La temida 'crisis de bachillerato': cómo gestionarte la angustia vital adolescente
¿Qué es la crisis de bachillerato?
Esta etapa tiene muchos nombres: crisis vital de la adolescencia, crisis de identidad, crisis evolutiva, etc. Sin embargo a muchos psicólogos nos gusta llamarla 'crisis de bachillerato' porque casi siempre aparece entre los 16 y 18 años. Se trata de un momento decisivo en nuestra vida, ya que es el puente que conecta la adolescencia con la edad adulta, pero nadie nos habla de lo mal que se pasa.
Este punto de inflexión genera mucha confusión porque aprendes que en la vida no todo es blanco o negro. Es como si nos pusiéramos unas gafas que permiten ver muchísimos tonos de gris. Por ejemplo:
- No dependes de nadie, pero tampoco eres del todo libre
En bachillerato los padres y los profesores suelen dar más libertad. Esto es un arma de doble filo, porque te das cuenta de que no eres tan maduro como pensabas. "Cuando pasas a bachillerato, los profesores pasan un poco de ti. Ya no es obligatorio ir a clase, así que se supone que si vas es porque quieres. Nadie te recuerda una y otra vez que tienes un examen de mates el lunes, y los padres ya no van todos los meses a una tutoría para ver cómo van las cosas. Eres más libre y la cagas. La cagas mucho. Yo suspendí cuatro asignaturas el primer trimestre. Luego me puse las pilas." – Mario, 17 años (2º de bachillerato)
- No eres tan listo como te crees cuando estás de subidón
... ni tan tonto como cuando estás de bajona. En la adolescencia hay muchos altibajos de autoestima. A veces nos creemos únicos, tremendamente inteligentes y capaces de todo, y otros días nos despertamos con el pie izquierdo pensando que no valemos para nada. Ni tanto ni tan calvo. "Hoy me siento la leche. Pienso que puedo aprobar el curso, que sacaré nota para entrar en cualquier facultad y que voy a conseguir lo que me proponga. Mañana igual suspendo un parcial y te digo que soy una inútil que no vale para nada y que acabaré pidiendo en la calle. Ojalá no sentirme así." – Alejandra, 16 años (1º de bachillerato)
- No necesitas tanto a tus amigos, pero no puedes vivir sin ellos
Lo mejor de madurar es aprender que no hace falta estar pegados 24 horas y 7 días a la semana a nuestros amigos. Entendemos que la distancia no rompe las relaciones y que es posible tener varios grupos de amigos a la vez. "Algo que me dolió mucho y que me marcó cuando estaba en bachillerato fue que mi mejor amiga conociese a otra gente mientras yo estaba sola. Me sentí traicionada e ignorada. Ahora miro atrás y veo que no, que es posible tener más amigos sin que cambie tu relación con los antiguos. Mi mejor amiga siempre será una de las personas más especiales de mi vida, pero las dos tenemos más gente con la que salir y eso es bueno" – Patri, 20 años (2º curso en la universidad)
- Tus padres te enfadan, pero empiezas a entenderles mejor.
A veces nuestros padres nos presionan o nos piden demasiado. ¿Te has parado a pensar que lo hacen con buena intención porque quieren lo mejor para ti? A veces la solución es tan fácil como hablar con ellos y explicarles cómo te sientes.
"Mis padres siempre quisieron que yo estudiase Medicina. Mi padre es médico y mi hermano mayor también. Yo saqué muy buenas notas en bachillerato y la selectividad me fue genial. Cuando me dieron las notas mis padres empezaron a decirme que era genial, que podría entrar en la facultad en la que estudiaron mi padre y mi hermano, que sería un gran médico, que no les decepcionaría… Hice primero de medicina y fue una tortura. Suspendí varias asignaturas y les notaba enfadados y desilusionados, como si fuera un mal hijo. Un día les llamé y les dije cómo me sentía. Al principio no me entendieron, pero ahora sí. Estoy estudiando magisterio y no puedo ser más feliz." – Gustavo, 19 años (1º curso en la universidad)
¿Cómo salir victorioso?
