En una guerra siempre hay, al menos, dos bandos. ¿Cuáles serían los dos bandos, entonces, en esta guerra? El feminismo lucha contra el machismo, sí, pero no son términos (ni bandos) opuestos. Uno de ellos incluye a todas las personas; el otro, excluye a la mitad de la población. Esto no va de hombres contra mujeres ni de mujeres cargando contra hombres. Esto va de actitudes machistas de mierda que nos perjudican a todos.
El feminismo va de despertar conciencias, de conquistar derechos, de aprender de nuestros errores, de adaptarnos al siglo XXI, de cooperar para conseguir algo todos juntos y para todos. El feminismo no va de seres individuales, mujeres, como creen algunos, atacando a hombres. Y, por supuesto, el feminismo no va de terrorismo, aunque se permita hacer esta comparación.
Aunque todavía haya mucha gente que se niegue a aceptarlo (tengamos compasión, que no comprensión, la primera fase del duelo -del duelo por la pérdida de privilegios, será- es la negación), el feminismo no es nada nuevo, ni lo han inventado las feminazis (sobre todo porque las feminazis no existen, estas sí que son un invento, y de lo más machista, por cierto), ni ha causado ninguna catástrofe mundial.
A pesar de que ha habido actitudes feministas a lo largo de toda la historia, el movimiento socio-político-cultural como tal no aparece hasta finales del siglo XVIII. Gracias a ello, poco a poco se han ido consiguiendo cambios como el acceso a la educación de las mujeres, el derecho al voto, la protección de los derechos sexuales y reproductivos, la ampliación de derechos civiles... Quizás sea conveniente recordar que ninguno de estos cambios perjudicó al hombre, solo añadió a la mujer al juego. Es decir, que una mujer pueda votar no significa que a los hombres se les prohíba, o que el voto del hombre pierda peso. Solo suma la participación de la mujer.
Llegados a este punto, comparar los objetivos feministas, como por ejemplo, la equiparación de salario, algo que aún no se ha conseguido en ningún país del mundo, con el gran daño que están sufriendo los hombres (¡alerta, ironía!) al verse reflejados en un anuncio de unas cuchillas de afeitar es tan ridículo que cuesta entender por qué tenemos que pararnos a hablar de ello.
Más ridículo aún es comparar el feminismo con el terrorismo, y es algo que todos tuvimos que ver el pasado 15 de enero mientras tenía lugar la manifestación feminista contra Vox cuyo lema era 'Nuestros derechos no se negocian'.
Creer que el feminismo te ataca a ti, como hombre, individualmente, que no respeta tu género, que no te tiene en cuenta, es precisamente una de las actitudes machistas contra las que se está luchando en este momento.
No eres tú, es lo que haces, lo que dices. Nadie quiere anularte, apartarte o incluso matarte. El feminismo, los anuncios de Gillette y las manifestaciones que reclaman los derechos fundamentales no buscan el fin del género masculino, sino el fin del machismo, una manera de pensar que defiende que el hombre es superior a la mujer.
Algunas de las respuestas que suscitaron tanto el anuncio de Gillette como la manifestación feminista del 15 de enero (o cualquier acto feminista, en realidad) son bastante sorprendentes. El anuncio de la famosa marca de accesorios para el afeitado no podía ser más positivo: lo mejor que un hombre podría tener es una buena educación y buenos referentes. La manifestación feminista exigía que nuestros derechos no se negociasen. Y aún así, la negatividad machista es la que se lleva el protagonismo.
¿Acaso no es irónico que en un artículo feminista, como este, el protagonista sea el machismo? ¿Acaso no son estas actitudes machistas (de mierda) de not all men, ni michismi ni fiminismi, las feministas son unas terroristas y un largo etc. las que más daño hacen al feminismo, precisamente porque le damos importancia? ¿Acaso no es más que evidente que convertir el feminismo en una guerra es una actitud de lo más machista y que si entramos en ese juego automáticamente perdemos todos?
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