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Guardar secretos afecta a nivel cerebral y podría ser perjudicial para la salud mental

  • ¿Sabías que guardar secretos puede acabar siendo perjudicial para la salud?

Todos tenemos secretos. Los nuestros, y los de los demás. Esas pequeñas cosas de nosotros mismos que nos definen demasiado y avergüenzan un poquito y que no hemos contando a nadie o a casi nadie, más todos esos salseos que te han contado tus mejores amigos, tus familiares o tus compañeros de trabajo.

¡Si los secretos pesasen a algunos no se nos sostendría la cabeza! ¿Verdad?

Hoy no te vamos a juzgar sobre si eres bueno o malo guardando secretos o si has traicionado a tus seres queridos revelando una de esas cosas que te contaron con un "que no salga de aquí" delante. Lo que queremos contarte es que, al parecer, guardar secretos puede llegar a ser perjudicial para la salud.

¿Cómo puede ser que guardar un secreto sea malo para nuestra salud?

Es un alivio contar por fin algo que llevabas mucho tiempo callándote, ¿verdad? Como en aquellos capítulos de 'Friends' en los que Chandler y Monica empezaban una relación a espaldas de sus amigos y poco a poco los demás se iban enterando. Todo aquel enredo nos dio muchos de los mejores momentos de la serie.

Lo cierto es que lo que ocurre en 'Friends' ayuda a explicar hasta qué punto puede afectarnos lo de guardar un secreto. Conocer un secreto nos provoca varios conflictos y, dependiendo de la gravedad del asunto (no es lo mismo no contar que tu novia se tiró un pedo vaginal que tener que callarte que tu amigo le robó el móvil a un desconocido), puede llegar a consumir nuestra energía.

Un equipo de la Universidad de Columbia dirigido por Michael L. Slepian y Katharine H. Greenawayb ha publicado un artículo, 'Beneficios y cargas de guardar secretos a los demás' en el que se recoge una investigación sobre los efectos de mantener un secreto.

La preocupación constante sobre qué se puede y qué no se puede decir, con quién se puede hablar de ello y con quién no y cuándo tienes que disimular o incluso llegar a mentir para tener el secreto a salvo es un desgaste de energía. Si a eso le sumamos que a veces se nos escapa algo o lo contamos por error, entonces hasta nuestra autoestima puede llegar a verse afectada.

Por otro lado, los secretos tienen un significado a nivel sociológico. Traicionar a un amigo o a un familiar, aunque sea por un descuido, puede generar un conflicto que influya en la salud mental de los implicados. Sentimientos de culpa, de rabia, de venganza... podrían aparecer y empeorar la situación.

A modo de conclusión, los investigadores explican que ser el receptor de un secreto nos hace sentir bien al principio, por la confianza puesta en nosotros, pero altera nuestras emociones y puede llegar a causar un conflicto.

A nivel neurológico, cuando nos cuentan un secreto tenemos que tomar una decisión: contarlo a alguien o guardar esa información. Si decidimos guardar el secreto, el córtex orbital prefrontal de nuestro cerebro empieza a trabajar para estimular la sensación de malestar ante la decisión de contarlo. De esta forma, se dispara el estrés y nuestro cerebro se pone en alerta.

Guardar un secreto, aunque eso depende de cada persona, podría llegar a influirnos hasta el punto de cambiar nuestro humor y volvernos más irascibles hasta alterar nuestro sueño, por el estrés generado. ¿Te lo pensarás dos veces antes de decir "sí, sí, sí" cuando alguien te quiera contar sus secretos?