Mimi llegó directa desde China para formar parte del regreso de Operación Triunfo, el programa de talentos que había triunfado a principios del milenio y por el que RTVE quiso volver a apostar después de unos años de barbecho. Sin embargo, aunque pasó la criba final y fue una de las 16 seleccionadas para ocupar un colchón en la academia de canto más mediática de España, la euforia no le duró mucho: fue la primera expulsada de la edición y, en cuestión de una semana, tuvo que despedirse de sus compañeros.

Eso no fue una barrera para la joven, que ya había participado en el concurso de danza ‘Fama’ unos años antes. En cuestión de semanas, se reencontró con algunas de sus compañeras bailarinas y montó Lola Índigo, un proyecto divertido y urbano en el que aunaba sus tres pasiones: la interpretación, el canto y la danza. Juntas, lanzaron su primer sencillo en julio de 2018, ‘Ya no quiero ná’, un tema para dedicar a ese tío que te hace breadcrumbring desde que tienes uso de razón y del que por fin has decidido pasar.

Con este single feminista y muy bailable, Mimi se dio a conocer en toda España y marcó la línea de lo que nos ofrecería a partir de ese momento: canciones para movernos mucho, letras en las que vernos representadas y estribillos para titular cualquier foto en Instagram con amigas. Esa es la esencia que la ha llevado hasta donde está (fue la primera extriunfita de su edición en anunciar un concierto en el Palacio de los deportes de Madrid en solitario y además, ha sido nombrada Artista del Año en España en los MTV Europe Music Awards) y, de alguna forma, también la han convertido en un ícono del feminismo más pop.

Montar una banda con cuatro mujeres artistas ya es un paso que invita a pensar en feminismo. En cuanto Mimi salió de la Academia de OT, reunió a Mónica Peña, Saydi Lubanzadio, Claudia Riera y Laura Ruiz (todas ellas, salvo Laura, excompañeras de ‘Fama’) y creó Lola Índigo. Y, aunque ella destaca que lo suyo no es una lucha (“el feminismo lucha para que la ley nos ampare, mi canción solo es empoderadora”, declaró en una ocasión a El País), lo cierto es que decisiones como estas resultan muy significativas en una industria sostenida por hombres.

Desde hace décadas, las mujeres del mundo de la música denuncian lo difícil que resulta acceder a puestos de responsabilidad o visibilidad en la industria. El Observatorio de Igualdad de Género en el ámbito de la cultura apunta a que esta brecha es todavía mayor en el ámbito de la cultura, en el que tan solo un 39,1% de sus empleados son mujeres, frente al 45,5% que contempla el conjunto de la economía española. En el caso particular de la música, la organización Women in Music denunció que, en 2019, la participación masculina en los eventos musicales de España fue de un 70% frente al 30% femenino.

Con Lola Índigo, Mimi ha publicado varios singles y colaboraciones muy potentes, algunas incluidas en su primer álbum de estudio, ‘Akelarre’, lleno de canciones que hablan de la emancipación femenina. De hecho, la artista ha llegado a asegurar que ella no solo no producirá, sino que no consume, música con “mensaje machista“: “Quizás solo si suenan en la discoteca y no me queda más remedio, pero desde luego no me las pongo en Spotify”, reconocía a SModa.

“De la misma manera que ahora tengo amigos hombres que me han incluido en su onda, hace unos años no podía decir lo mismo y me costaba ser tomada en serio como compositora y bailarina. Entre todas estamos dando un empujón y diciendo: ‘Oye, que nosotras también lo hacemos de puta madre’”, explicitaba la cantante.

En ese sentido, la artista también aseguraba a Castellón Plaza que las letras de los géneros urbanos ya no son tan machistas como hace diez años, porque “todos estamos más concienciados”. “Cada vez somos más mujeres en el género y está muy bien que las chicas jóvenes entiendan el mensaje del feminismo y puedan tener referentes femeninos. Yo siempre pongo de ejemplo a Mala Rodríguez porque, aunque ahora somos cada vez más mujeres en la escena musical, cuando ella empezó estaba sola, era ella contra cincuenta hombres, contra cincuenta raperos…”, reconocía sobre la artista con la que colaboró en ‘Mujer Bruja’. “Eran otros tiempos y ella ha asentado todas las bases del feminismo del que ahora las artistas nos beneficiamos, ¿sabes?”

Mimi nunca ha tenido problemas en combatir por las causas en las que cree, y el feminismo es una de ellas. En sus cuentas en redes sociales suele opinar sobre temas relacionados con el género o la clase, aunque quizás el comentario más sonado fue precisamente sobre una de sus colaboraciones, la canción ‘Borracha’, que lanzó junto a Juan Magán, entre otros. Algunos de sus seguidores le afearon que participase en un tema que consideraban machista y “una apología a la agresión sexual”, pero su respuesta fue contundente: “Las feministas también follamos, nos emborrachamos, y básicamente hacemos lo que cualquier otro ser humano, lo que no es feminista es que me JUZGUEN por hacerlo”.

En cualquier caso, muchas de sus colaboraciones contienen mensajes emancipadores y son interpretadas, precisamente, con otras artistas. Con su compañera de OT, Aitana, lanzó “Me quedo”, que se incluyó en el primer álbum de estudio de la catalana, y con Belén Aguilera, a quien conoció “en el baño de una fiesta”, acaba de lanzar “La Tirita”, un canto a las relaciones sanas que ha llegado a tiempo para salvar esta Nochevieja. Todo ello sin olvidar ‘Santería’, una canción que cuenta los streams por millones y en la que, junto a Denise Rosenthal y Danna Paola, canta a la emancipación sexual femenina, adelantando la línea del que será su segundo trabajo de estudio.

“Santería es una invitación a que todas las mujeres se sientan reinas en sus espacios y encuentren valor para no pasar por experiencias dañinas. Es una manera de visibilizar el trabajo de compañeras y de generar espacios para que existan referentes femeninos y podamos crear una industria equitativa y más sana”, contó Rosenthal a EFE. Una colaboración que demuestra el resultado tan potente que pueden llegar a crear tres artistas cuando se unen, dejando a un lado la competencia y las faltas de respeto.