La pandemia de coronavirus ha servido a muchos para reflexionar, conocerse en profundidad, recapacitar y tomar decisiones que bajo otras circunstancias no se habrían atrevido. E independizarse, para dejar atrás el hogar familiar, es una de ellas.
Ya sea por la saturación que te ha provocado la convivencia con tus padres, o porque era una idea que llevabas tiempo gestando y por fin te has aventurado a hacerlo. No olvides que, llegados a este punto, la comunicación, la empatía y la sinceridad son esenciales para explicar a los padres que el nido se queda vacío.
Aunque puedes alquilar un apartamento para ti solo, la alternativa más económica y habitual es compartir piso. Además, la compañía que te ofrecen unos compañeros no tiene ni punto de comparación con la soledad de llegar a un hogar solitario.
Pero, como todo en la vida, vivir con compañeros de también tiene sus contras… ¡Se tenía que decir y se dijo! En Yasss te ofrecemos una serie de pautas a seguir para que la armonía reine en tu futuro piso compartido y no surjan los dramas.
El reparto de las tareas domésticas es el primer paso que se debe seguir, a la hora de compartir piso.
Definir una tabla para organizar y repartir las labores del hogar es un must para que la convivencia no se vea alterada y la suciedad no os invada. Y es que la elaboración de este cuadrante es más sencilla de lo que piensas, existen hasta aplicaciones que lo organiza por vosotros.
Eso sí, tenéis que: concretar muy bien cuales son las tareas que hay que desempeñar -limpieza de las zonas comunes, encargarse del lavavajillas, deshacerse de la costra del horno, sacar la basura…-; ser equitativos y hacer turnos que vayan rotando semanalmente. También es muy importante que seáis empáticos y dejéis el egoísmo a un lado -cada uno debe limpiar o recoger su propio desorden y nunca evadir responsabilidades-.
Otra opción es despreocuparos por completo de la limpieza de la casa y contratar a un profesional que lo haga por vosotros. Influirá la cantidad de 'billetes' de la que dispongáis y lo acomodados que seáis.
Otro paso fundamental en la convivencia es acordar una serie de normas y, por supuesto, cumplirlas por el bien de todos.
Respecto a esto no hay nada escrito y vosotros sois los únicos que debéis definirlas en función de vuestras particularidades: hacer fiestas con vuestros respectivos amigos, subir a las citas de Tinder a casa, fumar en las zonas comunes, adoptar un perrete, acoger temporalmente a un BFF que se ha quedado sin trabajo, o que una de vuestras parejas esté en el piso 24/7.
Detalles que se van acumulando hasta el punto de explotar en vuestras caras y provocar que la convivencia implosione por completo. Si lo consideráis necesario, podéis redactar un decálogo en el que se reflejen todas estas estas normas y firmarlo para dejar constancia de que estáis totalmente de acuerdo.
Lo habitual es que una persona responsable no incumpla lo pactado y en caso de duda, lo consulte en todo momento con el resto de los compañeros, para llegar a un punto intermedio. Pero en ocasiones, el egoísmo pesa más que la responsabilidad y la empatía.
Quizá no lo hayas asumido, pero acabas de dar el salto a la vida adulta y a todas las responsabilidades que conlleva.
No hay duda de que la independencia es un epic win: eres dueño de tu vida, tienes tus propios horarios, no tienes que dar explicaciones de lo que haces, tu habitación es tu templo y puedes tenerla como quieras -no te pases y no la conviertas en una leonera-. No obstante, acarrea una serie de responsabilidades que debes afrontar con gran madurez y solvencia económica, como lo es la gestión de los gastos comunes -alquiler agua, luz, gas, internet-, junto a los demás habitantes del piso. Por ello, debéis abrir una cuenta corriente conjunta para gestionar los pagos.
Ahora sois un pack indivisible y es deber de todos cumplir con los gastos de mantenimiento. Esta cuenta también os servirá como fondo común para comprar productos de limpieza o hacer frente a cualquier otro desembolso comunitario que consideréis.
Una comunicación fluida entre todos los habitantes de la casa es clave para que la convivencia fluya y se vea fortalecida.
Si hay algo que te ha molestado dilo y si te comentan algo que has hecho y ha provocado el malestar general, escucha -no te pongas a la defensiva-, acepta la crítica y evita que vuelva a ocurrir. Es cierto que la teoría es muy fácil, pero la práctica puede llegar a ser complicada de gestionar, dependiendo de la situación.
Y es que hay determinados perfiles de personas con los que no vas a lograr conectar en la vida, por mucho que lo intentes. Por esta razón, existen apps para encontrar compañeros compatibles contigo: Badi, Roomster o Habitoom. Se tratan de aplicaciones que te muestran multitud de perfiles en los que los candidatos se muestran en fotografías, se describen y explican sus hobbies, es decir, una especie de Tinder para hacer match con tu match roommate