Cáncer testicular: guía para aprender a explorar los testículos y detectarlo a tiempo
¿Cuál es la causa del cáncer testicular? ¿Se puede prevenir? ¿Cómo puedo explorar mis testículos? ¿Cuándo debo preocuparme? ¿Qué hago si noto algo raro?
Respondemos a todas estas preguntas en una guía basada en los datos de la Sociedad Española de Oncología Médica
La detección precoz es fundamental para que un tumor de testículos no derive en algo más grave, por eso recopilamos todas las señales de alarma
Aunque el cáncer de testículos es el proceso tumoral más frecuente en hombres de entre 15 y 35 años según la Sociedad Española de Oncología Médica, para muchas personas es un misterio absoluto. Desde el pronóstico hasta la forma de explorar la zona testicular en busca de alguna irregularidad, desconocemos absolutamente todo lo que tiene que ver con este proceso oncológico.
Al año se diagnostican entre 1000 y 1500 casos nuevos en España, y pese a que la incidencia del cáncer de testículos ha aumentado con los años, su mortalidad ha descendido. Esto se debe en parte a una mejora en las técnicas de detección, logrando que quienes padecen este tipo de tumores los identifiquen cuanto antes y pidan ayuda, y también a los avances quirúrgicos y a los diferentes tratamientos oncológicos.
MÁS
Como vemos, prevenir es salvar vidas, por eso es fundamental conocer a fondo el cáncer testicular.
¿Cuál es la causa del cáncer de testículos?
Lo primero que debemos saber es que los testículos están formados por diferentes células, y cada una tiene una función.
Las células de Leydig tienen como objetivo la producción de andrógenos, que son las hormonas que provocan el crecimiento de vello en el cuerpo, la voz grave o el aumento de masa muscular que se produce en la adolescencia. Por otro lado, las células de Sertoli son las responsables de nutrir y desarrollar los espermatozoides.
Los testículos también albergan las células germinales, que gracias a los andrógenos producidos por las células de Leydig y a la nutrición de las células de Sertoli, se convertirán en espermatozoides.
El 90% de los tumores malignos en los testículos surgen a raíz de las células germinales, pero, ¿por qué ocurre esto?
Aunque la causa del cáncer testicular es una incógnita, sí que hay varios factores de riesgo:
- El principal factor de riesgo es la criptorquidia, que es la condición médica por la cual no se produce el descenso del testículo hacia el escroto en los primeros años de vida.
- En segundo lugar, los factores genéticos juegan un papel muy importante. Entre 1 y 3% de las personas con tumores testiculares, tienen familiares que también han sufrido cáncer de testículo. Este porcentaje es 10 veces mayor cuando es un hermano, hijo o padre quién tiene el tumor.
- Según recientes estudios el VIH parece aumentar el riesgo de cáncer testicular, sobre todo si ha derivado en el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
- La edad. Como decíamos al comienzo de este artículo, la población de entre 15 y 35 años es más susceptible, posiblemente debido a los altos niveles hormonales durante esa etapa vital.
¿Cómo prevenir precozmente un tumor testicular?
La única forma de prevenir el cáncer testicular es actuar sobre los factores de riesgo que son evitables.
Si padeces criptorquidia los urólogos recomiendan someterse a una orquidopexia, que es la intervención mediante la cual se provoca el descenso del testículo y se fija al escroto. Si esa es tu situación, lo ideal es que hables con tu médico para obtener una opinión experta.
Por otro lado, es fundamental el uso de preservativo no sólo para evitar la transmisión del VIH y las posibles secuelas médicas asociadas, sino para prevenir otras ETS con sus respectivas complicaciones.
En caso de mantener relaciones sexuales de riesgo, pide a tu médico de cabecera una analítica de ETS o bien contacta con un urólogo.
La importancia de la detección precoz: señales de alarma
La detección precoz del cáncer testicular es fundamental en el caso de los factores de riesgo que son inevitables. Es decir, la edad y la genética.
