Natalia Lacunza fue una de las favoritas del público de Operación Triunfo 2018, el concurso de talentos en el que se dio a conocer. Allí se mostró como una artista completa, fuerte y reivindicativa, que además no temía usar la visibilidad que otorga el programa de RTVE para denunciar el racismo, el machismo o la LGTBIfobia.
La pamplonica no dejó indiferente a nadie: los fans del formato la amaban o la odiaban, como ella misma ha reconocido en alguna ocasión. En particular, por su supuesta relación con la también concursante Alba Reche, que sus seguidores bautizaron como ‘Albalia’ y que ellas mismas negaron a su salida del programa. “Los fans que más nos quieren son mutuos, pero los que más nos odian también. Muchos fans de Alba me odian a mí y muchos de mis fans odian a Alba”, aseguraba Lacunza en una entrevista con El Español.
Sea como sea, está claro que a la tercera finalista de OT18 no deja indiferente a nadie. Por eso, en Yasss te traemos algunas curiosidades sobre ella que quizás no conocías.
La artista tiene más de una decena de tatuajes que le ayudan a definir y expresar cómo es. Le gustan de todos los estilos, desde los de línea fina al handpoke, una técnica más lenta en la que el tatuador realiza el diseño a mano, sin máquinas. Por lo menos dos de ellos los ha hecho Pablo Amores, pareja de la también concursante de OT María Villar.
El primer tatuaje se lo hizo cuando tenía 18 años. Se trata de la palabra ‘Artemis’, que lleva en el pecho izquierdo; un diseño que homenajea a las cazadoras que se cortaban ese pecho cuando salían a buscar animales para colgarse el arco de ese lado. “Tenía mucha relación con la música y como icono feminista…”, explicó en una entrevista con ‘Tintas’, de RTVE.
En la misma entrevista, Lacunza reconoce que “nunca” se ha sentido especialmente identificada “con el rol femenino”. Luego descubrió que también le gustaban “las chicas y la ropa masculina”, lo que no siempre se entendió entre sus allegados. “Yo soy lo que soy y hago lo que hago. Si no te gusta, no mires”, declaraba.
En su infancia, la cantante jugaba al fútbol y vestía con ropa ‘de hombre’, y muchos niños se reían de ella y la insultaban. Por eso, en cuanto tuvo la oportunidad, Natalia Lacunza se tatuó en el antebrazo una rosa atravesada por una espada, en el que la flor, como la esperanza, “siempre prevalece por encima”.
La cantante y compositora, que estudió Comunicación social en la Universidad de Navarra antes de optar por el Teatro Musical (que a su vez abandonó para ingresar en Operación Triunfo), reconocía en una entrevista con Los 40 que, si pudiese volver atrás, “habría apostado” por estudiar lo que le gustaba.
“Habría hecho Bachillerato de Artes, me habría metido en alguna FP de Producción Musical. Ah sí, no habría dejado los estudios de música, empecé en el conservatorio pero los aparté por los estudios de danza. Habría hecho los dos”, aseguraba.
En la entrevista con Los 40, Natalia Lacunza respondió varias decenas de cosas sobre ella misma que pueden sorprender a sus fans. Por ejemplo, reconoce que su mayor manía es lavarse las manos todo el rato (un valor al alza durante la pandemia), que aunque sea “un topicazo” le gusta “escribir letras en los trenes” o que le encantaría compartir una charla “durante 8.000 horas” con Freddie Mercury, el que fuese vocalista de la banda Queen.
Natalia Lacunza supo desde muy pequeña que quería dedicarse a la música, y OT se convirtió en la plataforma que le permitió darse a conocer. Sin embargo, antes de presentarse a los castings de Operación Triunfo lo intentó en ‘La Voz’ en 2017, aunque no llamó la atención del jurado y no pasó de las audiciones a ciegas.
Allí se presentó como Eilan Bay, por entonces su nombre artístico. La primera parte es su nombre al revés (‘Nalie’) y la segunda el apellido de uno de sus cantantes favoritos, James Bay. Natalia Lacunza mantuvo el nombre de Eilan Bay hasta unos meses después de OT.