A estas alturas, resulta bastante extraño seguir refiriéndose a Justin Bieber como ese juguete roto y chico díscolo que organizaba juegos de la oca con alcohol y drogas en cada una de sus mansiones. Tampoco sería adecuado –en fin, por no alargarnos– referirse a Hailey Baldwin como esa figura redentora en su vida, la que lo ha rescatado del barro de las drogas, la depresión y otros traumas del starter pack de las estrellas de la música. (¿Conoces la vida de la modelo?)
Es cierto que la propia pareja ha dado ya muchas pistas de las dificultades que ha atravesado desde su boda y cómo han aprendido a superar sus problemas con grandes dosis de amor y empatía. Su primer año de casados fue de todo menos un paseo por el parque, y pese a todo, siguen siendo una de las más sólidas del panorama de estrellas estadounidenses.
¿Quieres saber cómo empezó su historia de amor? Te lo contamos.
Justin y Hailey se conocen desde que eran adolescentes. Gracias a unos amigos comunes, su relación se hizo más estrecha en 2015. Hasta ese momento, el relato oficial era que Justin seguía atado y bien atado en su relación con Selena Gómez. Ya entonces se relacionaba al cantante con Hailey y se decía que eran “más que amigos”.
Ella lo desmintió durante algún tiempo. 'Conozco a Justin desde que era muy joven y hemos sido muy buenos amigos a lo largo de los años. Sólo nos hemos mantenido unidos y no hay nada más que eso'. En 2015, el plot twist: Bieber compartió una fotografía en Instagram en la que aparecía besándose con la modelo. Esa más que amistad entre ellos se hizo patente. Un vínculo “no exclusivo", de mutuo acuerdo, puesto que Bieber todavía tenía que terminar oficialmente su relación con Selena.
Si se sigue el rastro, las primeras declaraciones románticas de ambos están llenas de luz. Hay amor, admiración y una cierta sensación de refugio por parte de ambos. Explica Justin, con esa media sonrisa de alguien que por fin no se siente acorralado. ‘Creo que sólo el tiempo, estar cerca el uno del otro… Empecé a darme cuenta de más y más cualidades que me gustaban de ti y más cosas que eran tan entrañables. Pienso que dije: Creo que me estoy enamorando de ti’.
No hay amor romántico sin unos cuantos tópicos de por medio, y en el caso de la modelo y el cantante, la línea de puntos sigue una trayectoria algo torcida, llena de hitos esperables, con paradas cenar en restaurantes a la luz de las velas con tu pretendiente, del que jamás les has hablado a tus padres por ser aún menor de edad (palabra de Hailey), pedir la mano e hincar la rodilla en la tierra (palabra de Justin Bieber), una boda secreta y una pizca de alma torturada y crisis de ansiedad. El bueno de Justin, cada vez más cerca del “vive rápido y deja un bonito cadáver”, que por suerte paró a medio camino.
El pasado noviembre fueron invitados al podcast 'In Good Faith with Chelsea & Judah Smith', y allí relataron de nuevo diversos episodios que son vox populi entre la prensa que dio cuenta de sus idas y venidas de enamorados.
Cuenta Haidley que su primer año de casados fue extremadamente difícil: “Habíamos tenido muchas conversaciones sobre cuáles eran nuestros objetivos y dónde queríamos terminar a cierta edad, hablamos de casarnos y tener una familia siendo jóvenes”. Unas palabras que contrastan con los diversos momentos de desesperación que, según explica, vivió en esos primeros meses de matrimonio.
Tuvo que llamar varias veces a su madre, Kennya Baldwin, para pedir ayuda y apoyo psicológico. Fue su sostén en esos días complicados. La modelo sabía que amaba a Bieber desde hacía mucho tiempo y no iba a dejarlo en la estacada. “Simplemente no podía hacerle eso. Imagínate abandonar a alguien en medio del peor momento de su vida. No soy ese tipo de persona”.
La pareja coincide en lo más importante. Después de la boda, llegaron las primeras grietas entre ellos. No era el mejor momento para darle alas a su amor. Justin tenía todavía por delante todo el trabajo emocional y psicológico. En 2019, el cantante dio el primer gran paso y empezó a tratar la severa depresión que sufría desde hacía años.
La pésima gestión la fama que había vivido no le había dejado mucho tiempo para procesar o cerrar los conflictos y los traumas que arrastraba desde que era un adolescente que subía como la espuma en Youtube y conseguía su primer millón de fans. Bieber había vivido tan deprisa que, por lo que puede deducirse de su relato, no tenía realmente claro quién era.
“Tantos éxitos y viajes por el mundo, siendo reconocido por todos lados. Llegué a un lugar en el que me sentía solo y no quería estar así”, explica. Quería sanar y tener una relación honesta, con la que pudiera cerrar por fin todas sus heridas. “Afortunadamente, Hailey me aceptó tal como era”.