Los datos son claros: el abuso de cannabis y cocaína en España es superior al de otros países de la Unión Europea. No sólo es preocupante el consumo de drogas ilegales en población general, sino la proporción de menores que admiten haber tonteado con ellas en algún momento. La edad a la que se prueba el cannabis y la cocaína por primera vez es de 15 años, bajando a los 14 años cuando hablamos de drogas legales como el alcohol, el tabaco o los ansiolíticos (sin receta).
Con el apoyo del resto de partidos -a excepción de Unidos Podemos, que se abstuvo-, el Partido Popular ha propuesto que los padres puedan solicitar una prueba antidrogas en las analíticas de sangre y de orina que se suelen realizar a los adolescentes. Afirman que los métodos tradicionales no funcionan y que hay que atajar el problema de raíz.
Las anguilas del Támesis están hiperactivas porque hay cocaína hasta en el agua de Londres
Es totalmente entendible que tus padres se preocupen. Al fin y al cabo sólo quieren lo mejor para ti, cueste lo que cueste. Sin embargo, desde mi punto de vista como psicóloga, hay otras formas de detectar y prevenir un problema con las drogas en un menor sin recurrir a un análisis de sangre, que puede ser invasivo:
Muchas de estas conductas son propias de la adolescencia, una etapa de cambios, pero si se salen de lo "normal", deberíamos estar alerta.
Agustín Graffigna, presidente de la Asociación de Pediatría de Atención Primaria en Canarias, considera que "una analítica de este tipo debe realizarse si es necesario a nivel médico y no por antojo de los padres". Defiende el uso de otros métodos para prevenir el consumo de drogas, ya que una prueba antidroga es una técnica invasiva que puede perjudicar la confianza médico-paciente. "De realizarse, sería necesaria la autorización del menor".
A nivel legal, la Ley de Autonomía del Paciente es clara: no se puede hacer ninguna intervención médica si el paciente no está al tanto, da igual que sea mayor o menor de edad. Sólo se puede realizar una prueba de esta índole si el paciente no comprende lo que está pasando o bien porque es muy pequeño, o bien porque tiene una discapacidad intelectual grave, o bien porque está inconsciente.
"Como padre, sólo quiero lo mejor para mi hijo, y si eso implica hacerle un análisis de orina o de sangre de vez el cuando, pues se hace. Los niños mienten a sus padres, de toda la vida se ha hecho, y cuando hay drogas de por medio más. Además si el niño está a favor del análisis de droga, será porque no ha tomado nada. Si se niega igual es para sospechar, eso ya dice mucho." - Adolfo, 43 años.
"Yo soy padre de un niño de 12 y un niño de 18 y me parece fatal esto. Prefiero que mi hijo me cuente con sus palabras si fuma porros que obligarle a hacerse un análisis de sangre y que me coja miedo. Además yo sé quienes son los amigos de mis hijos, voy a buscarles cuando salen por ahí y veo en qué ambientes se mueven. A lo mejor los que están a favor de esta ley propia de la inquisición deberían hablar y conocer más a sus hijos." - Juan José, 49 años.
¿Pueden o no pueden hacerme una prueba antidroga si soy menor de 14 años? En pocas palabras, no. Aunque haya sido aprobada con una mayoría de votos, se trata de una Proposición No de Ley (PNL). Es decir, que no es vinculante porque no tiene carácter de ley. Básicamente sirve para expresar una opinión sobre temas socialmente relevantes e instar al Gobierno a hacer algo al respecto. Que luego se legisle o no, es otra cuestión. Además de no tener carácter legislativo, los menores pueden ampararse en la Ley de Autonomía del Paciente.
Muchos profesionales defienden otros métodos de prevención como invertir en educación. Pero otros se preguntan, ¿acaso no se hace ya y la edad sigue bajando? ¿No se dan charlas sobre drogadicción en los institutos? ¿Por qué no funcionan?
No es fácil responder a estas preguntas. Tal vez deberíamos reflexionar sobre la utilidad de esas charlas de manera aislada. Personalmente creo que un powerpoint aburrido sobre los efectos de las drogas no tiene mucha utilidad si no enseñamos a los adolescentes habilidades como la asertividad, la solución de problemas o el manejo de la ansiedad.
Lo que ocurre es que es más fácil hacer una analítica a un menor sin su consentimiento que invertir en psicólogos que vayan a los colegios e institutos a enseñar técnicas como saber decir que no ante la presión social, resolver nuestros problemas de la mejor forma posible o gestionar la ansiedad sin recurrir a cannabis ni ansiolíticos sin receta.
Evitarlo no es fácil, no sabemos dónde están nuestros hijos a cada minuto (ni tampoco debemos saberlo, la vida real no es un capítulo de Black Mirror). Por eso es importante fomentar su autonomía, crear un clima de apoyo y confianza y actuar como modelos asertivos.
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