Si tienes entre 15 y 35 años o algún familiar ha padecido cáncer de testículos, es importante conocer las señales de alarma más frecuentes del cáncer de testículos:
- Uno o varios bultos en el testículo que pueden ser indoloros.
- Rugosidades o cambios en la textura normal de la piel escrotal.
- Dolor o aumento de la sensibilidad al palpar la zona.
- Cambios en el tamaño del testículo o sensación de que pesa más.
Otros síntomas no tan frecuentes pero que también debes conocer son la ginecomastia (crecimiento de los pechos) e inflamación de los ganglios linfáticos retroperitoneales (en la zona de los riñones) o inguinales (en la zona de la ingle).
En casos más graves en los que se ha producido metástasis, los síntomas pueden ser más diversos, destacando el cansancio, los dolores difusos, la falta de aliento, mareos, etc.
Antes de alarmarte recuerda que los casos con metástasis son los menos frecuentes. Este tipo de tumores suelen diagnosticarse en estadios iniciales, por eso tienen tan buen pronóstico, así que si notas algo extraño en tus testículos pide cita con tu médico y no lo dejes pasar.
¿Cómo realizar una autoexploración testicular?
La autoexploración testicular es una forma muy sencilla de detectar bultos o masas extrañas en la zona del escroto. No lleva más de dos minutos y se recomienda realizarla una vez al mes. Esto último es muy importante, ya que una revisión constante puede provocar ansiedad e hipocondría, sometiéndote a pruebas invasivas en situaciones en las que o bien no hay ningún indicio de cáncer de testículos, o bien se trata de un síntoma benigno.
Dicho esto, la autoexploración testicular consta de los siguientes pasos:
- Colócate de pie. Un buen momento es después de ducharte, ya que la zona escrotal está relajada y el agua y el jabón aumentan la sensibilidad táctil.
- Aparta tu pene.
- Palpa la zona del escroto suavemente centrándote en un testículo.
- Mantén agarrado suavemente el testículo entre tus pulgares, rodeándolo poco a poco con tus dedos en busca de cualquier señal de alarma.
- Repite el procedimiento con el otro testículo.
Si notas algo raro, es normal que te entre el pánico, pero las señales de alarma que hemos descrito no sólo se relacionan con el cáncer de testículos. Hay otras condiciones médicas no graves que pueden provocarlas.
Por otro lado, la ansiedad puede jugarte una mala pasada haciendo que aumente tu sensibilidad al dolor o incluso provocando mareo de los propios nervios. Si eso te sucede, puedes pedir ayuda a tu pareja o acudir a una revisión urológica de vez en cuando.
He notado algo, ¿y ahora qué?
El primer paso es llamar a tu médico de cabecera para que te derive a un urólogo o pedir una cita en un urólogo privado.
Si tu médico sospecha de un posible cáncer de testículo, las pruebas más habituales para confirmar el diagnóstico serán:
- Una analítica de sangre. En ella se buscarán marcadores tumorales, que son proteínas producidas por las células cancerígenas. Los diferentes tipos de tumores liberan diferentes tipos de proteínas, y en el caso del cáncer testicular las más importantes son la LDH (lactatodeshidrogenasa), la alfa-fetoproteína y la beta HCG.
- Una ecografía de los testículos. Esta técnica ni duele ni es invasiva, y permite hallar el tamaño y localización de cualquier bulto.
- Una biopsia, que consiste en la extracción de una pequeña porción del tumor para analizarlo y saber si es maligno o benigno. Aunque asusta mucho, la biopsia testicular se realiza con anestesia local para evitar cualquier molestia durante la intervención.
- Un TAC de la zona pélvica, abdominal y torácica para ver el estado de los órganos cercanos a los testículos.
Una vez se realicen estas pruebas, te darán un diagnóstico que en la mayoría de los casos será distinto al cáncer de testículos. Lo más habitual es que se trate de quistes o fibromas que a menudo no requieren tratamiento ni intervención, solo un seguimiento. Pero para llegar a esta conclusión y quitarte ese peso de encima, es importante acudir al médico en cuanto algo se sale de la normalidad. No esperes a que desaparezca solo, pide cita ante la menor señal de alarma.