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Hiperactividad: se puede nacer con ella o desarrollarla con el paso de los años

  • La hiperactividad es una enfermedad física y mental, que puede ser síntoma de otras afecciones o trastornos

  • Es fundamental acudir a un especialista en cuanto se detecten los primeros síntomas, para que pueda empezar a tratarla

La hiperactividad es un concepto que usamos y escuchamos mucho últimamente. Sin embargo, es un poco peligroso hablar a la ligera sobre la hiperactividad o decir que una persona es hiperactiva, simplemente porque pueda estar más inquieta de lo normal un día o en una determinada situación. Antes de poder decirlo, habría que consultar a un experto de la salud, un psicólogo o un psiquiatra, que serán las personas indicadas para analizar los síntomas y poder hacer un buen diagnóstico de si la persona tiene o no hiperactividad.

Hay muchos tipos de hiperactividad. No todas las personas que sufren hiperactividad lo hacen de la misma forma, ni presentan unos síntomas con la misma intensidad, o estos, no son en todos los casos idénticos. Pero sí existen unos síntomas comunes para detectar si la persona tiene hiperactividad, a los que debemos prestar atención si tenemos alguna sospecha.

Dos de los parámetros más importantes para hacer un buen pronóstico sobre si una persona es hiperactiva, es tener en cuenta el tiempo que lleva mostrando esa conducta repetidamente y si se da en más de un entorno, es decir, no es solo una forma de actuar o proceder en un lugar o contexto determinado. El tiempo, que nos puede guiar para observar si una persona puede presentar síntomas reales de hiperactividad, son aproximadamente seis meses.

Los principales síntomas que presenta una persona con hiperactividad se pueden confundir con un nerviosismo puntual de un momento. Es algo muy arriesgado confundir estos conceptos, aunque de alguna manera sí están ligados, por los síntomas que presenta la persona hiperactiva. Sin embargo, la hiperactividad es algo que va más allá, puede estar ligada a algunos trastornos mentales, como, por ejemplo, el TDAH (trastorno de déficit de atención e hiperactividad).

La hiperactividad se puede percibir porque la persona empiece a tener comportamientos muy impulsivos, sin control, y a adoptar algunas conductas exacerbadas, como hemos dicho, durante un prologando periodo de tiempo de al menos medio año. Estos son los síntomas más característicos de una persona hiperactiva, a los que habría que prestar atención para poder observar bien si la persona padece hiperactividad:

  • La persona no puede permanecer quieta ni sentada en un sitio durante mucho tiempo. Se sienta y se levanta sin explicación alguna, o hace movimientos extraños, como retorcerse en su asiento.
  • Interrumpe las conversaciones de los demás, desviándolas hacía otros temas, o contestan antes de que la otra persona les termine de formular la pregunta.
  • Empiezan a adquirir la costumbre de hacer ruidos o dar golpes continuados contra algo, sobre todo, en situaciones que requieren tranquilidad y concentración.
  • Se entrometen en las actividades de otros con demasiada efusividad, algo que al resto les puede causar rechazo.
  • La persona no suele ser constante en sus actividades, e incluso las deja sin finalizar, en especial, actividades que se necesita de más concentración o paciencia.

El concepto de hiperactividad lo escuchamos sobre todo en los niños, parece que es como una “nueva enfermedad” que ha aparecido en los últimos años, y que afecta principalmente a los niños. Esto no es así, la hiperactividad es algo que la humanidad ha sufrido a lo largo de toda su historia. Tanto niños como adultos pueden tener hiperactividad. Puede que la persona sea hiperactiva desde que nace, y esta hiperactividad se manifiesta en ella de distintas formas a lo largo de su vida, o puede que la hiperactividad sea la consecuencia de algunos agentes externos que perturban la actitud de la persona.

En los niños, hay que prestar especial atención, al entorno y el lugar donde muestra estos síntomas. Si este comportamiento, solo lo manifiesta en el hogar, en el colegio, o en determinada actividad extraescolar, hay que buscar el porqué el niño actúa así. Quizá no es hiperactividad, pero si una cierta ansiedad o nerviosismo que presenta por una determinada situación que vive la persona en ese contexto. Puede que provenga de problemas para socializar con otras personas o por causas que esté viviendo en el ambiente doméstico que no llegue a comprender y le estén produciendo ese nerviosismo, falta de control o concentración.

Para asegurarnos, lo más recomendable es hablar con el niño, intentar que se abra con un adulto que le inspire confianza. A veces, pensamos que a los niños hay que mantenerles ajenos a algunas situaciones difíciles, por su propio bienestar y protegerles. Los niños perciben las cosas, son como antenas o radares de emociones y sentimientos. Por eso, es mejor explicarles adecuadamente la situación, sea cual sea, para que el niño se sienta parte de ello, y, además, pueda entender lo que ocurre a su alrededor. Es muy importante escuchar a los niños, en sus conversaciones algunas veces nos dejan pinceladas de cosas que puedan estar viviendo en otros entornos y que les pueden estar afectando, aunque no lo verbalicen literalmente.

Ahora, si percibimos que el comportamiento persiste en el tiempo, y no logramos encontrar la causa de esta conducta, lo mejor es acudir a un pediatra, en primer lugar. La Atención Médica Primaria ayuda a descartar opciones y dirigir al niño a una buena terapia que le ayude a cambiar o mejorar su actitud. En última instancia, el psicólogo, es quien determina que es lo que padece, si el niño es hiperactivo o es otro el diagnóstico. Por supuesto, después el psicólogo nos dará las pautas y nos ayudará a que el menor mejore o erradique su conducta, si fuera posible, pero al menos sí que nos guiará para aprender a controlarla y que no cause daños a posteriori en la persona.

La hiperactividad puede proceder de distintas causas. Como hemos mencionado anteriormente, puede ser algo con lo que la persona nace, y que no desarrolle durante la infancia, pero que aparezca en la adolescencia o en la edad adulta por alguna situación que pueda desequilibrar a la persona, o porque la tiene latente. Aunque, la hiperactividad puede estar relacionada, también, con otras afecciones, como la tiroides hiperactiva –hipertiroidismo-, o trastornos el sistema nervioso central, trastornos cerebrales o emocionales.

Por eso, la hiperactividad puede desarrollarse en todas las etapas de nuestra vida. Lo más recomendable, tanto para niños o adultos que puedan creer que tienen síntomas de hiperactividad, lo primero es acudir al médico de cabecera o el pediatra, empezar a descartar y a conocer la procedencia de estos síntomas. Solo así, se puede lograr un diagnóstico correcto, y conseguir una terapia efectiva.