Para poder gestionar esta crisis debemos crear una 'identidad estable'. En otras palabras, saber quiénes somos, cuáles son nuestros derechos, qué nos hace felices y cómo conseguir lo que queremos. Esto parece fácil, sobre todo cuando ves a todos tus amigos seguros de sí mismos. Spoiler: en realidad no lo tienen tan claro como parece.
James Marcia, un psicólogo canadiense especializado en el desarrollo durante la infancia y la adolescencia, propuso una teoría que lo ha petado muchísimo. Según este autor, las personas pueden atravesar 4 estados de identidad. Estos estados surgen a raíz de las crisis de identidad y del compromiso.
- ¿Qué es una crisis de identidad?
En palabras de Sócrates, "sólo sabes que no sabes nada". Es decir, igual quieres ser rapero, bailarín, fontanero, abogado o veterinario. Tampoco tienes claro si mudarte y estudiar en Madrid o quedarte en la universidad de tu ciudad. Y de relaciones mejor ni te hablo, porque te gustan tres personas a la vez y cada vez que te montas en el autobús te enamoras de alguien nuevo. Vamos, que estás más perdido que un pulpo en un garaje.
- ¿Qué es el compromiso?
Comprometerse implica decir 'sí' a una de las muchas identidades que aparecen. Por ejemplo, matricularte en Derecho porque tus padres son abogados o estudiar Bellas Artes porque te flipa dibujar.
Como decía, a partir de las crisis y del compromiso surgen cuatro estados de identidad:
1. Difusión de identidad: suele ser la primera fase. Todavía no has tenido una crisis porque no tienes muy claro lo que quieres, ni tampoco te has comprometido con nada. Vas tanteando lo que la vida te presenta.
"Todavía tengo tiempo para decidir así que no me preocupa no saber lo que quiero. Muchos de mis amigos tienen claro lo que van a estudiar y dónde, yo sin embargo ni siquiera he empezado a mirar universidades. Me gusta mucho la asignatura de matemáticas y también la física y la química, pero prefiero esperar para tomar una decisión." - Alejandra
2. Moratoria: en esta fase sí hay una crisis, pero no te terminas de comprometer con nada. Vas probando varias identidades hasta averiguar con cuál te sientes cómodo.
"En el instituto pasé por todas las fases posibles. Primero fui emo, vestía de negro, escuchaba My Chemical Romance y me pintaba la raya del ojo como un mapache. Luego pasé por la fase moderna. Empecé a escuchar grupos de música y cantautores poco conocidos y me creía la última Coca Cola del desierto. Leía libros de culto para dármelas de guay, y también iba diciendo que estudiaría filología clásica. Después adoptamos un perro en casa y empecé a colaborar con la protectora de animales, así que me obsesioné con estudiar veterinaria. Total, que ahora estoy estudiando Ingeniería Informática y los únicos libros que tengo tiempo de leer son los de la carrera." - Patri
3. Identidad hipotecada: esta fase es típica de aquellas personas que se dejan influenciar por las decisiones de otros. No tienen crisis porque nunca se han parado a pensar en lo que quieren, pero se comprometen con las ideas que los demás les imponen.
"El peor momento para mí fue estudiar primero de Medicina sin tener vocación, sólo porque mis padres lo querían. Ir a clase era una tortura y me esforzaba día tras día para que me gustase un poquito, pero en el fondo sabía que no era lo mío y que estaba perdiendo el tiempo. Decir la verdad me liberó." - Gustavo
4. Logro de identidad: es el estado ideal. Has sufrido una crisis pero te has comprometido con lo que de verdad te gusta.
"Si me hubieses preguntado hace un año me habría quedado en blanco, pero ahora tengo claro lo que quiero hacer con mi vida. Quiero estudiar Enfermería. Me parece una carrera preciosa, he hablado con gente que la está cursando, me han enseñado libros y todo, y no puedo estar más emocionado. Lo pienso y me muero de ganas, así que me parece imposible que cambie de opinión." - Mario, 17 años.
El instituto es una etapa un poco dura, sobre todo cuando tus padres y profesores no te entienden del todo (es como si se olvidasen de que ellos también fueron adolescentes indecisos una vez), pero aunque ahora todo parezca negro, pronto verás las cosas con claridad. Además, el bachillerato no es un campeonato; no hay ganadores ni le dan una medalla al que acaba antes. Tómate tu tiempo, estudia y disfruta.
Te interesa: