Millennial medio que se engaña a sí mismo; a lo mejor crees que dominas el inglés porque ya no tienes que leer los subtítulos de Breaking Bad; a lo mejor en esa entrevista de trabajo quisiste tirarte desde la sexta planta porque el recruiter te atacó a traición con una pregunta en alemán (idioma con el que mentiste en el currículum). Sea como sea, ¿te has preguntado alguna vez cuáles son los idiomas con más presencia en el mundo? ¿Y los que te ayudarán a encontrar curro?
Deberías hacerlo, ya que es la cuarta habilidad más valorada por un encargado de recursos humanos, y nuestro país no es precisamente una lumbrera en esta torre de babel. Solo el 25% de los españoles, cotejando cifras de Randstad, Adecco y el CIS, es capaz de hablar en inglés, y no digamos ya en francés, con un 9%. Vamos siempre a la cola de Europa. Emoji desconsolado.
En Yasss te contamos algunas curiosidades que tienes que saber sobre los idiomas más hablados.
Los idiomas son nuestras ‘relaciones largas’ de lo laboral, esa asignatura pendiente para el que quiere sacarle brillo al currículum y aplastar competidores en las fases de selección. Hay tres factores que influyen en el tiempo que pasamos de ser un balbuceante ser incapaz de comunicarnos más allá de las señales de humo (‘Hello, my taylor is rich’) a convertirnos en conversador fluido. Actitud, tiempo y atención. Y quizá otro más subjetivo: afinidad con la segunda lengua, aspecto lo bastante personal como para no mojarnos.
Un idioma, por lo general, se aprende mucho peor con un látigo (ese inglés repetitivo y oxidado que tratan de meternos desde pequeños en el colegio) que viviendo una experiencia vital en la que tenemos que adaptarnos a él. Rápido, indoloro, a marchas forzadas. Según el FSI, el tiempo depende de la dificultad de la lengua, dándole al francés 30 semanas de aprendizaje para adquirir competencias básicas, por ejemplo, y 88 al chino, junto con el japonés o el árabe, los más complicados.
Por supuesto, vivir en el país de la lengua acelera mucho las cosas. Así lo recoge esta institución en sus informes: “Las experiencias intensivas de inmersión (en la comunidad o en el país), donde sólo se utiliza el idioma de destino, tienen una gran rentabilidad en la moral, la motivación, la percepción de habilidad y resistencia en el uso de la lengua.”. Adaptarse o morir.
No solemos ver el bigger picture, cómo mejoraría nuestro currículum y nuestras posibilidades laborales si dedicáramos una media de 4 horas semanales al aprendizaje de un idioma. Claro que, en ciertos casos, con los más hablados, da la casualidad de que no son los más fáciles de aprender. El hindi, por ejemplo, tiene 380 millones de hablantes. Si ponemos la lupa en el inglés, 360 millones, y el español, seguro que esto no te sorprende, más de 450 millones. En términos porcentuales, ya tienes una ventaja estratégica para encontrar curro sin llorar sobre los phrasal verbs. Quizá tu destino profesional no esté aquí, pero sí en algún mercado laboral con cifras de población hispanoparlante reventando cada año. Estados Unidos, por ejemplo.
El chino es el que se lleva todo el pastel: 955 millones de hablantes en todo el mundo.
Ya hemos hablado del crecimiento del español en el mundo, pero por supuesto, si se trata de irse fuera, el ruso, chino, árabe o el polaco cada vez tienen más presencia en lo que el mercado laboral, esa bestia sedienta de sangre, pide a sus candidatos. Las ofertas de trabajo en las que se solicitan llegan hasta el 5%. Nos centraremos, eso sí, en los reyes de la fiesta.
Prácticamente no hay ningún trabajo que no lo demande. Un 920% de las ofertas lo remarcan: nivel avanzado. Lo que no sabes es que muchas empresas son como esos perfiles de Tinder que exigen 1,80 de altura, y ahí está la trampa. Dominarlo en un nivel básico a veces no es suficiente. ¿Te suena eso de que te pidan “Nivel: avanzado, negocios”? Ruégale un B1 a los reyes magos, y un C1 ya que estás. Es imprescindible manejarte con él para cualquier entrevista, aunque solo para despachar caramelos. Para aprenderlo, lo suyo es que te saques el TOELF, TOEIC o BULATS, certificados que necesitan renovarse cada dos años. Es lo que buscan los reclutadores: que lo tengas fresco y no les enseñes ese B1 que te sacaste ese verano ya descolorido que curraste en Bornemouth.
Alemania no solo tiene excelente cerveza y ciudadanos con la cara carbonizada en las playas de Mallorca, también es uno de los motores económicos de la UE. El alemán uno de los idiomas más pedidos de este año en las entrevistas de trabajo europeas. Aproximadamente el 5% de las ofertas de trabajo lo demandan, sobre todo para el sector hostelero, marketing y algunas ingenierías. Tiene, por supuesto, mercados laborales cercanos en los que puedes plantarte con la maleta: Austria o Suiza. Cerveza, chocolate y declinaciones que te darán pesadillas.
29 países lo tienen como idioma oficial. 291 millones de hablantes. Lo piden aproximadamente un 20% de las empresas, aunque en realidad suele ir en triada. Junto con el alemán, lo solicitan como segundo idioma en las entrevistas para ciertos puestos. Cómete un cruasán de mantequilla y ponte a practicar la pronunciación de “soy el mejor para este puesto”. El TFC o el TFI son los certificados que las compañías están buscando.
Mamma mía, hay cada vez más ofertas de esta raras avis. La ventaja no se le escapa a nadie: la concomitancia entre el español y el italiano hace que sea un idioma relativamente sencillo de aprender por un español, aunque lo cierto es que las cifras son bajas. Muy pocos españoles lo hablan, hasta que te das cuenta de que aproximadamente un 2% de las ofertas de trabajo lo piden (unas 50.000 empresas). Junto con el portugués, uno de los más olvidados, y sin embargo, una vez más, una oportunidad laboral por explotar.