Reconócelo: tus dedos se han movido rápido sobre el teclado para que no parase la fiesta y la risa. Tú, como tod_s, has compartido memes, has creado memes, vives por y para el meme. Como el gif, piezas de cultura popular digital que llevan ya unas cuantas décadas entre nosotros, con esa inmensa capacidad de resignificarse, compartirse, viralizarse y releerse en un bucle infinito.
Hay memes más grandes que la vida. Hay trabajos universitarios serios sobre los memes, su influencia cultural y su capacidad de mutar es más rápida que el propio Internet. El meme es uno y trino, una deidad digital en forma de píldoras compartibles que, no lo dudes, hacen nuestra vida mejor.
Un mundo sin memes sería un mundo sin alegría, aunque el funcionamiento de estas piezas maestras de la cultura digital tenga siempre algo irónico: su origen (por ejemplo, una persona real) queda opacado desde el mismo instante en que esa frase, imagen, o sonido moja los piececitos en el mar de Internet.
Hoy te hablamos de las personas reales que hay detrás de algunos de los memes más famosos de Internet.
No hizo falta más que su puñito de la victoria y sus mofletes, con un ligero parecido a los de un enano de jardín y los de un emprendedor, para que este meme entrara en nuestra vida. Detrás de aquella imagen está Sam Griner, un niño de Jacksonville (Florida).
La foto que lo cambió todo la hizo su madre en la playa en 2007, cuando su bebé tenía solo 11 meses. Lo que no sabe mucha gente es que, gracias a la imagen, tiempo después un buen número de fanáticos del meme del niño con el puñito victorioso donaron en una campaña para costear una operación de riñón que salvaría la vida del padre de Sam.
Internet es un lugar maravilloso, y a veces se junta con su prima hermana, a.k.a la realidad, para premiarnos con sus combinaciones. Es cierto que el contenido sobre gatos es garantía de éxito, pero es que, con los monos, pasa algo parecido. Un día, alguien le hace una foto a un macaco vestido con un abriguito de pieles muy mono a la salida de un Ikea en Ontario, lo sube a las redes, y nuestra vida se llena de alegría.
Por lo que parece, el macaco, llamado Darwin, debió encontrar su role model en la historia de Marco y su mono Amelio escapándose de casa de su dueña. ¿Es hora, Darwin, de ir en busca de la libertad y cruzar el océano? Nada de eso. Quiero trapitos en el centro comercial.
Nos gusta la combinación con el gif del mono empresario. Es el que deberías mandarle a tus enemigos para darles a entender que la muerte pronto vendrá a por ellos en un carrito de golf, y que ya es hora de poner a sus mascotas a estudiar ADE.
Silvia Bottini, una modelo italiana, es la persona detrás de esa chica que llora porque su casa es tan grande que no le llega bien la señal del wifi.
El meme es la bomba perfecta: todo le sienta bien a la imagen. “Oh, dios mío, el caviar beluga de esta mañana me ha sentado mal”. “Qué mala suerte tengo: no me caben más zapatos en el vestidor”. “Soy una desgraciada: mi becario esclavo no ha estado a la altura de lo que esperaba de él”.
Este meme hace que nos acordemos de ‘El caballero oscuro’, con Alfred diciéndole a Batman: “Algunos hombres solo quieren ver el mundo arder”. Algunas chicas también quieren ver el mundo arder mientras ponen una sonrisa de tarta de cumpleaños de tres pisos.
La niña que hay tras la foto es Zoe Roth. Ahora tiene veinte años, pero en su día cambió la cultura digital con una imagen que tiene una explicación muy simple y retorcida: una casa de su vecindario se estaba quemando para un entrenamiento de los bomberos y su padre le pidió que mirara a cámara y sonriera. Zoe lo hizo, y cambió la historia de Internet. Ya no hay niñas pirómanas como las de antes.
El labio levemente torcido, la cara de asco infinito y una niña que nos juzga y nos seguirá juzgando cuando pasemos a la otra vida, mandemos demasiados mensajes a nuestro crush por Whatsapp o, en fin, hagamos cualquier cosa.
La persona que nos diga “Eh, no te emociones”, “Esto está muy bien, pero algún día perderás movilidad en las piernas y te morirás” será siempre Chloe, una niña que no se emocionó demasiado cuando iba en el coche con su hermana y sus padres les contaron que las iban a llevar a Disneylandia. Internet entero fue testigo del video que lo empezó todo.
La versión millennial de ‘Virgen a los 40’ corresponde a Kyle Craven y su foto del anuario del instituto que uno de sus colegas subió a las redes, sin saber que aquello empezaría a circular con el sobrenombre de ‘Bad Luck Brian’, el chico que se “saca el carné de conducir y le ponen la primera multa”, o bien todos los significados sugeridos, que son muchos y muy divertidos. “Pide un ascenso y lo despiden”. “Cocina pasta con tomate y quema la casa con toda su familia dentro”.
Brian parece un auténtico nerd con ese jersey, ese aparato de dientes y, suponemos, un gran secreto oculto tras esa sonrisa. Brian, Brian… no queremos seguir imaginando, pero el meme nos ha poseído.