Todos disfrutamos de un entorno limpio. Pero no todos disfrutamos mientras limpiamos. ¿Lo que más te gusta hacer a ti un sábado por la mañana es ponerte tu playlist de éxitos de los 80 y recorrerte tu casa entera escoba en mano mientras te lo pasas genial limpiando y cantando? ¿Te quedas como nuevo después de una buena sesión de cleaning ¿Tus amigos te llaman Marie Kondo porque no tienes ni una cosa fuera de su sitio y en tu casa brilla hasta la taza del váter? Pues lo más normal, porque eres una de esas personas a las que limpiar les viene divinamente para relajarse y rebajar sus niveles de ansiedad.

Hay gente a la que pasar la fregona le puede sentar tan bien como meditar. Si alguna vez has experimentado ese tipo de relajación cuando te pones a limpiar, que sepas que lo tuyo no es tan raro y que ya está siendo estudiado.

Según Darby Saxbe, de la Universidad de California, "limpiar le hace sentir a algunas personas sensación de control y superioridad sobre su entorno. La vida está llena de incertidumbres y muchas de las situaciones a las que nos enfrentamos se nos escapan de las manos, pero al menos podemos tener el control sobre el espacio en el que vivimos".

En cuanto al gustico que nos da tener las cosas ordenadas, saber dónde está aquello que necesitamos y vivir con la confianza de que, si queremos algo, sabemos donde encontrarlo, también puede producir tranquilidad. El estudio de este investigador, llamado 'No place like home', concluye que aquellos que encuentran su hogar como un sitio estresante acaban teniendo más posibilidades de caer en una depresión.

Eso sí, no te líes la manta a la cabeza si te sientes estresado y te pongas a limpiar buscando sentirte mejor porque este tipo de sensaciones no las tiene todo el mundo. Hay gente a la que el simple hecho de limpiar también puede resultarle estresante. Sea como sea, si tú sientes que limpiar te sienta de maravilla, ¡pues a limpiar! ¡Y a disfrutar!

El problema empieza cuando tu necesidad de control es tal que desarrollas un trastorno obsesivo-compulsivo. Cuando empiezas a notar que limpiar te sienta bien y que esa sensación de control sobre tu entorno se vuelve necesaria, es cuando la afición se puede convertir en obsesión.

Uno de los Trastornos Obsesivo-Compulsivos más comunes es el de la limpieza. Se caracteriza por tener pensamientos recurrentes y actos o conductas repetitivas que una persona realiza sin pensar para evitar un malestar, como la ansiedad.

La persona empieza a generar una serie de pensamientos irracionales que pueden ir desde la superstición de creer que si no limpian y ordenan algo malo pasará, hasta el miedo a las enfermedades o a las bacterias que puede haber en su propia casa.

Cualquier tipo de comportamiento obsesivo está relacionado con la ansiedad, y la única manera de frenar el círculo vicioso es romper con la rutina establecida para comprobar por ti mismo que no pasa nada si no limpias. No obstante, dependiendo del nivel de obsesión de la persona, en la mayoría de los casos es necesaria la ayuda de un profesional de la salud mental.