte yo quiero que mi ropa la vista gente con este tipo de cuerpo, no tú".

"Su tallaje es una forma de decirte esta ropa no es para ti, al igual que otras marcas te lo dicen con el precio de los artículos. Si tú no puedes pagar 14.000 euros por un bolso, pues es que para ti no es", continúa.

Al menos, su vídeo termina con final feliz: "Tú no tienes que valerle a la ropa, la ropa tiene que valerte a ti, así que si una marca no hace la ropa que a ti te vale, pues puerta".

El problema es que hay determinadas marcas que son muy accesibles, en un amplio sentido de la palabra. Por ejemplo, el conjunto que Marta Camin se estaba probando era de Bershka, una marca que no solo tiene precios asequibles, sino que, prácticamente, tiene una tienda en cada ciudad, además de un buen servicio de venta online.

Esto puede provocar que muchas personas con cuerpos no normativos o que, simplemente, utilizan la talla más vendida de España, se encuentren con dificultades añadidas a la hora de comprar ropa, algo que todo el mundo necesita. Por no hablar de que ese "sesgo" que tan bien explica Morgana en su vídeo es discriminatorio.

Que las personas con una talla superior a la 42 tengan tantos problemas para encontrar ropa en España a veces provoca que se lleven a cabo campañas de marketing muy polémicas, como la última de la marca portuguesa Salsa, en la que se sobreponía la palabra "GORDA" sobre una modelo que usa una talla 40. Y este tipo de comportamientos por parte de la industria de la moda tiene consecuencias, y todos sabemos cuáles son.

Esta es otra de las grandes preguntas que nos hacemos cuando vamos a comprar ropa. Sales de tu casa sabiendo que, por ejemplo, tu talla de pantalón es la 38. Llegas a la tienda, te coges tres pantalones de la talla 38 DE LA MISMA MARCA para llevarte a casa y, entonces, sorpresa:

A esta pregunta también da respuesta Morgana: "Cuando yo estaba estudiando diseño de moda, allá por 2012, y dábamos patronaje industrial, nos enseñaron que cada talla tiene tres medidas. Por ejemplo, hay una 38 pequeña, una 38 mediana y una 38 grande. Y cada marca escoge cuál va a utilizar en su producción".

La talla no es más que un número, pero culturalmente tiene un significado mucho más poderoso con el que se ha oprimido durante décadas, sobre todo, el cuerpo de la mujer. Conocer, al menos, que muchos de los problemas a los que nos enfrentamos a la hora de comprar ropa están provocados por la industria textil nos debería ayudar a librarnos de la culpabilidad y de la presión por entrar en una prenda determinada. Sin embargo, eso solo ocurriría en un mundo con sentido común, y... este no es el caso.